martes, 29 de diciembre de 2020

El individuo es emperador de su vida y las sociedades son los imperios espejos de sus gobiernos personales [de los individuos que la componen]. De ahí que el mal gobierno—cuidado y conocimiento de sí—traiga una sociedad manirrota—derrochadora, al no saber manejar la gestión y energías de su propia existencia— e involucionada. Hemos de ser valerosos Alejandros conquistadores de la virtud, la potencia para curtirse-perfeccionarse, y fundadores de las fraternales alejandrías en sintonía cosmopolita—conciencia planetaria—. 

Este es el auténtico superhombre, animal social sabio legislador de sí y la sociedad espejo de su política, que se le escapó a Nietzsche, el eterno adolescente y por tanto inmaduro como para conectar el yo con el otro que es él mismo como diría Hegel [el espejarse o reconocerse empático], la comunión con el mundo social y cívico, la res pública o pertenencia a un Estado-nación y con más alcance geopolítico y psicopolítico, el propio globo sobre el que estamos  grávidamente—"los jóvenes no son aptos para la política por su ausencia de prudencia"—Aristóteles. 

El aislamiento del sujeto supranatural de Nietzsche y los posteriores existencialistas deja la reglamentación de la existencia en una totalizadora esfera privada del yo—res privata— e incompatible-incomunicable, como una hermética mónada, con las ajenas, obras creadoras, pero divorciadas del sentir mutuo. 

En consecuencia, el superhombre nietzscheano se ve abocado a una condición de solipsismo interruptora del progreso real de la civilización, dado que la idea de civilización ha quedado aniquilada y su creación de nuevos valores se materializa en un un campo de exterminio, sede de la barbarie fascista y comunista del autodeclarado individuo superior—Führer o Líder Único, Mesías, el Nuevo Hombre y la estructura ideológica de El Partido y sus integrantes, la élite—peleados también entre sí en cuanto alguno disiente de los fanáticos ideales, tomados como traidores y perseguidos—portavoz a la vez que apropiado de su majestuosa e irrefutable palabra: los renacidos valores superiores y nuevos— respecto de la masa inferior, quienes aún no han dado ese paso. Sale inevitablemente a flote la jerarquía de los biológicamente mejores y más desarrollados. La sociedad distópica de la cinta Gathaca; eugenesia, limpieza de sangre, purga de los elementos débiles—los humanos, diferentes, excluidos, marcados. A tal pesadilla conduce el sueño individualista nietzscheano con sus espejos rotos. 


"A la inversa de Nietzsche y su individualismo hedonista desde el gobierno de sí y su reflejo en los demás individuos". 


J.B.B

domingo, 27 de diciembre de 2020

Del sentido de la vida

El sentido de la vida lo descubres viviendo tu vida, adentrándote en ti—gnosis y sofía—[conocimiento y sabiduría] y advirtiendo lo que te llena y aquello que no y siempre cambia la sensación a tenor de los estímulos de plenitud y la vacuidad, como maduran los paladares y las cosechas del vino, más robustos y con mayores y delicadas notas al catarlo. Simple pero tan complicado al tiempo.


J.B.B

miércoles, 23 de diciembre de 2020

 Que todo el mundo sepa y si no quiere darse por enterado también, que el único objetivo de mis divulgaciones y meditaciones es hacer del mundo un sitio más dialogante, crítico, amistoso y concienciado con uno mismo y los demás, en armonía con la vida que nos rodea para crear pacíficamente y no guerrear ni destruir. 

Mirar a las estrellas y asombrarnos de lo diminutos que somos y apercibir que no por ello hay motivos para desalentarse ni concebirse como algo insignificante en tonalidad debilitante. Todo lo contrario, los humanos somos una especie con muchas potencias todavía por hallar, y si trabajamos unidos, podemos despegar hacia lejanas galaxias y sin que nuestro planeta, nuestra patria y hogar, al mismo tiempo se deteriore y peligre. 

El conocimiento es nuestro bien más preciado en la meta de la supervivencia colectiva. Redactar páginas en la historia como fértiles y bellas madreselvas bañadas por los cálidos rojos de la aurora, amaneceres más esperanzadores y vigorosos, en lugar de asistir tempranamente a la noche de todos los tiempos.


J.B.B 

De las virtudes que contiene el verdadero conocimiento.

El que conoce tiene la responsabilidad de ser buena persona, del mismo modo que ve despertada su curiosidad por cultivarse intelectualmente, pues pobres de alcance resultarán los saberes de aquellos que solamente persiguen sus intereses lucrativamente—ganar fama y amasar dinero— y en perjuicio de otros, y no caudalosos y frescos ríos que calmen la sed de la humanidad entera. 

Cualquier conocimiento que no reporte bienes colectivos es estéril y su provechosa condición depende de que se desarrolle la moral en justa dirección a lograr transmitir, cual cadena de radio, ondas que lleguen a todos los tímpanos. Es decir, obrando quien conoce en el terreno de la praxis con la misma dedicación, generosidad, sinceridad, integridad y humildad con que se entrega a los descubrimientos, exploraciones, análisis, meditaciones y teorizaciones varias. 

Lo precedente equivale a expresar que un conocimiento falto de actidudes y valores virtuosos—del progreso moral de la especie humana e incremento de la conciencia— está traicionando a priori a la propia noción de conocimiento, incurriendo en la fatal ignorancia.


"De las virtudes que contiene el verdadero conocimiento". 


J.B.B

martes, 22 de diciembre de 2020

La razón alberga siempre un papel de médico si cuenta con buenos instrumentos [hábitos], empero, hay que fomentar el carácter sanador de la razón en dichos parámetros de amor, diálogo y concordia-encuentros—ejercitarse en las virtudes [aretés] y perfeccionamiento del ser—. 

Ella es la cura contra el odio y la perversidad de los hombres. La perversidad puede ser causada por la razón, por supuesto, pero por su incorrecto uso, aunque sin ella [la razón-entendimiento y conciencia] con elevada certeza queda la barbarie absoluta—imposibilidad de introspección, conexión emocional consciente ni distinguir lo adecuado de lo inadecuado. 

Empleada adecuadamente, la razón comprende la escayola, granito, mármol; el material y la forma en que se reconocen los seres humanos como obra mutua para caminar, críticamente, juntos hacia nuevos horizontes.

J.B.B

jueves, 17 de diciembre de 2020

Los escurridizos y hábiles sofistas se cuelan entre los textos de muchos nihilistas [no la totalidad y por ello no deseo incurrir en una generalización apresurada], y nada más que narran lo que los oídos quieren escuchar—sus verdades del sin sentido y la ponzoña que es cualquier forma de moral—.

No causa asombro que en vez de acudir a la acción, a la potencia, véase cumplido el aserto de Dostoievsky "Si Dios no existe todo está permitido" [un Dios no como figura religiosa, sino referente mínimo] y fruto del sediento libertinaje—sin saber bien a donde acudir, seducidos por la llamada de lo prohibitivo en su majestad, al igual que los piratas Barbosa y su tripulación en la primera entrega de "Piratas del Caribe" entregados a los vicios, mas finalmente indiferentes a las comidas y placeres carnales—se decanten por el desmoronamiento y el lamento, sede del padecimiento en vida, y con más estruendo su agonía que el peor de los silencios transmundanos. 

Varios séquitos del nihilismo de la nombrada naturaleza sofista, liosa y nota la última de algunos letrados, ocupados en las leyes—los abogados—, adoptan la forma de fantasmas y seres esqueléticos [negadores de vida, del intelecto, pues a la contra de Nietzsche, la vida es conciencia y aquella es pensamiento—"pienso luego existo" y no al revés como nos quiso convencer Sartre. Un número considerable de nihilistas existe como los espectros del anillo de Tolkien. Antaño fueron hombres, pero sucumbieron a los excesos y su consumición en las sombras. Actualmente deambulan malditos entre dos mundos como siervos, privados del contento de la vida y la calma de la expiración] portadores de pesadas cadenas con la siguiente inscripción en estas—"existencia"—. 

Los sofistas con sus herramientas ardides de la confusión y exposición de tentadora manzana, cuyo mordisco trae consigo la mutilación del entendimiento; Frente a la firmeza y fortaleza sucumben al constante ahogo en el llanto, como la joven Alicia en el cuento, cuando derramaba inconsolables lágrimas que inundaban la pequeña estancia y amenazaban con anegarla. 

Estos falsos poetas son los padres de corrientes como el nihilismo—"un fantasma recorre el mundo, es el fantasma del nihilismo"— y representan aquellas víboras de las que nos prevenía Julio César en sus memorias. Rol de filtradores en sus narrativas y retórica de las peores pasiones anidantes en las entrañas, las enfermantes y rehacias—en su perversidad de querer que las personas sean ignorantes—a lavarse en los manantiales del conocimiento y la sana duda. 

Las secuelas de la sofística y las estirpes nihilistas infectadas, entre otras, de su enamoradiza oratoria, cual temible pandemia contemporánea del Co-Vid, dejan una marabunta de zombies danzantes, y que nos confirman que desafortunadamente se producen en la sociedad autómatas, quienes cuentan con el cerebro en calidad exclusiva de ornamento. 


"De los sofistas y su veneno acrítico en la filosofía". 


J.B.B


En relación con la fotografía: Los sofistas vienen a ser con sus mentiras los forjadores de nuestras anti-intelectuales cadenas. Acabamos, como pasa con el nihilismo, como el personaje de Marley en el cuento de Charles Dickens: "Un cuento de Navidad".

miércoles, 16 de diciembre de 2020

Si las personas atendiesen más a la parte intelectual que a la física, la convergencia de la razón, con mayor probabilidad se captarían esos principios matemáticos de Euclides: "Si dos cosas son iguales a una tercera, entonces son todas iguales entre sí". Ahí, en la abstracción, los vuelos de las lechuzas, subyace el reconocimiento del rostro humano como humano con independencia de sus particularidades, y que al final terminan por dividir y enfrentar. En su lugar, en el ámbito del logos atemporal, hogar del intelecto, resuena el "empathos"—sentir con/a los demás mediante el pensamiento"—. 

domingo, 13 de diciembre de 2020

La naturaleza humana es débil. El conocimiento la vuelve consciente de sí y la fortalece. De ahí que todos los seres humanos comiencen desde la ignorancia y con base en ella yerren y hagan el mal. El entendimiento es la piedra de toque del conocimiento y el juicio, la responsabilidad,  y supone el esfuerzo por ser causa de orgullo en honradez y no de vergüenza a consecuencia de aquellos actos que repugnan a nuestra mejora-perfeccionamiento, en consonancia con la potencia-virtud de ser una obra humana digna de admirarse, mas ajena a la soberbia de percibirse ulterior y mirar con desprecio a las demás.

J.B.B 

lunes, 7 de diciembre de 2020

Mientras el nihilismo existencial sea elogiado, la humanidad yacerá estancada en la ignorancia de tomar por verdad eterna el absurdo. Por tanto, el mal nutrido de ignorancia, irá in crescendo hasta la temible perdición universal del género humano ¿cómo valorar el saber en el nombrado marco de negación perpetua y tristeza de ánimo mayúsculo, engendradora de incontables enfermedades? Contéstenme los abogados del nihilismo ¿en qué universo es viable la vida sin soles, energía y calor? Pues esto anterior comprende la esencia del conocimiento y el optimismo en aquel, ese tan denostado, la única llave para abrir mañanas y no cerrar las puertas de nuestra memoria mediante el irremediable y cavernoso silencio.

domingo, 6 de diciembre de 2020

 Los antiguos filósofos estoicos o próximos a esta corriente, y más aún, una forma de vida, estaban en lo cierto. Si no se educan las pasiones al intentar utilizar la razón esta es pathológica y confunde las virtudes por vicios y aquellos por estas. Es similar a contemplar una puesta de sol y después de verlo ocultarse en el mar concluir que el sol se ha introducido en el medio acuático, además de ignorar que el crepúsculo—el ocultamiento del sol—aconteció hace minutos y llega  más tarde. Este es el principio del mal humano [no sobrenatural o divino-demoníaco] en la tierra, cuando el pathos [las mutiladas ideas en las pasiones] se apodera de lo útil y conveniente en firmeza y seriedad [el caso de bromas pesadas y burlas con propósitos de crueldad, que no el humor que pretende ejercer crítica con ingenio y respeto, sin atacar la dignidad de nadie], justo y bueno para los individuos en su equilibrio o templanza.  


