sábado, 22 de noviembre de 2014

Desprenderse de creencias metafísicas: Naturaleza de especie

Al desposeernos de credos religiosos y metafísicos nos percatamos de la voluntad de subsistencia presente en todas las personas debido a la <<naturaleza de especie>>, desarropados de seres superiores buscamos cobijo en quienes nos rodean, los demás. Amamos, mantenemos amistades, ayudamos al resto. La supervivencia nos guía, nos mueve, pero desde fuera de cualquier sentido que no sea el de la propia satisfacción de necesidades. Pretender cruzar los límites físicos es transformar lo minúsculo en gigante. Si nos fijamos bien podemos contemplar la nada que somos, un punto microscópico en el cosmos o universo material. Por tal razón la vida es vacía, hueca, porque solo cuenta lo que percibimos, demostramos, explicamos, probamos. Romper esa barrera da como resultado la construcción de deidades, dioses a los que acudir, nuestro amuleto de la suerte. ¡Ah! Pero no hay tal suerte. Esta es otro invento más con el que evadirnos el caracter hipotético (probable, sin certeza hasta que sucede) de la Naturaleza que nos compone.

lunes, 10 de noviembre de 2014

La ilusión de la libertad

Respecto a la libertad, y quienes aseguran que es posible abandonar los limites biofísico-mentales-cerebrales-ambientales.
-¿Como se puede abandonar un límite mental-cerebral si realmente ese límite físico, como limitación impide ir más allá de él?
No existe la denominada libertad absoluta o libre albedrío, puesto que hay una serie de condicionantes. En primer lugar no es posible ir contra la genética, nuestras características iniciales, capacidades, ventajas, desventajas.
En segundo lugar, en el apartado físico-psicológico, es imposible dejar fuera el razonamiento motivado. Buscamos salvaguardar las creencias interiorizadas, convicciones, opiniones que tengamos, emociones, manteniéndolas fuera de toda crítica, tratando de que haya correspondencia con ellas. En cambio, si tendemos a evaluar aquellas contrarias a las nuestras. Las elecciones no las tomamos libremente, pues según este sesgo cognitivo buscaremos la manera de que no haya disonancias entre lo que pensamos y hacemos, cambios, alteraciones que afecten a nuestro sistema básico de creencias. Atendiendo a otro sesgo cognitivo denominado sesgo por confirmación, pretendemos que nuestras creencias y criterios se vean confirmados en todo momento.
Tampoco cabe dejar de lado las experiencias que nos han sucedido, ocurrido, la educación, familia, amistades, influencias externas. Es decir, las condiciones del ambiente, y como nos afectan para actuar de un modo u otro.
Así mismo, los comportamientos básicos mantenidos obedecen a la biología, igual que el campo físico-psíquico emocional tiene un origen biológico-genético, resulta inútil pretender romper con ellos por completo, Luego las decisiones que tomamos las hacemos condicionados por estos factores, determinados por ellos. En cuanto a la trascendencia que se defiende (superar las barreras físicas) respecto a la materia. Todo es inmanente,interno, no externo, inherente a la naturaleza material, y está dentro de la esencia, composición físico- químico natural de las cosas

¿Por qué desnaturalizamos la muerte?

A mi parecer, las personas desnaturalizamos la muerte. La concebimos como algo lejano, en otro plano, y que no nos afecta hasta que ocurre. Vivimos sin pararnos a pensar en lo efímera que es nuestra existencia. Nos distanciamos de la naturaleza física-material, creyendonos inmortales, no reparamos en nuestra vulnerabilidad, debilidad como animales que somos, especie biológica que tiene una corta duración. Como consecuencia de ello inconscientemente aunque también a propósito, nos desprendemos de algo que es inevitable, y que puede llegar en cualquier momento.
Es un hecho que cuando llega cualquier padecimiento y dolor, sufrimos en menor o mayor medida. Sin embargo no comprendemos los motivos por los cuales experimentamos malestar, ignoramos la voluntad de subsistencia, satisfacción de nuestras necesidades básicas como individuos, especies, poblaciones biológicas.
Una posible razón para esta niebla o velo que se interpone ante la potencia natural, captar la capacidad de autoconservación que caracteriza a la vida, podría deberse a que no nos relacionamos con la idea de la muerte, esto es dejar patente en nuestra mente-cuerpo-cerebro dicha idea/concepto de muerte. La culpa de esta negación/repulsa por la muerte recae en la educación religiosa, espiritual recibida, que anula la percepción de la naturalidad, el conocimiento mental-corporal de la muerte, la admisión de una causa natural que puede afectar a nuestro sistema vivo cerebral-mental-corporal. Pero esto es rehusado, producto de esa ruptura con la naturalidad que envuelve la muerte, y dada la brecha establecida somos ciegos.
Tampoco percibimos el dolor como algo natural, inevitable en algún periodo de la vida, lo queramos o no. Luego, no comprendemos que ese padecimiento obedece a una relación o conexión con la mencionada muerte que rechazamos, y que conforma nuestra corta esencia y existencia corporal, material
De aquí vemos que no captamos la potencia e importancia de la vida y sus seres, la interdependencia desde su materialidad corporal. Es decir, la esencia del carpe diem, disfrutemos mientras sea posible, así como emprender acciones que alegren el vivir común, ansiar el interés por una supervivencia colectiva, de cada una de las especies vivas, reconocer la vida y su capacidad. Pero nos engañamos imaginando que podemos esquivar nuestro fin. Lo cierto es que no somos dueños acerca de como serán nuestros últimos instantes, previos a la expiración final.
Es una falsedad pensar que en este mismo instante no estamos a merced de la posibilidad de la muerte. Lo que sucede es que ese aprendizaje educacional recibido se ha encargado de sembrar miedo a lo que acontecerá cuando cerremos los ojos. Desde el punto de vista natural no ocurrirá nada, sino la descomposición material de la que se alimentaran otros cuerpos, organismos. Aun así nos empeñamos en que habrá una suerte de juicio, o bien dar cuenta ante un tribunal divino/sobrenaturalde nuestras faltas y malas acciones.
La cura para ese miedo que nos recorre el cuerpo-mente, y el cual produce que nuestra piel se erice es el auto-engaño, manifestado en un disfraz con el que diariamente nos cubrimos: la idea metafísica de inmortalidad, hasta que la mortalidad se nos presente como visible, o ya sea tarde, por lo seamos incapaces siquiera de advertir la brevedad de nuestro paso por la tierra.
Nos alejamos del dolor por un impulso biológico de especie, nuestra preservación. Por ello permanecemos alegres, ansiamos estar contentos de animos, satisfechos, fuera de cualquier recuerdo triste que se asemeje o nos traiga la imagen de la muerte. La mente-cuerpo busca preservarse también. No obstante, tal como se ha mencionado, no adquirimos consciencia de la composición natural, de la brevedad, duración de las cosas, de las fuerzas que actúan en nosotros mismos en una actitud de especie viva.
Al discriminar el sufrimiento y no analizar sus causas, desconocemos la base de la vida, los elementos básicos, instintos de supervivencia que nos mueven a actuar para preservarnos. Dichas raíces donde brota la vida para nosotros es la misma que las estrategias evolutivas seguidas por cualquier especie. Esta es que ansiamos permanecer, autoconservarnos, sobrevivir, que vivimos para escapar de la angustia y sufrimiento, la muerte.

