viernes, 29 de noviembre de 2019

Nota preliminar:

Quienes interpreten prematuramente que me muestro a favor de la caza, nada más apartado de la realidad. El siguiente texto comprende una reflexión, acerca de que aún arrancando o eliminando la belleza, encarnada por la figura del ganso (un cisne como metáfora hubiese sido más acertado, aunque demasiado irreal, dado que no se suelen cazar), cabe la desembocadura del conjunto en una escena que, pese a resultar éticamente grotesca y dramática éticamente hablando, por tanto cuestionable, desde la mira estética no está exenta de belleza. Personalmente, me genera perplejidad este fenómeno, y apoyándome en estas razones, quería compartirlo en forma de microrrelato literario.

Microrrelato

La escopeta escupió plomo en dirección a su calculado objetivo, el cuello del ganso. La bala atravesó de cuajo el blanco gaznate, trazando un boquete metafísico entre la carne y el "horror vacui"-jerga de estetas bohemios-, mientras un graznido de oráculo fúnebre, naciente de la garganta, inundaba el espacio.

Ráfagamente, tras acoger el esputo verdugo, el ave quedó flotando sobre la fina superficie de la plateada y verdi-musgosa charca, cual "naturaleza muerta" inmortalizada por un pintor de renombre. El silencio reinaba, consumía cada partícula. El agua ya no discurría para el canal auditivo. Ni una ligera ráfaga de viento ondeaba el curso del H2O. Se hallaba paralizada, como —la vida en términos absolutos—en ese preciso instante, congelada.

La escena, inefablemente insultante y trágica; radiografía del cazador injusta—inmoral—, vil y fanfarrona, era pese al destino trágico, inexplicablemente y siniestramente bella. Sentencia del juicio est-ético a priori, sensus comunis—sentido común, ergo compartido.

Ética y estética no vuelan "por necesidad"—categoría— en compañía, en igual medida que —Suena el cuervo de Poe— ¡¡¡Nunca más!!! alzará la vista y alas el fenecido ganso. Da que pensar. El atronador acto violento—crimen— aquietado por un paisaje estético estoico. F. Nietzsche remasterizado: "Lo que se hace por arte siempre está más allá del bien y el mal".

J.B.B
Soy una cosa, esquirla de ventana fracturada, cajón de escritorio ajado, tecla mutilada del piano y que la eternidad pulsa.

Soy una cosa, una vela partida, baldosa salida del suelo, la zanja del sepulcro donde se tiran viejos trastos.

Soy una cosa, un madero de barca en el mar a la deriva, carcomido por síntesis de sal y sol.

Soy una cosa, un trozo de pintura levantada, la rama desprendida y besando el fangoso charco.

Soy una cosa, el cadáver de la silla, que una buena mañana hizo feliz a una familia.

Soy una cosa, el botón caído de la camisa, que jamás volverá a coserse.

Soy una cosa, el calcetín roído viudo y lanzado al contenedor de basura, al que aguarda el triturado y sesión de cirugía estética no consentida.

Soy un cosa, ando por ahí. Abro interrogación—¿Existo?—, mas la ambición y producción no me proporcionan sentido, una función.

Soy una cosa. Aquí sigo, en el páramo de la nada, padeciendo los estragos de la temporalidad, privación de dignidad de la "in-humanidad".

Heidegger—ser manco (no a la mano) y de nulos  sentidos.

Ni siquiera "ser para morir".

Título de la obra (ha sido borrado): Antes podía leerse: "Hermenéutica de la no facticidad".

J.B.B

domingo, 24 de noviembre de 2019

Adoraba de lleno nadar en tu azulado mar ocular. 
Allá, en lo hondo, donde nunca había promesas de monotonía. 
En la medianía de las vidriosas y salobres aguas, vertidoras de sinceras olas. 
Por catárticas corrientes. 
Comunicativas de insólita e indómita naturaleza.
Acuarelas de Turner, entre un sinfín de obras. 
Ideadas por magistral y húmeda ventana. 
Se espejaban pedazos míos.
Visualizados meramente en añoradas ensoñaciones. 
De un tiempo remoto.
Cuyo borroso nombre, es niñez.
J.B.B

sábado, 23 de noviembre de 2019

En todo silencio tiene lugar un cierre, un concluir posibilitante de un renacer o re-generación (re-génesis, re-hacer). La muerte de la voz da paso a la resurrección reflexionante, un no agotamiento. La apertura de la brecha de la linealidad entre el sí mismo y el otro, dejando que en la mudez la palabra no dicha, la perteneciente a la otredad, penetre en el yo y este muera, se derrumbe narcisistamente. Mediante el "silenciarse", ausentarse—sin por ello dejar de reconocerse—, se produce el "intangible beso de amor"; la renuncia al egoísmo entre amantes, importancia de la escucha, la entrega a la cercanía de lo ajeno al sí mismo. Allí, es justamente donde está inscrita la negatividad y por lo tanto reside la autenticidad de la lejanía.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