J.B.B

jueves, 3 de diciembre de 2020

 He aquí una verdad. La felicidad está en la sabiduría y aquella en el conocimiento de uno mismo y el amor intelectual a la Naturaleza. Spinoza llevaba muchísima razón. Demasiado odio por ignorancia y temor en la mayoría de seres humanos y no se entiende que se padece de este modo y no se actúa, se alcanza una perfección mayor con el amor y amistad que el odio donde se es esclavo entero de las causas externas cual niño pequeño, y se idolatra al último como un superhombre por su capacidad de creación, mas preso por entero de sus apetitos y apartado por entero del recto camino de la virtud, al conducir lo que apetece con afectos contrarios a su naturaleza y se contradice a conciencia [el superhombre sabe que se contradice y hiere a sí, mas lo toma equivocadamente como fortaleza, no el niño, que no sabe lo que es adecuado y lo que no para sí] , en vez de tratar de armonizar y concatenar todas sus partes como una figura geométrica, que aunque irregular están bien alineados sus lados, y reposar en la virtud—lo que es mejor para sí—que es la felicidad en sí misma. 

Y debido a lo anterior, cegados por el prototipo de superhombre, se quiere ir más allá de la potencia humana y por ello se sufre, porque se desconocen los límites y se enfadan-irritan cuando pierden aquello que quieren y no aceptan e integran que al desprenderse de sus inclinaciones conducentes a las pasiones nefastas son libres. Y al no ser libres siendo dueños de sí jamás visualizarán la felicidad, puesto que entienden por virtud lo opuesto a la firmeza, al contento de su ánimo, alegría y la resistencia ante lo que produce dolor, actitud de arrancarlo de su mente, lo que reprime la capacidad de obrar y perjudica cuales malas hierbas. Y así se desprecia la vida y se añora la muerte. 


J.B.B

martes, 1 de diciembre de 2020

"De los sabios universales y las virtudes del conocimiento".

Los hombres [nótese que uso el genérico masculino, lo lamento por los amantes de los neologismos del lenguaje y sus guerras de género, yo no libro sino relaciones de paz entre los seres humanos y por eso no entro en polémicas ni discordancias] sabios tienen mil ojos y oídos, pero a su vez, tienen el imperio de su lengua y boca al dominar su mente, pues ¿qué es el lenguaje sino el vehículo y voz de la mente? ¿Son los límites de nuestro mundo los del lenguaje", tal como lo expresaba Wittgenstein en su Tractatus. 

Habría que corregir algo la sentencia del filósofo austriaco de inconmensurabilidad y la confusión de algunos historiadores de la ciencia al respecto, puesto que el lenguaje, si bien requiere de la traducción en su enunciado, tiene una conexión con el resto de lenguajes. Y si por citar un ejemplo nadie hubiese recogido las palabras de Ibn Sina, Hipócrates, Galeno y Paracelso ¿cómo se habría avanzado en la ciencia de la medicina? ¿Y acaso los idiomas comprenden una infranqueable barrera para comunicarnos cuando se descifran los signos y símbolos? Es cierto, en efecto, que la emotividad y los "juegos del lenguaje" proveen al idioma de un mundo particular/propio, pero por lógica la emotividad no puede encerrar al lenguaje, debido a que entonces nadie ajeno al idioma entendería nada y las civilizaciones hace tiempo ya que habrían extraviado todos sus saberes. Y si no tuviesen aquellas a sus sabios, nada nos habría llegado de sus potables fuentes. 

Los sabios son sabios, porque conocen los límites, cómo sabemos que el infinito es inabarcable y la predisposición a alcanzarlo es un absurdo y despropósito por la propia forma finita humana superada por lo no revelado o hallado, y amparándose en su refugio [el de los bordes o topes] obran con cautela y amor. "Solo sé que nada se" aseveraba Sócrates, un sabio sin lugar a dudas. 

Pero que belleza saber que hay un extenso horizonte y que investigando se despejan parcelas, caminos escondidos de este. Caminante sí hay camino, pero se hace camino al conocer, porque es conociendo como se anda. Los bípedos tienen que conocer que pueden caminar y no comienzan su vida dando pasos. Y por eso al principio no se conoce y no es posible sostenerse sobre los pies. Colocad a un bebé de un año o unos meses atrás en posición adulta encima de un sillón y experimentará incomodidad y dolor nada más tocar la superficie, le daña porque aún no conoce, no ha madurado, progresado, experimentado con su cuerpo, formando ideas claras de su cuerpo gateando y ganando vigor para lograr sostenerse erguido en la etapa adecuada o correspondiente. Tal fenómeno acontece con la sabiduría. 

Los sabios, como enuncié al inicio, tienen la noción de que si se acercan demasiado al sol con alas de cera, caerán y fruto de ello no arriesgan más de lo aconsejable y callan cuando deben hacerlo y hablan lo convenido, han advertido la balanza racional, esa que tan pocos consiguen poner en correcto peso. Solamente unos pocos aperciben este diálogo entre los conceptos templanza-lenguaje-realidad-conocimiento. 

Demasiado embaucados con tocar el firmamento y poco atentos a conocerse a sí mismos, tarea esta última que sí permite el equilibrio de la sabiduría, en tanto que el que se conoce sabe lo que le perjudica y lo que le sana o hace bien y por ello se esforzará por obrar con tales preceptos, y serán consecuentes con sus acciones. De lo contrario, de sabio tendría bien poco y los consejos que diese a otros para fortalecerlos y ayudarles a conocer más transparente-lúcidamente no podría aplicárselos a sí y su sabiduría sería en balde, dado que lo que a una cosa se atribuye en singularidad y no es viable conectarla con una ajena no hay potencia útil, en tanto que la cosa depende de sí misma y es una parte o trozo inservible, cual manuscrito que se ha rasgado y se conserva una fracción que impide la legibilidad del texto. Es vital que las orientaciones del sabio recompongan el escrito o preguntas que se le formulan, aunque se trate de indicaciones u orientaciones.

Y así, en última instancia, obtenemos que, en efecto, esos sabios de las diferentes épocas sabían cuándo hablar y cuando callar, mas albergaban observaciones de cientos de ángulos, inversiones, y se prestaban a escuchar dejando fuera sus prejuicios, y no rechazaban nada de antemano ni afirmaban rotundamente, sino que observaban, profundizaban con múltiples instrumentos-herramientas [tekné]—estaban abiertos a estudiar y explorar, también dentro de sí mismos y el funcionamiento de la naturaleza—y por ello obtuvieron y nos legaron la sabiduría. Y la sabiduría sería nula sin la templanza descrita precedentemente, que les hizo ganar la conquista de su lengua y su mente, los panales de miel legaros a la posteridad. Todo este compendio ayuda a entender porque es vía de los sabios la sencillez, dado que esta está anclada en la templanza de los apetitos y la entrega a la reflexión, a las virtudes dianoéticas o intelectuales. El sabio ha llegado a la eudaimonia-felicidad auténtica, la beatitud y serenidad del ánimo justamente por eso. 


J.B.B 


"De los sabios universales y las virtudes del conocimiento".

lunes, 30 de noviembre de 2020

La unidad de la razón y la adecuación de todas las cosas.

Si bien la razón es natural en su causa de ser, representa el estado civil, de las leyes y el orden mediante el cual los hombres concuerdan en todas las cosas y permite que se conserven mutuamente en la recta virtud. Luego la razón libera al ser humano del estado de naturaleza de pasiones fluctuantes y allí donde no se diferencia lo alegre, lo que apetece por necesidad de lo que entristece o aborrece. La razón, el raciocinio es la conciencia de concatenación de las partes o cosas singulares y el reconocimiento de lo mismo en aquellas—"Si dos cosas son igual a una tercera, todas son iguales entre sí"—Euclídes. 

Es este logos el certificante de nuestros derechos a la vida y demás. Sin él estaríamos ciegos y nos devoraríamos al no advertir que lo contrario, por mucho que congenie en su negatividad, como acontece con el odio, no puede conducir a nada semejante en su naturaleza y es contrario a la razón. Únicamente mediante el conocimiento a través del logos [lenguaje, diálogo, razonamiento-argumentación] unidos al ethos—comunidad e identidad humana, esencia en las buenas costumbres que contribuyen a perseverar en el ser y no repugnan a su naturaleza— los hombres descubren sus afinidades y amistades y conforman un Estado donde reinen la justicia, igualdad y demás derechos civiles de la mano del entendimiento conforme a la perfección del intelecto, luego en la línea de una mayor realidad—al incrementar e indagar en el conocimiento y las causas por las que somos movidos a la acción— como pensaba Baruch Spinoza, empero, la razón se distingue de las pasiones en que se ve habilitada para no ceñirse a lo engañosamente fortuito del momento, sino que se eleva y sobrevuela cual halcón de Zeus los cielos y vislumbra la virtud del Sol, se ilumina y por tal motivo conoce—ideas claras y distintas—, entiende que hay necesidad en las acciones de los hombres que viven bajo la guía de la razón con la moderación de sus afectos por ejemplo, con ánimo de salvaguardar sus derechos civiles y progresar hacia metas y alianzas comunes. 

De lo precedente se demuestra la universalidad de la razón y no hay fe o creencias que la inhabiliten o resten acción en lo alusivo a su esencia, puesto que se puede creer en ella o no, mas la razón no deja de ser ni existir como propiedad o atributo del pensamiento humano.

viernes, 27 de noviembre de 2020

Los bulos de la crítica a la mitificación de la razón. La irracionalidad del mal banal.

El presente escrito comprende una crítica pertinente al irracionalismo anti-ilustrado que salpica esta era. Nombro las aportaciones de Spinoza y Leibniz al concepto de nociones comunes matemáticas y razón como sinónimo de alegría no falsa sino amistosa y sumadora de fuerzas, compositivas y que anuncian que los hombres actúan mal por ignorancia. De ahí que cualquiera que esté en el primer género de conocimiento-potencia pasional está en riesgo de cometer. La síntesis del texto asiste al reclamo de un intelectualismo moral como manera de conservarnos colectivamente, al modo de Spinoza, alcanzando un tercer género de conocimiento: la ciencia intuitiva. Todos parte de lo mismo, advirtiendo las partes del todo, término radicalmente opuesto al mal banal y equiparable a obrar mediante la ignorancia de las apariencias, las pasivas pasiones tal que si se piensa que el Sol está en el cielo, cuando en realidad se halla a miles de kilómetros de la tierra. 

En primer término, a los teóricos de la Teoría Crítica o Escuela de Frankfurt le respondo que sus tesis acerca de la razón instrumental son erróneas, puesto que el germen de dicha instrumentalización está en el pathos pasional del egoísmo o inclinación subjetivista y no en el logos racional, del diálogo y comunicación con el otro; la autor representación en el lenguaje y la metarreflexión. Esto se traduce en que no observo judíos, homosexuales, lisiados y otros descalificativos empleados por los nazis, sino la categoría universal de persona in abstracto, luego despojado de prejuicios e ideologías contextuales, ladronas del discurso y el pensamiento, en igual medida que llevo a cabo conmigo y mis procesos reflexivos-morales. 

Por tanto, aún siendo un poco espuria esta disertación atendiendo a su brevedad y quizá falta de necesitar un mayor ahondamiento, no lo es en lo tocante a desmentir de una vez por todas el ataque gratuito a la razón por parte de quienes se arrogan el papel de críticos cuando están dejando fuera la fiebre irracional desde la que reclamar como instrumental a una propiedad humana opuesta a tal término por su propia naturaleza crítica. Desde el momento en que se agrede contra otra persona se está abandonando el logos y ya no es legítimo referirse a la razón, sino a un falso pathos impulsivo y resentido con el cual vituperar cualquier empresa auténtica de mejora del ser humano y sus condiciones apoyándose en la razón. 

A tenor del aturdimiento en el término logos—razón— y su antónimo pathos, las impresiones de la pensadora Hannah Arendt en lo tocante al mal banal eran equívocas desde el inicio, puesto que Eichmann jamás estuvo en el plano de la razón. Situ el instante en que renunció a su responsabilidad cayó en el pathos [imagen mítica], padecía y nada más que le quedaba restar potencias como señalaba el filósofo racionalista Spinoza, al confundir con imágenes confusas y distorsionadas el mentado dirigente nazi [Eichmann] la idea común de animal racional humano; las nociones comunes halladas en los principios matemáticos y renombradas por el camarada filosófico racionalista Leibniz en la obra "Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano" de principios del S. XVIII. 