Si por el contrario aceptásemos la muerte como limitación natural, fuésemos humildes y habláramos del disfrute y goce de los placeres en este corto tiempo como seres mortales que somos, entonces podríamos hacer frente a las adversidades y embates de la vida desde una conciencia de la temporalidad material, la finitud, cuando sin aviso nos golpeen la tristeza, pena, dolor.
En esta circunstancia obviamente ansiaremos sumar potencias, cooperando con l@s demás, obrando para mantenernos ligados al vivir, teniendo conocimiento de la mortalidad. Desde esa conciencia, ir incrementando las acciones positivas, solidaridad por interés de manternos a flote, actuar adecuadamente con l@s otr@s, nuestra dependencia con ellos en nuestro tiempo vital.
Se trataría de alcanzar aquí la suma de la potencia, estar en armonía, cooperar, adquirir la fortaleza, buscar los medios para que este (el sufrimiento, la angustia) no nos destruya, comprendiendo nuestra identidad de especie, la esencia material de la que estamos compuestos, perecedera, efímera, valorar la existencia desde su brevedad, reconociendo la fuerza de estar conectados a ella junto al resto de seres, el resto de naturalezas vivas durante el tiempo que late nuestro corazón.
De esto se deduce que precisamente por el deseo de no morir nos aferramos a la vida, al amor, generamos y mostramos los afectos, nos relacionamos con las personas queridas, amistades, familiares,etc. La necesidad de los demás obedece a razones evolutivas de subsistencia. Comprender esos motivos es hacer la existencia propia y la de los demás más agradable, para que puedan sobrevivir y aferrarse a la vida, cooperar por el mismo fin que nos ofrezca respirar, no extinguirnos, beneficiarnos mutuamente.
Todo esto se conseguiría devolviendo a la muerte el carácter natural, entendiendo porque actuamos movidos por impulsos de adherirnos a la vida: La actitud natural de especie, con un comportamiento desde la conciencia natural de la finitud, para frenar las amenazas, satisfacer necesidades, obtener beneficios mutuos/recíprocos el individuo y quienes le rodean. 

La realidad del determinismo

A veces quieres volver a tener los gustos e ideas, puntos de vista, enfoques que tenías hace tiempo, pero te das cuenta que no depende de ti. Argumento determinista:
-Existen condicionantes de tipo físico-psicológicos (emocionales) y ambientales (del entorno) que no podemos ignorar ni evitar, y que por tanto influyen en lo que hacemos o lo que decidimos ¿Dónde queda la libertad aquí?
-Estamos determinados por factores biológicos, psicológicos y ambientales en las elecciones que tomamos, sin salir de la realidad material/natural en ningún momento.
-Lo que escojamos lo haremos en base a tales variables o condiciones.
-Conclusión: No somos libres en absoluto. La libertad o voluntad no es más que una ilusión.
Que alguien me contra argumente si defiende la libertad, el libre albedrío, en que parte la encuentra, ante esta imposibilidad expuesta en cuanto a desear ser en aspectos mínimos como uno/una era antes.

Naturaleza de especie: Las costumbres sociales

Las costumbres sociales responden a intereses biológicos, que las especies adoptamos para adaptarnos a las necesidades que demanda el medio, son estrategias de supervivencia. Las conductas son producto de una necesidad por perseverarnos, por existir. En base a esto, podemos desde la identidad biológica de especie dirigir nuestras acciones para alcanzar una supervivencia común, partiendo siempre de los intereses de subsistencia básicos, encontrando en las raíces evolutivas el reconocimiento de nuestras necesidades, expresadas estas en las ajenas. Cabe afirmar que no existe una <<naturaleza humana>>, sino que resulta más adecuado referirse a una <<naturaleza de especie>> quebrando los antropocentrismos y antropomorfismos (construcciones humanas de la realidad), la separación del ser humano de la naturaleza físico-psiquica, material.