CRÍTICA DE EL REY LEÓN 2019


Empiezo mi crítica destacando el grado de hiper-realismo e idéntica expresividad en sus protagonistas que la de contemplar un documental televisivo de la naturaleza. Por tanto, constituye un desacierto tremendo, a mi parecer, optar por la fotografía y olvidar el alma; manifestar visiblemente los sentimientos y conflictos en los personajes, en vez de permanecer estáticos e impasibles durante toda la cinta. En el remake, no experimentamos el dolor del pequeño Simba por la pérdida de su padre. De hecho, su rostro refleja lo mismo que cuando se zampa un escarabajo.

Otro punto flaco respecto de la escasez de viveza en los personajes está en que, por ejemplo, el célebre dúo cómico formado por el simpático suricato Timón y el facóquero (tipo de jabalí) Pumba, ideadores de la filosofía de tonos existencialistas Hakunna Matata—no te angusties, la vida es absurda—, en la nueva producción pierden la chispa de comicidad y actúan, en sintonía con el carácter de foto-documental artificialmente, rígidos y sus gracias se tornan absurdas y fuera de escena. La perversidad de Scar (el hermano de Mufasa) es otro ejemplo citado de pobreza psicológica. Esta debe imaginársela el espectador, en tanto que sus ojos y boca apenas varían en ningún plano, en comunión con el hieratismo de los demás animales participantes. Ídem con la complicidad entre Mufasa al jugar con su hijo.

Hablando de fuera de lugar. Los diálogos se han abreviado una barbaridad, mutilándose fragmentos  que aportaban un sentido a la situación descrita. Debido a este acortamiento innecesario, se dan reacciones en las conductas animales no acordes con sus frases, lo que evidentemente deja al espectador preguntándose a razón de qué se desencadenó esa respuesta.

La magnífica música si bien aguanta el tipo, no deja de rememorar el viejo clásico de 1994 y la actualización de las voces y manera de interpretar las canciones, pese a ser fieles al original, para mi gusto  decaen. La trascendencia de antaño, la cual hacía que uno escuchase uno de los temas y se erizase el vello se ha esfumado. Su culpable, el estilismo de no ficción, la no distinción entre realidad y fantasía. Resulta quimérico elaborar una obra imaginativa cuando se le roba la fuerza psicológica a los personajes, limitándolos a los roles de un león o hiena cualquiera de la sabana. De hecho, la burla de las hienas y chistes sin gracia apaga la simpatía dejada por el trío de hienas antagonistas (Shenzi, Banzai y Ed) de los 90.

En lo tocante al ritmo del metraje. La historia acontece muy deprisa. Casi no se permite al público empatizar con la tensión, peligros, sorpresa, rabia, desconsuelo o romance de las situaciones presentadas. No obstante, se las han arreglado para que la película posea unos cuantos minutos más de duración, narrando tramas que completan la original y conceden más protagonismo a las leonas, confiriéndole a la película un toque feminista y de empoderamiento, como corresponde en los últimos estrenos de la factoría Disney.

En conclusión, Disney trata de devolvernos a la infancia, pero se ha llevado el corazón. El resultado es tremendamente hueco, sin más admiración que la dirigida al trabajadísimo pero aglutinante apartado visual. De resto, nada más queda en pie lo que la memoria atesoró del clásico original.
Un escrito personal con tintes kafkianos—que me disculpe Kafka por mancillar su buen nombre— . Espero que resulte de su agrado.

El agua, bebida__a largos tragos__ por mis pensamientos de sol a sol y de inicio a fin de la nocturnidad, es etílica. En efecto, heme aquí, un "beodo cognitivo". Ahogo las penas en vasos-recipientes- de papel y rebosantes de la munición biológica en señal huidiza, a la par que defensiva de cefalópodos-vulgarmente calamares; algún homenaje lovecraftiano "clasificado"—libros de rótulo cambiante—, y paso las madrugadas con el coxis, comúnmente denominado "hueso dulce" (francamente, de dulce tiene bien poco) tensionando la blandura y reposo del colchón y fijando su punto de apoyo; agito, muevo su micro-mundo—reminiscencia arquímedea—en la orilla de la cama, asomándose mi trasero al abismo.