El mal banal no sucede por causa de la razón calculadora, sino en tanto que por su ausencia de la misma, el actor es ignorante, preso del pathos cual espectador del público con una película embelesadora, enamoradiza—se alimenta de una fantasía, imagina y no sabe en qué punto finaliza el relato de aquel que está allende del espectáculo atestiguado, un asiduo al vino privado de saborear la pureza de los alimentos en estado sobrio ¿Existe algún vínculo con lo racional? Si se divisa, pido amablemente que me indiquen qué partes ven asociadas con la actitud racional en esta suerte de epojé—suspención del juicio. 

El sujeto entonces se desembaraza de su función de conocer e investigar, dudar, la fuente de la virtud de la razón, episteme y la phronesis-deliberar correctamente, pesando en la balanza las razones con los deseos y no permitiendo que los últimos se antepongan a los principios morales no sujetos al mandato de un líder o poder determinado de tipo coactivo—símil con el encantamiento del filme en el ejemplo anterior. Matar o albergar la intencionalidad de quitar de en medio a un ser humano viola apriorísticamente cualquier nexo con la civilizada y dialógica razón. La razón no obra de forma no meditativa ni incomunicativa. El pathos se coló, o mejor enunciado, se encubrió a propósito, con vistas a obtener un cabeza de turco—la razón— y cargar contra ella, debilitando sus ideales humanistas de concordia y comunión con aviesos fines, irónicamente aquellos que tanto se reprocha a la Ilustración y todo destello de intelectualidad y su nexo con la civilización y sus adjetivos civilizado y civilizatorio. Las secuelas de lo nombrado no son otra que la edificación de "un hombre de paja", falacia en rótulos mayúsculos de la referencia a la razón clásica [greco-romana] y moderna, sentenciada cual Giordano Bruno, a la hoguera. 

La razón no cabe que sea identificada como [mythos] mito, en tanto que la razón sabe cuales son sus límites respecto de la superstición y la idolatría cuando los medios para su ejercicio están en la moderación, la templanza, la generosidad, la amistad y demás areté—virtudes, la cual no traiciona ni aplasta a ningún ser. Harto lejano de la luz del entendimiento es el sendero de quien practica la violencia y se circunscribe al ángulo de sus percepciones más arraigadas , incapaz de discernir lo falso de aquello que está más aproximado a la realidad de los hechos. Cita apropiada insertar aquí la de Sócrates alusiva a "una vida examinada", y no entregada al absurdo—ex nihilo ad hoc [desde la nada y para la nada]—como causa primera y final. 

Esto anteriormente comentado en los párrafos ulteriores es la acometida de la denominada posmodernidad y sus derroteros pesimistas de claros tintes románticos, aquellos que encandilaban al propio Eichmann. El optimismo ilustrado calumniado al grado de engendrador de monstruos. Curioso, porque dichas abominaciones tienen su sede en el pathos irreflexivo, faz de legiones ebrias de poder, de aplastar a todo bicho viviente a manos de su voluntad verduga de cualquier atisbo de análisis crítico, de logos, la verdadera efigie de la razón. 

Eichmann y los sujetos similares a este actuaban desde el minuto 1 en un pathos—imagen mítica de Imperio alemán o Reich tirano, Gulag soviético y demás totalitarismos, desvarío de superioridad racial y hegemonía, nuevamente mutilación de la idea de humanidad situ sobre prejuicios y estereotipos, opinión, doxa platónica, y eje del destino de los demás países, sacrificándolos cruelmente—embebidos de odio, venganza y envidia—y al que someterse, sucumbir y negar de tal manera la entrada del juicio, la palabra y no los puños o armas, la argumentación, libertad de discernir y disentir, atisbar otra dirección, oponerse a. 

Tal cosa,  además del carácter de némesis respecto de las luces de la razón, es precisamente lo que "el mal banal"/la banalidad del mal de Arendt—obediencia ciega—nos confirma: la verdad y urgencia del intelectualismo/virtuosismo moral como garante de progreso epistemológico-moral: unidad, fuerza intelectual, amistad, moderación—firmeza y generosidad que decía el excomulgado Spinoza, enriquecimiento cultural, hermandad, libertad, igualdad y no encaminados a la mitología o barbarie, el espejo del pathos. La razón no ha cometido nunca tales atrocidades. Si está en vuestra imperiosa, divisoria e impetuosa necesidad localizar un culpable, ya os contestasteis a vosotros mismos. 


"Los bulos de la crítica a la mitificación de la razón": La irracionalidad del mal banal. 


J.B.B

jueves, 12 de noviembre de 2020

 Si ofendieran las palabras, a continuación por digital tinta diferidas, será señal de que alguna verdad contienen sus filas: 

Primero denigráis la razón y pedís su confinamiento, mas luego está en vuestro confuso actuar requerir de su salvamento. En debates y coloquios reclamáis su uso, si bien antes la denigráis y depositáis en el nivel de la maleducada y desencontrada opinión cual religioso sacramento. Falso espacio este, incapaz es de alzar vuelo el halcón, óculo de Zeus con rumbo al sol, luz del entendimiento. Habéis hecho de la contradicción vuestro mortífero juramento de restar validez a toda suerte de consistentes y examinados argumentos. 

Cercenado dialógicamente el edifico, quedan irremediablemente las ruinas del conocimiento. Llega la desvergonzada hora de sollozar a causa del anárquico, temerario atrevimiento. Inclusive  por boca de seres leídos, pensantes que perdieron de vista los antiguos fundamentos, sembrándose en las distintas capas de la existencia serios motivos para el remordimiento. 

Emprendida nihilista tarea: aniquilación, demolición, malentendedores de Nietzsche, homicidas de dioses, leyes y hombres; descendientes del error y el aislamiento. El nacer de la aurora mengua con cada gallo cantor. 

Y mientras tanto, las divididas y extraviadas gentes en esta humana nación agonizan en aciaga, muda y eterna noche, libres de redención, y por contra esclavos de la tentación de atentar tempranamente contra la razón. Paradoja esta similar a demandar la quema de iglesias y catedrales, y querer acogerse a sagrado en estado de persecución. En absoluto es mi intención comparar, equiparar la razón con la religión, pues es más propio del laicismo y sus libertinas cohortes cometer la mentada anti-ilustrada traición. 

Traédnos los cadáveres de los búhos y lechuzas por nuestra mano abatidos sin la menor vacilación, y someted a herético juicio, cuyos legisladores adquieren roles de imitadores de—presente— atea Inquisición, a aquellos que sinceramente profesan la virtud de la razón.  


J.B.B 

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Muy sabia y estudiosa será la mente de aquel que deja toda su moralidad en las pasiones o afectos ¿pero respóndanme los partidarios del emotivismo, si tomamos como referente a un sujeto dedicado al saber ¿cómo la deliberación y la ilustración, los razonamientos aprendidos y la planificación cohabitan con su antítesis, además visualizada cautelosa y preventivamente como perjuicio y perdición absolutos? ¿qué mente preclara lanzará por la borda sus lógicos principios con vistas a dinamitar con el dictamen de la pasión y afectos el inmenso esfuerzo de su formación y rigor en sus planteamientos? ¿y cómo, quisiera yo averiguar, respaldará el atropello de su amada disciplina y la certeza advertida en la práctica de ciertas costumbres y el transporte a la vida de la ilustración de Sodoma y Gomorra a cuenta de apostar por las opuestas? ¿dormiría tranquilo ese espíritu admitiendo que su saber nada aportará a los problemas de índole moral? Imaginemos a un matemático o biólogo que diese con una fórmula universal para dar respuesta a grandes misterios, e inclusive enfermedades temibles, y se le pidiese encarecidamente que las tirase a la basura, y viérase este confinado a visualizar con suma impotencia como el beneficio mutuo para sus semejantes es ejecutado por su silenciamiento. A este siniestro escenario conduce decantarse por el emotivismo en aquella conciencia que todavía no ha refutado nuestra humana capacidad de juicio y no sucumbe al contrasentido de sacrificar a la especie global por inefable y pendenciero goce de minutos mutilados, donde el asesinato se extraviará entre los gemidos de dolor, jubilo y auxilio de las bacanales. El sujeto asestará una vehemente puñalada, al tiempo que otro practica sexo oral y anal con él. Y las eyaculaciones se teñirán de rojizo maná de ríos venosos, y las copas de Baco brindarán con tan aberrantes y desconcertantes sustancias. Este es mi alegato a los siervos del emotivismo moral y su precipicio derivantes ¿cómo replicáis si concebís vuestros posibles insultos cuales venenosos besos del alma? 


J.B.B

domingo, 8 de noviembre de 2020

 Hemos pasado del versículo de Juan en la Biblia del Génesis «En el principio era el Verbo—la palabra, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios» a "nunca hubo principio, el verbo atañente a Dios en sentido no estrictamente religioso como la Naturaleza, Universo o alguna clase de verdad es falso, y la verdad que da forma arbitraria y artísticamente a la realidad se llama "hombre". Dicho de otro modo, el hombre ha creado  el principio y la verdad sin servirse de una ontología o ser de las cosas compartido. Luego llegamos al punto de aseverar tautológicamente que el lenguaje no enuncia o refleja ninguna verdad objetiva acerca del mundo común. Al recuerdo de lo similar, la familiaridad, las enseñanzas de valores buenos y necesarios para las tribus o grupos lo tildamos de religión, mito y superstición.  Y apoyados en semejante desvarío cabalgamos sin tregua hacia nuestra lápida en solitario, pues el hombre se ha descompuesto en la singularidad y ningún órgano le vincula con el resto de hombres, tal que si se hubiese, a machetazo limpio, separado el corazón de los pulmones, estómago, los intestinos, el cerebro y resto de órganos y partes, agonizando cada cual en su loca huída del organismo que le hacía ser-existir. No visualiza la vasta hemorragia que deja tras de sí, sino que toma el lacerante corte por emancipación y su angustia queda definida durante el resto de su vida como inevitable padecimiento.

sábado, 7 de noviembre de 2020

 Tal vez una de las causas de la ignorancia contemporánea venga de tachar premeditadamente a toda suerte de religión de ignorancia y señal de superstición, en lugar de sacar provecho de sus saberes, pues en todo medio hay conocimiento, del mismo modo que incluso bajo los fríos casquetes polares y en aguas en ebullición se localiza vida ¿Y no fue la Península Ibérica un rico crisol de culturas cuando convivirán los tres credos cristiano, judío y musulmán? Y por el hecho de que se rindan cultos a deidades no hay imperativo de ceder a su obediencia, mas no da lugar tampoco a que se ofendan y desaprueben las de quienes profesan esa fe. Ese es el respeto mínimo y así se curan los extremismos y cualquier amenaza de ataque del fanatismo ¿y qué fanatismo religioso no queda en evidencia, cuando no se le violenta e incita y sus pasiones le conducen a la merecida desaprobación de la gente? Mantengo la seguridad de que finalizarían las trifulcas y el temor a sus represalias. Nadie ha sido herido y de obrar contra quien no ha arrojado puñal alguno, la miseria de sus fieles les ahogará para siempre y su Paraíso jamás será acariciado.

jueves, 5 de noviembre de 2020

POSMODERNIDAD Y ROMANTICISMO: CUANDO SE ABRAZAN LAS CAUSAS DE NUESTROS MALES Y NOS DESPRENDEMOS DE TODA CONCIENCIA

La posmodernidad debería ser un relato superado. Ha quedado confirmada su incompetencia e ineficacia en todos los ámbitos, especialmente el del conocimiento—se ha pervertido tremendamente esa palabra con su directo vínculo con razón instrumental o de dominio y su deje al culto a la incultura—y la ética. El sujeto ácrata e ignorante dicta por conveniencia lo que debe y no debe hacerse en cualquier esfera o rincón, y aquella [esfera] pública compartido no dista de lo privado o propia, sino que lo privado—yo hago lo que se me antoje en mi habitación-dormitorio- se impone violéntamente en el marco cívico y político común. La división es su bandera. La cuestión es ¿dónde estamos ahora? ¿hacia dónde podemos ir? 

