viernes, 6 de junio de 2014

La selva urbana: Aceptación del determinismo natural. Propuesta de una educación para el cambio en la orientación de la naturaleza: hacia la solidaridad y la empatía compartidas entre todas las especies.

Entonces me dí cuenta que era un gorila, chimpance, organgután, simio, primate como los que tienen en las selvas su habitat. Me fije que soy un mono como ellos, que ahora era bípedo, que caminaba sobre dos patas... Me percaté también de que no había abandonado la Naturaleza, sino que habitaba otra selva, la urbana, que también poseía sus árboles, líquenes, sus insectos, naturalezas vivas, seres vivos...

En ese momento advertí que mi casa era otro árbol más, que en el medio urbano había sido construido por otros monos para tener su vivienda igual que las madrigueras que fabrican los conejos, las cuevas a las que acuden los osos, el nido de las aves... Esos monos al igual que el resto de especies y yo hemos pasado por la evolución...

Tome conciencia de que habitaba otro ecosistema más, una comunidad de especies sociales y naturales que se relacionan y se organizan para satisfacer necesidades básicas (alimentarse, nutrirse, protegerse)... Aunque el ecosistema urbano funciona diferente... No tienen porque darse enfrentamientos, rivalidades territoriales, luchas por la supervivencia como sucede en la selva, en la que encontramos a depredadores y presas, redes tróficas de alimentación, cadenas alimentarias, supervivencia del más apto, peligros y amenazas... En la selva no urbana aunque no se quiera advertir, también caben las relaciones afectivas en los grupos y clanes de los animales en la selva primitiva, el cuidado y protección de sus familias, con empatía cuando peligra uno de sus miembros, comunicarse de forma amistosa, altruista. Este último aspecto no lo deberíamos olvidar cuando hablemos de nuestro entorno urbano.

En el medio urbano seguimos siendo animales, poseemos instintos, pero las relaciones pueden ser diferentes. Esa agresividad que tenemos todas las especies debemos utilizarla para defendernos cuando somos atacados, únicamente como defensa ante ese ataque, algo como último recurso, tratando de provocar en el acto de nuestra defensa el menor daño posible. De lo contrario se produce la destructiva violencia, donde no hay respuesta ante el ataque, sino que se produce el ataque mismo, la ofensa de un miembro hacia otro sin ser provocada, sin una reacción que la genere, sino que hay un mero deseo de dañar, someter a los otros miembros hiriéndoles física, psicológicamente, verbalmente, en las instituciones- normas y leyes, escuela, empresas, organizaciones, política...con episodios repetitivos de ataque sin un estímulo que lo produzca.

Pero en mi opinión los monos que habitamos esa selva urbana, el medio urbano, no debemos atacarnos entre nosotros, herirnos, dominarnos, desatender el auxilio de los otros miembros. Somos seres con dignidad, fines en sí mismos que no pueden ser golpeados, perseguidos, hacerles sufrir. Tampoco podemos herir al resto de seres que como nosotros han evolucionado, el conjunto de plantas y demás animales.

Los monos que habitamos este ecosistema deberíamos tomar lo que resulta positivo de la selva primitiva, aquello que permite la supervivencia y conservación de todas las criaturas de la selva. De igual modo actuar en el ecosistema urbano, no solamente los primates que vivimos en ciudades, sino garantizar la protección del resto de criaturas que conviven aquí con nosotros y en los otros ecosistemas salvajes, vírgenes donde no estemos los primates. Es decir, que se trata de tener en cuenta las relaciones que practican las otras especies de amor, trato y cuidado a los miembros heridos, el respeto a los miembros ancianos, ayudarse, mantener decidir que no se destroce el verdor, nuestro oxígeno, el pulmón de nuestros pulmones... Así mismo la belleza de la naturaleza que brota en esa selva en la que nuestros antepasados y del resto de especies vivieron no puede desaparecer, el medio urbano no puede acabar con la extensión de los árboles, la limpieza de las aguas, la salud del aire...

Por tanto, es tarea de nosotros los primates que habitamos este ecosistema (conjunto de seres vivos) evitar la destrucción y muerte de nuestra selva, hay que luchar contra la contaminación, el deterioro de nuestro entorno, concienciando a los otros miembros de la mandada para actuar con responsabilidad, expresar amor por las hojas y troncos de los árboles, sus sabrosos frutos, las criaturas que se posan en ellos, y que también tienen derecho a poder desplazarse sin olor a basuras, humos de fábricas. Todo ello es posible mediante la educación, un aprendizaje de hábitos y costumbres de la manada para no dañar al resto de grupos y miembros individuales, para conservar la vida donde se han establecido, buscando modos de energía para que perviva la riqueza del crecimiento y extensión de cada brizna de hierba... Energías renovables como el sol, las mareas del agua, el calor de la tierra, la fuerza del viento...

Por supuesto se actuará igual con el resto de entornos que se visiten evitando el deterioro de los mares, los océanos, los bosques, grandes llanuras y extensiones, montañas respetando la vida vegetal y animal, no talando árboles, quemando el bosque... Lo que debemos tratar de hacer es transformar lo menos posible el verdor del mundo, no deformar la riqueza vegetal y animal sino mantenerla. La naturaleza forma parte de nuestra historia, esta cambia igual que las aguas de los ríos fluyen, se transforma, tiene ciclos que varían, no se trata de reproducir la desigualdad, sino de producir la igualdad desde el propio respeto a la diversidad, reconociendo la importancia de todo organismo vivo, a partir de comportamientos y costumbres de solidaridad, justicia, respeto, igualdad, libertad teniendo presente a los demás miembros...

Se trata de auto-identificarnos en todas las especies naturales, pudiendo reducir con la educación los impulsos de dominio, imposición, jerarquía, sometimiento y control e impulsar el grado de afectividad, solidaridad, comprensión, amor, protección, empatía, sociabilidad que poseen las mismas.... Seguimos en la selva (continuamos en un ecosistema biológico aunque en la selva urbana también es cultural- aspectos adquiridos, tradiciones, hábitos, enseñanzas, aprendizajes, arte, creaciones, formas de vida)...Eso no lo olvido, pero el rumbo que seguimos es distinto, ahora todos los miembros obramos de forma conjunta, todos participamos sin imposición, egoísmo de unos sobre otros. Sino que cooperamos para el mantenimiento, cuidado y atención de cualquier miembro de la gran manada, la biodiversidad (culturas, animales, hongos, plantas, microorganismos, seres vivos de la que formamos parte.

¿Que opinais de esta reconversión de la evolución de Darwin, identificando a las ciudades con las selvas y entornos naturales sin que actue esa determinación por la supervivencia de la que se han aprovechado pensamientos e ideologías para someter a la humanidad a condiciones prefijadas ya, a la mera adaptación para sobrevivir, imponiendonos entre nostros? Esta propuesta sería opuesta a esto, y se impulsaría lo afectivo, las emociones y los instintos de protección, amor y cariño que poseemos todas las especies para la supervivencia de todos, no solo de un miembro en particular.