Yo votaría por retomar el intelectualismo moral griego e ilustrarnos recíprocamente sin desatender las identidades particulares y respetarlas, y curar de esta manera la enfermedad del odio y venganza del planeta, tomados falsamente como virtudes y voces de lucha. Jamás, escúchenlo bien. Jamás ni el odio, la venganza, la envidia y pasiones similares traerán buenas temporadas de cosecha, romanticismo de cafetín. 

El Romanticismo es uno de los peores lastres para nuestra civilización humana. Supone el descenso al peor de los infiernos y primitivismos al no saber medir y balancear, sino tirarse a la piscina sin evaluar si contiene agua.  Ceder sin stop al deseo e impulso descerebrado—me resulta simpático que después critiquen la facilidad con que los medios de comunicación y publicidad nos incitan al consumo—perder los estribos a la ocasión mínima, entregarse a los vicios sin cuartel, la degradación y suciedad como tabla de la ley e impedidos de retornar a la sobriedad, lucidez o desengancharse más tarde. El romántico obra como un ludópata, bebedor que mira mal al que se sienta en la butaca de al lado, un buscador de pelea, yonqui que requiere de su dosis letal en vena las 24 horas del día. El romántico acaba por hacer de su vida una ruina, obra escatológica, similar a la que flota en el WC cuando libera la carga del intestino grueso. Luego te suelta el conocido—Yo lo controlo— que no se lo cree ni él. 


Los separatismos resultantes de la hegemonía del individuo y sus ensueños románticos, en calidad de habitante único sobre la faz de la tierra, no comprenden una ventaja. Háganse a la idea, la globalización por poner un ejemplo, la homogeneidad imperante es producto de los restos de la posmodernidad que tan religiosamente profesan. Las demandantes diferencias comprenden una orgia de movimientos anárquicos, sin frenos del capital y la ideología del mercado en mímesis de ese estilo de vida miserable y evasiva del pensamiento, absolutos siervos de las pasiones y enterradores del autodominio —Todo tiene que ver con el sexo, incluso la economía pronunciaba Woody Allen ¿y cómo no, con ese desastroso romanticismo como trasfondo? Los que se acogen a los "sin valores y desenfreno" posmodernos son los causantes de su tristeza como refería Spinoza, y agregaba que "entender es ser libre" ¿cómo porras seremos libres si no entendemos ni analizamos nuestro propio obrar? 


Otro de los contrasentidos de la coetánea pintura delacroixana [del artista francés Delacroix] anarquista derivada del Romanticismo, la falsa libertad individual guiándose a sí misma y dejando fuera en la práctica al ethos, comunidad y pueblo. Camino opuesto al conatus: El individuo busca los mejores medios para su corrupción y extinción. El hombre es útil para sí mismo y que zurzan a sus vecinos y conocidos ¡Cuánta pobreza de-mente y vacuidad, sinsentido en el corazón! El retrato del nihilismo, la superposición de todos los cromatismos, las sangrientas batallas por causas particulares y egoístas dan como resultado el opaco negro, un ser no para la muerte, sino en la muerte.

martes, 3 de noviembre de 2020

EL PLURALISMO Y SUS EFECTOS-AFECTOS TRISTES CON AUSENCIA DE UN ETHOS HUMANO COMPARTIDO [LA PATRIA HUMANA]: EL ESTADO DE GUERRA HOBBESSIANO

*Hago referencia en mi crítica al pluralismo sin bases o principios comunes, aquel disminuyente de las potencias o fuerzas cooperativas, como decía Baruch Spinoza. 

Cuando se desliga uno por entero del realismo, la existencia de un mundo con unos caracteres o atributos con independencia de los atribuidos a la carta—al pleno gusto, esto está muy dulce o salado, me resulta ácida la gravedad ¿qué quiere que le diga—por los sujetos, dejándolo fuera siquiera como hipótesis o corriente dentro de las posibles. Habiendo ejecutado esta tarea, tan emancipadora a los ojos de tantos, premiando este alarde de creatividad, resulta bastante hipócrita pedirle a la población o a la gente que busque la verdad, puesto que la verdad ya fue tornada en una metáfora literaria y cada cual redactará sus poemas y libros personales incompatibles e inentendibles para el que está a su lado, tal que si uno hablara en un idioma y a continuación otro en uno absolutamente dispar, y competirán por su venta particular.

Y quisiera saber yo ¿qué unidad le demandas a alguien que ha renunciado a un elemento compartido como la verdad? La fantasía por supuesto que conecta a los pueblos y culturas, mas acaba por ser un sortilegio y cada quien se hechiza o come setas alucinógenas con determinados grupos que cierran el paso, desprecian al que no comulgue con la suya. 

El pluralismo, como tiene lugar con la libertad y el por qué del fracaso eterno de la anarquía, es que entronca con la naturaleza de nuestra razón como decía Kant, siempre pide más. Es decir, no sabe contener su democratización, porque es semejante a pedirle al río que no se desborde cuando llueve en exceso. Se introducen tantas perspectivas, al principio con juramento de no avasallarse y convivir en paz, que en un corto espacio temporal se emborronan y difumina el sendero que las ligaba y cae una espesa niebla teñida de sangre. En ese instante, se tropiezan unos con otros, se tildan de fascistas, rojos, anarkas, antipatrias, salvapatrias, maricones, aleluyos y toda esa maravilla del léxico en lo tocante al menosprecio del prójimo, incapaces de darse la mano al no contar con un sentido comunitario, humanitas, civitas o espíritu de reconocimiento e identificación en su forma esencial de animal racional [el animal racional es un constructo occidental y queda atrapado en la geografía limítrofe, allí donde fenece el pasado de hermandad y sus valores, denunciados como coloniales y de dominio].


Ese violento río rival de métodos y organización básica, voces que transforman en mitos, máscaras, disfraces lo que ansiaba distanciarse del mito, el logos o razón como explicación de los fenómenos del planeta, que inunda valles y montañas desemboca en los mismos dogmatismos, incluso peores que echaba en cara. En tal tesitura nos han dejado. Todos ciegos, mudos y sordos. 


No dejen de promover el mismo desastroso remedio, y dejar caer en saco roto los alegatos de Wilde: "Experiencia ni siquiera produce salir del error, puesto que el error jamás es mío". Cuando alguien me dice que estoy en lo cierto, le pido que me siga dorando la píldora y lo cuelgo en las redes sociales con objeto de ser admirado como ídolo de masas no pensantes. Ya lo ven. Narcisos nos esculpió a todos pluralmente a su imagen y semejanza ¿o fue la negación del realismo—zoon politikon, animal, especie social y modo humano relatado al inicio de esta catársis, purificación de la ignorancia que recorre el planeta, el fantasma del pluralismo en calidad divisoria, descompuesta, entristecedora y la naturaleza humana desbocada, desaparecida la guía de la razón: idea, el rostro del otro, derechos, participación y amistad mutuos, y con firme propósito de borrar este estado belicista, mutilado, la huella de la presencia humana en este ínfimo planeta dentro de un universo con principio y fin desconcertantes.  


J.B.B

 En primer lugar, manifestar que me gustan algunas de las ideas de Nietzsche, pero sus herederos se han pasado con su visión artística y libre interpretación de las cosas, desconectadas de la realidad por simple y pura conveniencia, emperrados en que las cosas encajen con nuestras convicciones, que el mundo se ajuste a nosotros, aunque estemos en el error e incapaces de ser amistosos, mejorar y cambiar desde la condición de superhombres—todos tienen su verdad—, leída en algún tonto meme o frase suelta y cegados por el ego. El culto al egoísmo elevado a la infinitésima potencia. 

Esa es mi desaprobación del legado de Nietzsche, marcharse en todos los ámbitos hacia lo desbordante, sublime que rompe e impide el razonamiento mínimo y quedarse en ese pasmo—arma persuasiva de la era de la imagen y lo digital. Orquestado el trágico asesinato de Apolo representante de la armonía, la moderación, la claridad, nada tiene sentido, todo es una fuerza arrolladora, absurdo, algo ridiculo, caricatura, un borrón o mancha y se moldea así, desde una página en blanco por pura utilidad. Es el ¡Ohhhhhh! del borreguismo, atontado el ciudadano con formas y colores desbordantes, la lágrima tan recurrente en las charlas e incorporada esa manipulación al hábito de consumo y cualquier meeting político demagógico y persuasivo, y por supuesto inhabilitado para un análisis desde la embriaguez más pasiva de todas. 

Yo, por ejemplo, me estimo creativo y pasional-elocuente en mi estilo literario, adorador de la estética, la pluma y la tinta, confeccionar historias, poemas y relatos. No obstante, tengo claro los bordes entre el mundo de la imaginación y el común con otras personas, el que me une a ellos. No me destierro en un universo paralelo y a partir de él siembro mi verdad revelada por mí y para mí e incompatible con el resto y el conocimiento que nos permita avanzar, aliarnos, comprendernos y no retroceder, declararnos la guerra como estado natural de ser de las cosas. Emplear la evolución para acto seguido indicar que es una teoría nada más o aplicarla a una visión maligna de nuestra condición humana, una historia maldita o marcada ya, que únicamente fluctuará si se sigue mi ideología. 


La ideología mesiánica, el nuevo hombre, el tirano—la teoría del superhombre es una metáfora solidificada que olvidó su origen y propósito e hipostasió el concepto, extravío de la memoria que se trataba de una idea regulativa orientativa o modelo, no tomarlo al pie de la letra—. Ave Mussolini, Hitler, Lenin, Stalin, y los totalitarismos ad consecuenciam con semilla en la figura del "elegido" para dirigir a la masa recluida en su caverna o autodeclarase los humanos los amos y señores de su propia ley que atropella, en un santiamén, a quien respira a pocos metros de estos, y el individualismo consumidor de placer encima de las pilas de cadaveres de los sujetos muertos y torturados por la romantización, prometeismo—la luz, fuego de la demencia y la barbarie, "un mundo feliz" huxleyiano de distopías autocumplidas. No se salen de las borracheras ni sus temibles resacas, llevadas a eternos retornos, vueltas a ser vividas desde las auroras hasta las mediasnoches. 


Ya recetaron el plato del soma los alumbradores de la subjetividad. El soma o cápsula idiotizante se llama precisamente religión pura—y ríanse de la razón de Kant al querer ir esta siempre más allá de lo empírico o la sensibilidad—del individualismo, comodidad, pereza, predicar desde el sillón de casa, encerrarse en su mundo monádico propio e inconmensurable con el ajeno. Un sujeto feliz con su verdad, mas con una humanidad mucho más que infeliz, desesperanzada y depresiva... los componentes del nihilismo y su destrucción de la vida ¡Qué venga la muerte! gritan y agoniza el pobre don Miguel de Unamuno en medio de dos fanatismos monopolizantes, estupideces y enfrentamientos que a nada conducen, dos injusticias llamadas fascismo y marxismo, caras de la misma ignorancia o mal común en términos socráticos y por supuesto falsas analogías, pero es tarde. 

Se vaticinó la caída de la lógica y el posible entendimiento entre los "azoon politikon" o animales apolíticos y ni siquiera se acepta, en formato de novela, que necesitamos de lo demás. La compasión es debilidad, moral de esclavos y rige la voluntad de poder. Nuevamente términos de la evolución que cuando son útiles para los oscuros fines se utilizan como medios de imponer verdades contradictoriamente irrebatibles—Esa falacia de autoridad tan visualizada: Schopenhauer dixit. 


J.B.B

domingo, 1 de noviembre de 2020

 Difícilmente se puede hablar de responsabilidad cuando el exceso se vuelve hábito y el placer enamorado de su efigie consume cualquier conciencia respecto de las consecuencias de las acciones. Los desmadres no saben cuando detenerse por su propia condición desmedida y dilatan su actitud a toda esfera de vida humana erigiéndose tumbas de los conceptos templanza y prudencia ¿qué sociedad logra subsistir en dicho estilo de vida  tododionisiaco? 

Yo os lo diré. Le esperan habitantes perezosos, flatulentos, maleducados, dados a buscar chicas de compañía, incapaces de interpretar ningún texto ni albergar juicio y discernimiento ¿y qué juicio puede derivarse del botellón traspasado al ámbito del conocer, con cada uno de los interlocutores soltando paridas e improperios en torno a cuestiones de actualidad y limada toda clase de seriedad e involucración, sentido de pertenencia al asunto? En su lugar, lo divisan cuales juerguistas vocingleros, canturreando lo que habrán oído en algún programucho televisivo o alguna gaceta que les captó fácilmente cuales adeptos a una secta. No hacen falta iglesias para manipular. La religión no es fallo gordo en este apartado, sino cualquier doctrina emergente de X partido que rompe con la cualidad en el ciudadano de participar y argumentar, razonar y contribuir activamente o los alienta a la división, el guerrerar y sacar la mala sangre. 

No, este dionisiaconismo posmoderno nos está abocando a despreciar el logos, primero porque ni sabremos qué puñetas es, le temeremos supersticiosamente al propio conocimiento, una pose de incultura absolutizada en su relativización del mal de ser un tarambana y no disponer de más capacidad de conversación que aludir a los goles metidos por el equipo del deporte rey y los líos de faldas de algún tertuliano de la caja tonta, empero, prosigan con la defensa de la autodestrucción nihilista de ese mandarlo todo a tomar viento y entrar en dependencia de sustancias lobotomizantes del raciocinio y la lucidez mínimas;  entregarse al puro vicio y la ruina, estimados transvalorativamentes como virtud y andar con el mismo cuento de que la violencia y odio reinantes tienen su causa en la falta de libertinaje. 

De esta forma obra la anarquía y su veneno. Todo se permite y nada es incorrecto, salvo cuando una persona quiere poner algo de orden en ese caos romántico. Es la ocasión perfecta para crucificarlo y cantarle vivas en su deseado entierro, porque su evasión por conveniencia de la realidad, esos constructos tan inofensivos y revolucionarios al ojo, les hicieron obviar que proteger unos principios comunes y pacíficos y no habitar en los infiernos, en la corrupción y putrefacción de los valores como un tétrico retrato de Dorian Grey, es la única receta para seguir elaborando el libro de perpetuidad de nuestra especie. Demasiado ensimismados viven esos grupos en ser los autores de "La involución de la especie".

LAS INCOHERENCIAS DEL EXISTENCIALISMO SARTREANO Y BEAUVOIRIANO Y LA DERIVA MARXISTA. LA ESENCIALIZACIÓN DE LA ESCLAVITUD HUMANA

 El existencialismo como corriente filosófica grosso modo, y en especial con el pensador Jean Paul Sartre, sentencia que "la existencia precede a la esencia", empero algunos de sus integrantes como Simone de Beauvoir afirman lo siguiente: 

"La naturaleza del hombre es malvada. Su bondad es cultura adquirida". 


Ya me dirán a qué naturaleza no esencial del ser humano está aludiendo aquí Simone. En primer lugar, interrogaría a la filósofa de la cita por lo siguiente: ¿quien la hizo malvada a esa naturaleza, la cultura que apoyándonos en su texto debería conferirle bondad? ¿no estarían admitiendo el fracaso de la cultura si debe haber total ausencia de conductas anteriores al aprendizaje? 

¿Y no será este reclamo de lo cultural una tapadera para mirar para otro lado ante una esencia demonizada de antemano—e incluso un temor a negar a un Dios que dirija la moral con esa advertencia de Dostoievski: "Si Dios no existe, todo está permitido", y de ahí tanta urgencia en ampararse en la cultura como recto catecismo y responsabilidad mínima en la acción— correspondiente a intereses ideológicos-políticos y de variado calado, y pretender alterarla por entero mediante la cultura dispuesta a unos aviesos fines con tufillo maniqueísta de "buenos y malos" de fábrica, al no nombrarla [la naturaleza]? El individuo debe salvarse o bien emanciparse de esa naturaleza corrompida afiliándose a X corriente ideológica. Luego su redención se hallaría en la cultura bajo tales parámetros y sospechosamente simpatizantes los últimos con determinados regímenes o formas de gobierno. ¿Adoctrinamiento implícito? 

Dicho de otro modo, se está juzgando sin decirlo que el humano está ya condenado no a ser libre, sino a ser un peligro. Se oculta la realidad ontológica maligna que dialécticamente afirman en lo silenciado—por lo menos en lo tocante a supeditar la existencia, lo que se hace a la esencia, lo que es sin la participación de la experiencia—, y predisponiéndola e integrándola falazmente en su discurso sociologista-culturalista? ¿acaso no manifiestan los autores que el ser humano no nace, sino que se hace? Regresamos al mismo entuerto lógico ¿quién lo hizo malo? 

Pero si la mentada naturaleza es malvada de antemano ya ¿no significa esto que la cultura y campo empírico lidian con un carácter a priori? Explíquenme esta gigantesca contradicción de sus bases y por qué no se ha ahondado en ella.


Con alta seguridad otros pensadores que aseveran no contar con bases ontológicas predefinidas, como Karl Marx, manejaban una idea similar de la naturaleza humana ¿no están las clases sociales esencializadas, santificando a todo hijo de obrero y mandando a la hoguera, pidiendo la cabeza de todo empresario o personas que llevan negocios sin rostro, amputada toda suerte de empatía parafraseando a Levinas, representantes de esa naturaleza humana malvada no revelada en la palabra? 

¿El sociologismo, tan en boga, celebrando la famosa maxima posmoderna de "todo construcción es social" es esencia tabuizada, velada desde su espantoso rostro o destino para montar el tinglado de que es posible y necesario variar su torcido rumbo? ¿por qué tanto empeño en rechazar la idea del "mal radical"[en las raíces] e inserto en la preestructura ontológica del sujeto entonces?


J.B.B

sábado, 31 de octubre de 2020

Henos aquí, en las vísperas de Halloween y casi besando Noviembre, con el termómetro marcando 27 grados y una mañana más propia de las fiestas de inicio del estío ¿Qué fue del otoño? De este nada más quedan añoranzas, la melancolía, imagen de ausencia en la naturaleza. Arrebatado su cambio de vestuario, solloza secamente entristecida. Su esencia por el cambio climático ha sido barrida.

POEMA

 Juzgad a un alma por otras que han pecado y cargadla de culpabilidad supina, aunque no se le conozcan causas aparecidas. Estas son las obras de toda ignorancia, las sagradas y de la razón fría. Hobbes y otros tantos condenaron a todo humano viviente por particulares fechorías. 

¿Y a quién se le permite gozar ya del perdón por falta original no cometida, privado por siempre de las caricias del corazón en esta tumultuosa y enemistada jauría?

jueves, 29 de octubre de 2020

La razón ha sido diseñada por la naturaleza como sabiamente apercibió Kant en "Fundamentación para una metafísica de las costumbres", con objeto de no ser tan dependientes de los instintos e inclinaciones como otros animales y especies. 

El ser humano puede mediante la razón forjar su camino y elegir. Los otros animales albergan razonamientos, aprendizajes  y están capacitados para resolver problemáticas adaptativas y posibilitantes por tanto de su subsistencia, más les está negado el concepto de civilización y forma general del reconocimiento humanos; la congregación entre los mismos miembros de una especie. Tautología: Lo humano no es humano para lo no humano ¿sabe lo no humano que no es humano? ¿cómo llegó a esta conclusión, si no ha sido humano para discernir qué entraña ser un humano?

Y esto dicho en las líneas previas está probado, el que otro animales no se alían sino particularmente y movidos por instintos, y por tanto no disponen de la idea mayúscula de espíritu [geist] o nociones comunes ni de la palabra que les define o hacer ser, la categoría en la traducción humana. Ellos mantendrán las suyas correspondientes, aunque en línea más defensiva y de satisfacción de necesidades básicas, empero, pese a que las bases biológicas son idénticas, los humanos no se quedan ahí y se arrojan a la posibilidad de ser algo que aún no es—imaginar futuros y de ahí que emprendan empresas y proyectos dirigidos a objetivos a corto y largo plazo. 

Una vaca recién nacida es en acto un ternero y en potencia una vaca, mientras que un niño es algo más que un hombre o mujer en la etapa y función evolutiva. De ahí que apartados de juicios normativos respecto de los descriptivos—falacia naturalista—, la maternidad no sea un imperativo en la hembra humana, sino un principio que contribuye a perpetuarse la especie, empero, es viable decidirse a no ser madre. Análogamente acontece con el enamoramiento. Ya lo adelantaron en su día los existencialistas. "El animal nace, no se hace". El animal no delibera sobre ser o no ser, los interrogantes y pesadumbres de la existencia. Ellos sienten dolor y placer, son seres sintientes como nosotros, pero sus conceptos de las cosas constituyen un enigma. 

Así, sirviéndonos de un ejemplo, un conejo no sabe qué es un conejo, porque la conejeidad, como existente en la conciencia, es una cualidad o figura lingüística alusiva a unas formas de vida, significados humanos, aunque el conejo sí contenga una esencia material, átomos y partículas arquitectas de su forma y conducta animal específica o distintiva. 

No obstante, la conejeidad para el conejo es nouménica—una cosa en sí incognoscible como término denotativo y connotativo, y en su marco de percepción no tiene cabida la semántica con su identidad o ser en en sí, puesto que obedece a una interpretación, un juicio del sistema psíquico humano. 

Por tanto, la construcción de la conejeidad es humana en el lenguaje, mas no en el carácter ontológico para el propio conejo. Dicho de otro modo, no escogimos que este fuese u obrase de X modo en su forma esencial como conejo. El lenguaje comprende un espejo de lo que el conejo es, aunque el mentado reflejo es ciego para el conejo sui generis. Ignoramos el código nominal del conejo consigo mismo para asignarle una autodefinición en los mismos términos que empleamos nosotros. Esta es una tarea que por lo menos yo no me atrevo a llevar a cabo. 

Esto comentado precedentemente marca la singular distancia cuantitativa, que no cualitativa, entre el resto de seres vivos, principalmente los mamíferos, aves y cetáceos y nosotros, los bípedos implumes. Luego no tienen lugar jerarquías algunas o derecho al dominio, violencia sobre ellos y privación de su destino. 


Simplemente se trata del grado de lenguaje abstracto, conciencia y diálogo consciente con el mundo, un volver a sí dialéctico, una disposición a la afirmación y negación en las sentencias, preguntas y dudas, cambios de dirección ausentes en el animal no humano, con excepción de la cautela y precaución en parámetros evolutivos, fruto de no ser devorados por otros y desconfiar en pro de la autoconservación cuando han padecido algún daño pretérito, como ese perro que sufrió maltrato y se muestra arisco al tratar de interactuar con él. Tales conductas las atestiguó Charles Darwin en "El origen del hombre" [1871]. 

La mundanidad y sus estructuras simbólicas es colocada por el entendimiento humano siempre competente para no ceñirse a la adaptación, sino crear, elaborar otros mecanismos de existencia más complejos y trascendentes de la ontología—naturaleza o realidad— que envuelve a cada ser.

martes, 27 de octubre de 2020

 El gran fallo de las sociedades actuales es asociar autoridad con autoritarismo. La educación marcha imitando a los cangrejos, pasos en retroceso de Michael Jackson, "moonwalk", debido a esta confusión y anulación total de roles. Los padres y madres que opinan que educar es "dejar hacer", sin intervenir y luego se escandalizan y sorprenden cuando averiguan que sus hijos son adictos a toda clase de sustancias y delinquen o propinaron una paliza a algún compañero de instituto, abusaron y acosaron a una compañera de pupitre, se vieron involucrados en un acto vandálico, agarraron una borrachera de campeonato y terminaron en el hospital al cumplir los 11 años, etc.  

¿No señalaba Jean Paul Sartre que "somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros"? ¿Y quién nos ayuda e impulsa a ese célebre "sapere aude" atrevernos a saber"? ¿aparece por ciencia infusa en la conciencia? ¿aprenderán ellos solos y desamparados, desde su más tierna niñez, a amar el conocer y valorar al prójimo, sin estímulos a la vista y desentendimiento de los progenitores y progenitoras respecto de su proceso educativo? 

A mi particular juicio, en absoluto. Y los estudios y análisis en torno a este estilo educativo permisivo están al alcance de cualquiera. La pedagogía precisa de una autocrítica. Cualquier crítica debe comenzar con la propia, como refería Kant. Y lo expresa alguien que es pedagogo de profesión, empero, se percata del error en las bases educativas: la socialización primaria no formal del ámbito familiar, aunque no sea nada dado a promulgar o jactarme de mi formación académica. Tampoco lo apunto en calidad de argumento de autoridad, el famoso "X dixit". Se trata de un ejercicio de humildad intelectual, o al menos así lo entiendo yo. Una observación con vistas a reflexionar juntos como mentes-cuerpos humanos. Consiste en un autoexamen al modo socrático para sacar afuera, extraer nuestra "aletheia".   

El estilo permisivo, tan de moda, responde a esta creencia de autonomía ayuna de principios y responsabilidades. Entraña obrar y ser tratados como niños consentidos, pese a haber entrado ya en la veintena. Menores de edad durante toda la vida. Pasar a ser ciudadanos únicamente de nombre, ausentes de lazos solidarios con quienes conviven. La indulgencia es en la práctica un calco de esos estilos autoritarios represivos tan criticados, obvio que me sumo a esta condena de la coacción. Los efectos son igual de destructivos para los participantes. 

Y es que señores y señoras míos, ser progresista no conlleva permitir fuera de límites. Cabe que avancemos, aportemos enfoques y propuestas, incluyamos a colectivos y construyamos conjuntamente una estructura pacífica y de entendimiento, mas no con la tolerancia a la intolerancia y que es la fórmula de este funcionamiento de la educación mimética de las leyes del mercado, el liberalismo y privatización absoluta, formas de vida, micro-culturas aisladas, violentas y comportándose a su libre arbitrio en pro de su beneficio solipsista, inculcados en las mentes de nuestros hijos e hijas. 

El punto intermedio entre los enfoques contrarios comentados es la comunicación bidireccional, la escucha, brindar apoyo y autoestima, fomentar la exploración, el descubrimiento de forma integrativa, yendo con ellos a excursiones y salidas varias, ayudar a desarrollar un espíritu crítico, nuevos juicios en las nuevas generaciones, no dejar a un lado el civismo, enseñar-aprender a relacionarnos con los demás de manera amistosa y hacerles sentir como nos gustaría que ellos hicieran con nosotros. 

Mientras esta moral nula e ideología nihilista no se reduzcan, la depredación y estado de guerra, "sálvese quien pueda", la sociedad del riesgo producto de la permisividad, harán insostenible cualquier existencia. Nuestra extinción es una realidad tremendamente cercana. Retomemos la Paideia platónica y de otros pensadores clásicos, adaptadas a las reformas e investigaciones presentes. 

El anarquismo educativo, entendido como el desgobierno—sin siquiera aprender a gobernarse o cuidar bien de sí el niño o niña y de quienes le rodean, un cuerpo de afinidades, romper con cualquier norma o ley elemental de convivencia y empatía— no es la solución, sino nuestra fatal perdición. Nuevamente la dialéctica: los sueños del anarquismo producen totalitarismos. 


J.B.B

lunes, 26 de octubre de 2020

Voltaire era otro de esos genios de la humanidad. Necesitamos más mentes pensantes en este siglo que va a la deriva. No dejo de sopesar la idea de albergar un gobierno global conformado por individuos sabios, justos y bondadosos, concordantes con el modelo platónico. Los arcontes de la Tierra. De proseguir con lo que tenemos nos aguarda un Apocalipsis temprano. Hay gente preparada y no corrompida ni corruptible. El quid de la cuestión es ¿querrá la gente ser asesorada por individuos preparados? ¿no cederán al ego y orquestarán una revuelta como en el episodio de Los Simpsons o alzarán la bandera anarquista de "a mí no me dice nadie lo que hacer, aunque no tenga ni puñetera idea de qué hacer o cómo mejorar esta situación? En fin, platonismos, idealismos matutinos que se prolongan hasta las horas vespertinas. Desvaríos de la razón ante la sinrazón del mundo.

 El ser humano contemporáneo está condenado a creerse libre con la absoluta entrega a sus pasiones  y deseos, pero es por ello que es más siervo que nunca. El culto al consumismo es una triste metáfora del consúmete a ti mismo, destrúyete y no indagues. Por el contrario nubla el juicio y los sentidos, cual amnésico comedor de la flor de loto. Piérdete en el hechizante canto de las sirenas. Cede al embrujo del placer prometido y no pienses, pase lo que pase, no razones. Los denominados fármacos tecnológicos, publicitarios y las compras compulsivas. Su representación de la perdida Arcadia. Presentada ante la vista como amistosa, terapéutica y antidepresiva, la industria cultural comprende una temible cicuta disfrazada. La sentencia ha sido dictada: Poshumanismo o muerte 

¿Pero acaso el inminente salto tecnológico y cibernético—la ontología o realidad en que ya estamos inmersos—pretende nuestro bienestar colectivo, la mejora de las condiciones de vida de la especie o contrae seguir refinando todavía más las técnicas y herramientas de dominio, transformándonos en dispositivos superlativamente pasivos que ceden todo el conocimiento, entendimiento y capacidad de juicio, su masa pensante a los aparatos y máquinas varias? ¿babearemos cuales pacientes de hospital puestos hasta arriba de morfina? ¿accederemos a aplicaciones cuyo cometido consista en regular los desequilibrios psicológicos y volvernos zombies hambrientos de sus efectos efímeros? 

Vayamos un momento al espejo que tengamos más cerca y mirémonos en él ¿no estamos ya en proceso de zombificación? ¿tanto hemos perdido la mayor y la más imprescindible de las virtudes humanas, la prudencia, de la que por cierto carecen los antiguos y divinos dioses, quienes de acuerdo con Platón en su Diálogo "Fedro", perdieron sus alas y se tornaron mortales?

jueves, 15 de octubre de 2020

 ¿Qué significa la máxima socrática "solo sé que no se nada"? Solo sé que soy humano y peco, ignoro, y puedo cometer el mal en algún momento.  Lo que quiere decir, nada más y menos, es que sé que no siempre obraré correctamente, por el bien ajeno, pero al menos poseo conciencia de ello, y apoyándome en esa apercepción, me esforzaré por no apartarme de la virtud, el conocimiento del bien inteligible. 

Se refiere a que "ignoro, puedo equivocarme, no soy perfecto, luego existo." El conocimiento, el bien o entendimiento al que puede llegar mi alma es infinito—la potencia abierta y no saber qué nos depara la muerte, inmortalidad del alma—y yo soy corporalmente finito. Consiste en reconocer la finitud, corrupción, impulsos o apetitos esclavizantes del cuerpo que impidan la acción virtuosa, junto con la humildad de saber que uno no es perfecto, mas hay un ejercicio por mejorar el ser en su posibilidad de cara a la reencarnación, la anamnesis o transmigración del alma. Es decir, que tiene lugar una preparación para que la nueva alma sea más buena e ignore menos. Después de todo, ya decía Platón, su discípulo, que "conocer es recordar".

El indulto a Rousseau: La malinterpretación de la bondad innata.

 El filósofo francés Jean Jacques Rousseau, en la obra "Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres" (1755), no enuncia que el ser humano sea bueno por naturaleza, soltado en plan simplón, como se tiende a pensar. Él argumenta que si un niño nace no puede ser malvado, porque es inocente y asignarle la maldad conllevaría que sabe lo que está haciendo, que tiene conciencia. La bondad rousseaniana no es sino la inocencia de un bebé ¿qué crimen ha cometido de antemano, sin un aprendizaje ni valores de ninguna clase, para acusarle de ser malvado? ¿y no expresa cariño ese niño como mamífero? ¿no necesita atención? ¿se atreve alguien a clamar que hay algo torcido en él, porque es travieso o no se está quieto? 


¿qué mayor prejuicio y equivocación que culpar de nuestros errores a una vida recién aparecida? ¿y no séra desconsiderado con otros si el ambiente en que se ha criado se ha caracterizado por la indiferencia, el abandono y la crueldad? ¿no hay bondad en la inocencia del niño recién nacido? ¿actúa en el principio para hacer daño? La respuesta es no. Esa conducta fue una enseñanza-aprendizaje que imitó y reprodujo. Si la sociedad está torcida, obviamente el niño saldrá desequilibrado. 


La cuestión es la que sigue ¿es condenable la sociedad entera? ¿Está la sociedad, sin excepciones, corrompida en su núcleo por la misma naturaleza que el poder? ¿comprende la entrada en la norma la perversión? ¿y cómo evitar la deformación sin ley alguna? ¿cabe que se autolesgile dejando fuera la buena relación con otros? ¿le privamos de su necesidad de socializar, habitar un cuerpo normativo-valorarico común? ¿le apartamos de jugar con otros niños, llevar a cabo simulaciones imprescindibles, pactos, complicidades, amistades, etcétera? ¿no es la educación la clave para esa idea aristotélica de que el ser alcance toda la potencia en acto y el acto de su potencia, traducido en ser más buenos? ¿es que esa candidez del bebé no puede persistir y evitar su transformación en el sujeto egoísta, depredador, competitivo y ambicioso  hobbesiano?


He aquí el extracto de Rousseau: 


"No saquemos la conclusión, como Hobbes, de que, no teniendo ninguna idea de la bondad, el hombre es naturalmente malo; vicioso, porque no conoce la virtud; que niega siempre a sus semejantes los servicios que cree no deberles; que, en virtud del derecho que se arroga sobre las cosas que necesita, se imagina insensatamente ser el propietario único del universo entero. Hobbes ha visto muy bien el defecto de todas las definiciones modernas del derecho natural; pero las consecuencias que deduce de la suya demuestran que la toma en un sentido no menos falso."


"Razonando sobre los principios que enuncia, este autor debía decir que, siendo el estado de naturaleza aquel en que el cuidado de nuestra conservación es el menos perjudicial para la conservación de nuestros semejantes, éste era por consiguiente el estado más a propósito para la paz y el más conveniente para el género humano. Pues dice precisamente lo contrario, por haber hecho entrar, con gran desacierto, en el cuidado de la conservación del hombre salvaje la necesidad de satisfacer una multitud de pasiones que son producto de la sociedad y que han hecho necesarias las leyes. El malo, dice, es un niño fuerte".[...] 


"Hobbes no ha visto que la misma causa que impide a los salvajes el uso de razón, como pretenden nuestros jurisconsultos, les impide al mismo tiempo el abuso de sus facultades, como él mismo pretende; de modo que podría decirse que los salvajes no son malos precisamente porque no saben qué cosa es ser buenos, toda vez que no es el desenvolvimiento de la razón ni el freno de la ley, sino la ignorancia del vicio y la calma de las pasiones, lo que los impide hacer el mal: Tanto plus in illis proficit vitiorum ignoratio, quam in his cognitio virtutis."


"Hay además otro principio que Hobbes no ha observado, el cual, habiéndole sido dado al hombre para suavizar en ciertas circunstancias la ferocidad de su amor propio o su deseo de conservación antes del nacimiento de este amor, modera el ardor que siente por su bienestar con una innata repugnancia a ver sufrir a sus semejantes."


"No creo que deba temer una contradicción concediendo al hombre la única virtud natural que se ha visto obligado a reconocer el más furioso detractor de las virtudes humanas. Me refiero a la piedad, disposición adecuada a seres tan débiles y sujetos a tantos males como somos nosotros; virtud tanto más universal y tanto más útil al hombre cuanto que precede al uso de toda reflexión, y tan natural, que las bestias mismas dan de ella algunas veces sensibles muestras. Sin hablar de la ternura de las madres con sus pequeños y de los peligros que arrostran para protegerlos, obsérvase a diario la repugnancia que experimentan los caballos a pisotear un cuerpo vivo."


"Un animal no pasa nunca al lado de otro de su especie muerto sin sentir cierta inquietud; hasta hay animales que les dan una suerte de sepultura, y los tristes mugidos del ganado entrando en el matadero anuncian la impresión que recibe ante el horrible espectáculo que contempla. Con placer se ve al autor de la fábula Las abejas, obligado a reconocer al hombre como un ser compasivo y sensible, abandonar su estilo frío y sutil para ofrecernos la patética imagen de un hombre encerrado que ve fuera a una bestia feroz arrancar a un niño de brazos de su madre, triturar con sus mortíferos dientes sus débiles miembros y desgarrar con sus uñas las entrañas palpitantes de la criatura. ¡Qué horribles estremecimientos experimenta ese testigo de un suceso en el cual no interviene su interés personal! ¡Qué angustias sufro por no poder prestar auxilio alguno a la madre desvanecida y a la expirante criatura!".

LA FILOSOFÍA Y LA EVIDENCIA DEL EFECTO DUNNING-KRUGER [la creencia de considerarse sabio o inteligente, la tendencia a jactarse de ello quien no lo es]

La sociedad ateniense condenó al filósofo griego Sócrates, por su humildad y voluntad de que los ciudadanos indagasen y alcanzasen, extrajeran la verdad. Se le juzgó por no percibirse este sino como un ignorante, mientras que los otros presumían de su sabiduría sin realmente manifestarla. Sócrates les ponía en evidencia ¿ha cambiado en algo la arrogancia de las actuales sociedades? La respuesta es negativa. 

Se repetiría la historia y sentenciaríamos a quien no presume, a quien predica la sencillez y llegar a la verdad, porque la mentira habla siempre en boca de todos y adora las opiniones, el rumor, la distorsión y la confusión. Lo opuesto, implicaría admitir que nuestros anteriores pasos han sido equivocados y requerimos de un autoexamen colectivo, mas el ego promulgado en los distintos medios de desinformación y descomunicación, junto con las tecnologías separatistas, nos torna en Narcisos, seres enamorados de su propia imagen, su amada mentira. 

Al igual que ocurría con Sócrates, se anuncian como sabios, aunque no den muestras alguna de dicha actitud. Aquel que obrase con integridad y espíritu crítico, valiente, sería culpado, nuevamente, por el postureo, la apariencia, esa doxa contra la que tanto se rebelase Platón en contraste con el conocimiento. La doxa, habladurías, egos heridos... el espejo de la vanidad de esa sociedad ateniense. 

El Sócrates contemporáneo que no renunciara a sus principios y buscase animar al descubrimiento interno, a conocerse, a la verdad por encima de todas las cosas, volvería a ser objeto de burlas y sentenciado. Ese es el precio de la integridad, de ser una voz para todas las personas fuera de imposiciones y credos de distinta índole. En breves palabras, el sacrificio del librepensamiento, de la valiente filosofía.


Y con vistas a dar fundamentación a lo redactado anteriormente, he aquí un pasaje de "la Apología de Sócrates", con autoría de Platón, y alusiva al punto abordado: 


Sócrates—"Todos aquellos que ellos convencen de su ignorancia la toman conmigo y no con ellos, y van diciendo que hay un cierto Sócrates que es un malvado y un infame que corrompe a los jóvenes; y cuando se les pregunta qué hace o qué enseña, no tienen qué responder, y para disimular su flaqueza se desatan con esos cargos triviales que ordinariamente se dirigen contra los filósofos; que indaga lo que pasa en los cielos y en las entrañas de la tierra, que no cree en los dioses, que hace buenas las más malas causas; y todo porque no se atreven a decir la verdad, que es que Sócrates los coge in fraganti, y descubre que figuran que saben, cuando no saben nada. Intrigantes, activos y numerosos, hablando de mí con plan combinado y con una elocuencia capaz de seducir, ha largo tiempo que os soplan al oído todas estas calumnias que han forjado contra mí". [...] "no os oculto ni disfrazo nada, aun cuando no ignoro que cuanto digo no hace más que envenenar la llaga; y esto prueba que digo la verdad, y que tal es el origen de estas calumnias."

domingo, 11 de octubre de 2020

"Repensar el intelectualismo moral".

Yo, que tan crítico fui en el pasado con el intelectualismo o virtuosismo moral socrático, me estoy replanteando seriamente sus puntos fuertes. El intelectualismo incorpora "el ethos", la pertenencia a o valores compartidos, la familia, patria de la humanidad, a los ámbitos del conocer, la estética y el cultivo del cuerpo y la mente—el cuidado de sí mismos y de los otros—. 

También el ethos acoge a la dimensión política, con sujetos que hagan autoexamen y alberguen principios y se responsabilicen por el bien común y los ciudadanos, en vez de centrarse exclusivamente en sus intereses personales y ceder o poner por encima sus deseos, algo por cierto característico de los psicópatas. 

El filósofo y político Nicolás Maquiavelo escindió la ética de la política en su día, asemejándola a estrategias en el sentido bélico. Conceptualizó la política con la operación de planificar y que fuera astuto el gobernante, con vistas a evitar ser derrotado o conquistado. Esa máxima de "a veces hay que hacer algo malo para conseguir algo bueno". 

¿pero acaso es irreconciliable ese ethos, identidad o rostro humano común? ¿tanto relativismo no nos vuelve indiferentes al otro? ¿acaso no estaba ese ser otro en el ethos de los saberes clásico, el amor por el conocer y mejorarse-mejorar la polis o sociedad ¿no será que por renunciar al intelectualismo o virtuosismo dejamos de lado el mínimo civismo, la preocupación, justicia y solidaridad por la ciudad y sus habitantes? 

Es viable la refutación al mentado intelectualismo con base fundamentalmente helénica, ateniense, señalando que por conocer qué es el bien no se actuará correctamente y que tanto las virtudes como los vicios están atravesados por la historia y las costumbres. Dicho de otro modo, que lo vicioso ha sido atribuido a la noción del pecado, a lo prohibido y por tanto a las normas coactivas internas, vedando el propio cuerpo, empero, a mi entender dichos vicios y virtudes se comunican dialécticamente y luce posible que la moderación, la σωφροσύνη ("sophrosyne"), comprenda una virtud al ligarse a mantener un buen estado de salud, pero no limitarla a la contención como anulación del placer o evitar de lleno alegrar al estómago con sabrosos bocados, y que alimentan el alma al tiempo. 

La moderación desmedida traería consigo una prision, un vicio de la infelicidad. De modo análogo, es vicioso con independencia del marco histórico, darse atracones a diario y no prestar atención en absoluto al bienestar del cuerpo, con un sedentarismo sin precedentes que llama a la puerta de las enfermedades cardiovasculares y otras de riesgo, además de fomentar la aparición de problemas psicológicos. La moderación de los apetitos abre la puerta también a la educación y comprensión, siempre desde el auto descubrimiento, extraer la verdad oculta [aletheia], del uso de las pasiones para el bien de sí mismo y los otros.

Caería en la lista de virtudes atemporales, perdurables el enriquecimiento intelectual y aquella actitud de compartir con otros dicha fuente [la solidaridad] beber de la curiosidad humana, hermanarse en las reflexiones, "componerse con la otra persona en la alegría" que dirían Spinoza y Deleuze. Recuperar la φιλíα ("philia"), la verdadera amistad y fomentar la phronesis, la deliberación justa, y la empatía, sentir o emocionarse con el otro, nada menos que en el plano intelectual, el más hondo y significativo de los encuentros. 

Justamente este traslado a lo intelectual nos conduce a la esfera del arte. Gracias al intelectualismo moral, tendría lugar una autorreflexión interna al interactuar con el objeto estético. Cuando el sujeto acude al bosque en el crepúsculo y admira los hermosos colores del último sol sobre la vegetación y demás elementos, está tomando consciencia acerca de su propia armonía interna, sintiéndose en la idea del objeto contemplado. Se trata de esa comunicación intersubjetiva indicada por Kant y contenida en el juicio estético—la belleza que yo espero que otro llegue a ver—. Ese "sensus comunis", sentimiento compartido como posibilidad", tomaría forma. El individuo dialoga con la belleza y la incorpora a esa conciencia del ethos, tornándose sereno en su seno interno, además de llevar a cabo la tarea de introspección, conocerse mejor. 

Ese autoexamen en la capa estética, fusionada con su ser, desemboca en reproducir el equilibrio en el resto de actividades y su amor para con la ciudad, espejo de dicha belleza y de sí mismo ¿Y qué decir de las actividades como la música, pintura, literatura y aquellas que engrandecen el alma? El entrenamiento del cuerpo físico y la dieta sana, con sus salvedades y adecuaciones a la persona, es insuficiente sin desarrollar la parte intelectual. El clamor de las musas, practicar la inspiración, los juegos creativos, la meditación, sentir con la mente y sentirse en los demás, la katarsis conjunta

Finalizo con la siguiente reflexión: 

¿No supone aquel emotivismo moral [Con objeto de no caer en un falso dilema, tengo en cuenta que hay más corrientes éticas como la deontología y el utilitarismo, pero la más notoria es el emotivismo en la actualidad, si bien está entroncado con el utilitarismo, al mencionar que todo se reduce a la emoción o sentimiento del placer y el dolor en los juicios emitidos asociados con la utilidad, y sin más grado de verdad en los mismos que la utilidad o atender a las consecuencias positivas de las acciones], el divorcio de cualquier vínculo intelectual, consciente o bien de asignación y comunicación universales en tono autocrítico, de volver a sí mismos después de relacionarnos con los demás y cuestionarse siempre en pro de averiguar, explorar y compartir-repartir ? 

El emotivismo deja tras de sí la irreflexión, la falta de meditación ["no te conozcas jamás a ti mismo"] como norma, desentenderse de, desrresponzabilizarse de su existencia, "la seriedad consigo mismos", como mantenía Ernst Tugendhat. Por el contrario, decae en las meras voliciones, ceder a los deseos, caprichos cuales infinitos "comecocos" o Pacmans a mansalva. El emotivismo es uno de los motores del consumismo e hiper individualismo crecientes; la amputación del "yo otro", su reconocimiento y que irónicamente luego criticamos. Lo lamento, pero no me sumo, ni me identifico con dicho emotivismo.  


"Repensando el intelectualismo moral"


J.B.B

viernes, 9 de octubre de 2020

La narrativa esclavista de las pasiones

Tras varios días de análisis, he reparado en que el filósofo empirista David Hume se equivocaba en algunos de sus planteamientos, muchos asumidos coetáneamente. La razón no es, ni debe ser esclava de las pasiones. Las pasiones son inherentes a la conciencia y ninguna pasión puede producirse sin conciencia, pues aunque seamos llevados a o mecánicamente reproducimos una acción, nuestro sistema controla, automatiza psico-motoramente. Es decir, que no se trata de una ráfaga ciega. 

La validez/acierto de Hume, en el punto que nos ocupa, recae en que iniciamente acontece la pasión, mas con carácter programado, reflejo con un propósito de evitar amenazas y por tanto con fines de preservación del individuo. A su vez, dio en la diana en el condicionamiento de las emociones en la racionalidad o imagen del mundo formada, pero hasta ahí en lo alusivo a esta cuestión de la disertación presente. 

Preexiste un funcionamiento o estructura psíquica-corporal coordinada que posibilita ofrecer y ser afectados por las pasiones. Aparte, las pasiones pueden ser amainadas o reguladas. De lo contrario, andaríamos todos enviolentados y ni siquiera podríamos guardar las mínimas formas. La educación, en todas sus dimensiones, se tornaría en fantasía y cederíamos sin esfuerzo alguno a lo que nuestro deseo anhelase, sin barreras, con ausencia de mecanismos espejo de reconocimiento. Resultaría harto imposible hablar de educación emocional, y la mera deliberación estaría falta de sentido. 

Sí, una pasión descontrolada subyace en un primer instante de acción, más la pasión rápidamente es suavizada o reconducida. Además, como señalaba en el inicio, nuestro organismo no es caótico per se y si éste guarda una funcionalidad o patrones, procesos coordinados con el órgano cerebral, por lógica las pasiones desatadas por el mismo o entrantes no pueden responder a un estado entrópico o de irremediable caos. Además, es un fenómeno testado que el domino de las pasiones es viable, los monjes yoguis y budistas dan buena fe de ello, al pasar varios días bajo la lluvia,  y en ayunas, sin padecer dolor o problemática manifestada a posteriori ¿y qué decir de quienes se adentran en aguas heladas completamente desnudos?

Se podrá contraargumentar esta crítica, aludiendo que el inconsciente es esa bestia indómita, empero, si el inconsciente está alojado en el sistema psíquico, retornamos al hecho de que guarda una coherencia mínima con marcaje evolutivo, en pro de la subsistencia de la especie. La escuela estoica griega no andaba nada desencaminada, ni tampoco la actual terapia cognitivo-conductual de la psicología, en lo tocante a la gestión de los pensamientos y la transformación de las emociones en consecuencia, modificándose los primeros y la interpretación de X situación. "Lo que nos decimos y pensamos determina como nos sentimos." La actitud ante las cosas. No parece que haya dicha condición pasional intensa, el descontrol aquí tampoco. 

Por ende, instintivamente, a excepción de patologías, casi todas bajo las diferentes variables socioculturales, no matamos a otro ser humano, puesto que en nuestro programa base llevamos instalado el respeto a la existencia ajena, a menos que los recursos básicos escaseen y entonces sí tendría lugar un enfrentamiento. Ahí el sistema límbico se desequilibra y el estrés a causa de la liberación del cortisol para paliar la saciedad, desemboca en el incremento de la adrenalina. En tales circunstancias, sí se podría sortear ese cortafuegos biológico y ceder a la lucha por la existencia de los depredadores, pero no se trata del prototipo en absoluto. 

Con base en lo anterior, diría que "la razón es esclava de las pasiones, cuando las necesidades elementales no se cubren y no hay ejercicio o aprendizaje de la mente para permitir su dominio, la concentración". El sistema psíquico de la mente-cerebro es un enigma aún a día de hoy, pero el aserto de Hume y del psicoanálisis, en este asunto concreto, está bien lejos de cumplirse. 


Por supuesto que diariamente cometemos sesgos cognitivos, errores al interpretar y normalmente cedemos a las respuestas rápidas, impulsivas con la información disponible al alcance—los heurísticos, pero aunque el sistema racional-deliberativo se emplee cuando hay suficiente tiempo de decisión y esas intuiciones emotivas constituyan una mochila empírica de carga de creencias y valores, prejuicios y estereotipos, conformando el núcleo de nuestra racionalidad. 

Pese a ello, hay sitio para el entrenamiento y dominio, no represión, [no confundir] de aquellas pasiones destructivas, de refuerzo negativo o automatizadas al observar y repetir conductas agresivas no empáticas, ejemplo los maltratos y abusos. Añadido a lo anterior, en su estructura primaria ese engranaje depende del entorno y sus vivencias, mas biológicamente estamos dotados para entendernos y comunicarnos entre nosotros, y las diferencias o choques en la manera de ver las cosas obedecen, principalmente, a una educación dogmática o falta de refuerzo de apertura o adaptación al reajuste y permisión, aceptar otras perspectivas, "fusionar horizontes". El filósofo Häns Georg Gadamer aconsejaba aquello de "poner nuestros prejuicios contra las cuerdas". Aún cuando ocurren los mentados obstáculos, la razón, lenguaje, diálogo, logos común, "el ethos de la humanidad" no ha muerto, ni mucho menos, pues de lo contrario ya no estaríamos vivos para escribir nuestra historia. 


J.B.B 


"La narrativa esclavista de las pasiones"

jueves, 8 de octubre de 2020

ARISTÓTELES, EL Covid 19 Y LA EDUCACIÓN CÍVICA

 Hoy me he despertado aristotélico. El filósofo Aristóteles nos recordaba en su "Ética a Nicómaco" que practicásemos más la virtud, como el músico citarista perfecciona cada día el toque de su citara. Si el hombre entrena la virtud, mejoraría su ser. La virtud reside en el hábito, en la vida práctica cotidiana de las costumbres para con nosotros y los demás. Habitamos una comunidad, con un ethos común o valores compartidos y asociacionismo entre sus integrantes, caso de la vecindad. 

Con la llegada de la pandemia, este alejamiento del otro se ha acelerado más aún. Hemos perdido de vista ese sentimiento de vínculo con los demás ciudadanos de nuestra polis. Si antes no saludábamos a la gente en la calle por las mañanas, ahora tomándonos como infectados o enfermos, mucho menos. La tecnología de carácter autista [aislamiento de lo de fuera, como esos cascos en los oídos al entrar en los autobuses o el teclear escapista del móvil] también ha conducido a ignorar la buena o mala ventura de las personas con residencia cercana a la nuestra, la homeostasis—regulación, el equilibrio  de la vida urbana y sus distintos procesos—la calle y el movimiento por sus aceras y calzadas, los ruidos del ajetreo compartido; ese bar frecuentado y cuyo dueño siempre deseaba, tras pedir un café, una agradable jornada, con esa sonrisa amistosa y de consuelo ante los posibles embates y sorpresas desagradables del porvenir a corto plazo. A él se unían quienes se sentaban en la barra de la conocida cafetería, los demás vecinos del barrio, con sus clásicos comentarios al escuchar las noticias en el televisor y sus manías tan propias, y hasta pintorescas. 

Tampoco visitábamos, desde el estallido de la revolución tecnológica-digital, a quien vive en la casa de enfrente para saber cómo se encuentra. No nos preocupábamos por su salud ni su situación. Actualmente, en esta ideosincracía hiper individualista, ni se nos pasa por la cabeza llamar a su puerta, en tanto que su salud es conectada inmediatamente, a manos del sistema psíquico, con la enfermedad, cual leproso que ni siquiera merece dirigirle una mirada o llamarle por teléfono para preguntar simplemente por un cálido —¿cómo estás? Evitamos por supuesto ayudar a una anciana a cruzar la calzada, irle a comprar a un vecino enfermo...No nos incumbe. Todo este ethos, el vínculo, se quebró desde mucho antes. Varios años ya. 

El virus no se limita a la biología o ataca exclusivamente a esta. No, el Covid ha traído a las conciencias o puesto de manifiesto que la enfermedad, el mal, la putrefacción, estaba ya instalada con la excelsa destreza técnica de los medios digitales y el tremendo olvido de la educación cívica. Aristóteles dejaba bien claro que los actores debían ser no solamente profesores, sino involucrarse en la enseñanza todos los elementos vivos de la polis en aras de servir de ejemplo y que los niños discutan y debatan formándose nuevas opiniones y preguntas. Es decir, la preocupación en las ciudades, las polis contemporáneas, por que las nuevas generaciones traten a sus semejantes con respeto, solidaridad, amor, generosidad, amistad, justicia, etc. 

Aristóteles mencionaba que en primer término debían educarse las virtudes ligadas al carácter ¿qué es esto sino la educación de las emociones? La gestión de los afectos comprende el núcleo de los futuros valores de los ciudadanos. No cabe el salto a la virtud intelectual de la prudencia, a los términos medios de la razón donde se halla la justicia, si la base de la regulación de las conductas violentas y contraproducentes es inexistente ¿cómo alcanzar juicios propios y obrar con responsabilidad, si las pasiones se hallan descontroladas o se temen y no se manejan adecuadamente? ¿cómo entender que la otra persona es un igual en tales circunstancias? ¿por qué no se transmite a los más jóvenes que hay que tener consideración hacia las personas mayores y prestar auxilio como querríamos que lo hicieran con nosotros? ¿es viable un uso correcto de la libertad, cuando el tigre siempre anda hambriento y no sabe cómo detener sus apetitos y daña a su propia familia?  Imaginemos al sabio Zaratustra de Nietzsche agrediendo a sus amigos animales impasiblemente. El águila no podrá volver a elevarse en libertad, ni la serpiente brindarnos el "eterno eterno". Se nos revolvería el estómago con dicha actitud. 

Hay que tratar de que en esta era digital tan separatista, en todos los sentidos, retornemos a los intermedios, los equilibrios y retomemos la conciencia de ciudadanía. Hace falta una educación donde las pulsiones no se extravíen o nos destruyan y que la ausencia de la expresión corporal—afectiva, los abrazos, las muestras de afectos; la casi nulidad de la empatía afectiva o contagio emocional nos transforme en "Siris", "Alexas" y otros asistentes de dispositivos electrónicos; algoritmos sin alma. Es de nuevo la dialéctica. Las máquinas se humanizan al tiempo que nosotros nos robotizamos. Marx lo adelantó con el "fetichismo de la mercancía". Sentimos apego, excitación casi sexual por las cosas muertas, objetos,  dotándolos de vida, cualidad, mientras nos auto concebimos como una mercancía con valor de cambio, mera relación de intercambio, y tratamos a las personas en dichos términos económicos.

miércoles, 7 de octubre de 2020

Una máquina no puede amar, porque para ello debería poder sufrir. Por más que se programe o inserten algoritmos llamados amor y que simulen acciones afectivas, no hay química para despertar ese sentimiento ni el dolor. Al final, es la química la que nos distingue de los organismos cibernéticos, y la que despierta los sentimientos más puros y hermosos de nuestra especie, pero también los más amenazantes y destructivos. Somos plurivalencia. Ese es el polinomio que, paradójicamente, el código binario y matemático computacional de la robótica no es capaz de producir.

 En la soledad, evidentemente, es mucho más sencillo ser uno mismo y reencontrarse, y lo más importante, puede meditar, hallar la necesaria serenidad y silencio en su inquieta mente. Al frecuentar compañías estamos distraídos, cierto, mas no acostumbra a permitirse la conciencia pura. El ruido mundano y los murmullos ahogan la calma interna, desgastan la bateria. La introspección es la vía para soportar después el zumbido, la estresante extroversión. 

Somos animales pro-sociales es verdad, empero, muchas veces las ansias de contactar con otros no responden a más deseos que huir de uno mismo. El autorrechazo, la evasión, la desesperada tirita social; la incapacidad de mantener una reunión privada con nuestros sentimientos y pensamientos enterrados en esa tierra privada de iluminación. Requerimos de los otros para completarnos, saciar carencias y compartir, pero si no compartes o apenas te relacionas con ese íntimo amigo llamado yo ¿cómo pretendes sentirte a gusto, integrar con sinceridad y equilibrio a otras personas en tu vida? Posiblemente desesperamos por la mentada comunicación externa, porque nada esperamos de esa primera persona del plural: nosotros. Practicar la soledad significa practicar la paciencia, la espera. El ejercicio de la soledad comprende la esperanza de no sentir angustia ante el propio yo y reconciliarse, sanamente, con los ajenos, emancipados de la droga; la adictiva sobredependencia.

martes, 6 de octubre de 2020

SCHOPENHAUER Y LA ATARAXIA EN LA ESTÉTICA Y ÉTICA

SCHOPENHAUER Y LA ATARAXIA EN LA ESTÉTICA Y ÉTICA

La ataraxia es el estado al que todos deberíamos aspirar. El ejercicio del dominio de los deseos tóxicos, destructivos  y aquellas pasiones que desembocan en desequilibrios varios. Esta es precisamente la sensación a que nos conduce la experiencia estética [el arte] en el autor Arthur Schopenhauer y manifestar compasión en la ética, que sería el sinónimo de esa paz e imperturbabilidad mental, atención y preocupación sin padecer sufrimiento, sino amor, amistad y cariño, —pertenencia a—por los demás seres del planeta. 

Conforme el nivel de conciencia sea mayor, se abrirán los horizontes y traspasarán las esferas humanas. La autoconciencia del vínculo con toda la vida sintiente supone el despertar del tercer ojo cósmico; retirar el velo de la representación—las falsas imágenes o copias platónicas— y advertir la voluntad objetiva, al despojarnos de aquella dolorosa subjetiva. Entonces es cuando captamos la esencia, la fuerza viva del mundo. 

La voluntad no subjetiva, no acotada a la causalidad y la temporalidad al constante desear y producto final, utilidad, vendría a ser la idea atemporal e inteligible platónica, mas en sentido opuesto, aunque también es la cosa en sí de Kant, a la que como menciona Schopenhauer, se accede mediante la intuición y contemplación, meditación o serenidad artística y éticas opuestas al concepto racional-científico de la utilidad, el sujeto psicológico, la identidad individual del sujeto y separada del otro en la representación egótica—del ego—.[A propósito, el tercer y último género de conocimiento o de potencia, nivel de conciencia de Spinoza, es el de la intuición también, pese a que este, como preilustrado, sí ofrece una visión racional del universo. Obvia relación con el budismo y el mentado estado de ataraxia, el desapego equiparable al Nirvana]. Es decir, en Schopenhauer la voluntad objetiva sería una idea o forma platónica no racional [él jamas aceptaría esa visión racionalista en su filosofía] desmatematizada y desconceptualizada, a la contra de la clásica y modernas razón metafísicas o la estructura del mundo racional. 

De acuerdo con mi interpretación, sujeta a error claro, se trataría de ser atravesado uno por el Eros, la pulsión pura, el Amor, creadora de vida, y ahora desexualizada—libre de la sensación de dependencia y transformándose uno en la totalidad; "la mente es eterna" clamaba Spinoza—, luego ausente de toda clase de violencia, perturbación y angustia.