Las asentaderas y restantes miembros—los elevados y subterráneos—del trasero, se hallan en-frentados y mirando de-frente lo otro, negativo y extraño, ubicado más allá de su horizonte hermenéutico—lo innombrado—, localizado tan solo a unos pocos milimetros del borde del "mueble del sueño y pesadillas". Adopto cara de "cogorza de sentido" en medio de una infatigable función, obra de ficción absolutamente tramada-orquestada por mí.

"Nadie" ni "nada" más contiene "presencia" en ninguna de las demás salas, separadas-alejadas del techo habitable. Hace un momento, me he incorporado a pegar el siguiente "post it o possit" (o como cuernos se escriba) en la pared del cuarto pulida a conciencia, plenamente lisa y exenta, por petición propia, de objetos decorativos:

¿Quién se atrevió a jurar que un estado de embriaguez de coherencia, besada razón, no acaba matando la cordura?

Fdo.

El loco.

lunes, 18 de noviembre de 2019

Aprendiendo a cohabitar con las intranquilidades y  desvaríos para la retina. Los, a la vista, cortocircuitos lógicos de cada quien; diagnóstico clínico de clara demencia—desnortación, ida de olla—, pero que leídos detenidamente encarnan la vacilación y desplazarse en una incómoda ambigüedad exigente de reflexión—meditación y despersonalizando al portador del mensaje de su credo moral, lo que no es óbice para perder su mantenencia. Prueba pedida—Radiografía de la dialéctica (juego de opuestos; decir y no decir al unísono, diciendo que no se ha dicho que se ha dicho... (ad infinitum)

Resultados de la zona dialéctica examinada bajo rayos X—filosófica-misosófica. ¡¡¡Joder!!! Adoro esta bazofia. Me causa náuseas eróticas la magnificencia de lo presente. Estado estético—la preciosidad anti-salobre y cubierta de mierda hasta la jeta, lógico, ano-lógico, escato-lógico:

Detectado lo siguiente—El demonio es el antídoto contra el mal de la moral. Yo soy mi demonio, pero lo ignoro y cometo el pecado de la adoctrinante e hipócrita virtud.

Reflexión de hoy

La misantropía no es más que un auto-misismo (auto-desprecio), proyectado en el otro colectivo o plural. Comprende una ultra-culpabilización ajena, la totalidad de los conflictos personales no tratados y por ende no superados, transportados a las malas decisiones y vivencias humanas. De una cadena de sucesos negativos con individuos concretos se infiere falazmente que el resto responderá de modo idéntico. Es por tanto una operación lógica absurda y contraproducente—generalización apresurada— mayúscula, por más que se aliente dicho odio, casi en una contradictoria señal de narcisismo (me odio yo y odio desde el yo mismo; no salgo de mí en ningún momento, ninguneo al otro y no intento comunicarme-dialogar con él, el otro es un yo auto-enajenado), en las mentalidades actuales.

domingo, 17 de noviembre de 2019

El acto de maquinar palabras y esparcirlas en la superficie del medio disponible, es similar a la caída de la lluvia. Es decir, el destinatario del aguacero bien cabe que aborrecezca el húmedo espectáculo. Otra respuesta legítima es quedar boquiabierto ante el__lento y en momentos acelerado__ micro-ballet pluvial y sumirse en un ensimismamiento, o en cambio recibirlo adoptando una pose existencialista—impasible— , constatando el conocido dicho popular, alusivo a otorgar poca importancia a un fenómeno —"como quien ve llover"—. De lo que no cabe duda, es de que tanto el afluir de gotas como de letras literarias desencadena un efecto particular-distintivo en el público, inclusive aquel de permanecer estoicos; sentimentalmente desconectados con vistas a no encarar el absurdo. El afamado absurdo comprende la irracionalidad del mundo; la desconfianza del individuo al infligimiento del sufrimiento, valiéndose como medio la lógica racional, pérdida de fe en la ilustradora razón. En una palabra—resistir al enmascaramiento, cucharadas de azúcar y aromatizantes encubridores de sabor en el arsénico, preparado socialmente y obligado a consumir.

¡¡¡Qué congoja se acumularía en el corazón de esta última tipología, la del predominante "homo glacies" (el humano de hielo), en cuyo tenebroso seno habita un océano de violencia inconfesada. Desdichado, al no contentarse y apercibirse impotente de emitir siquiera su pena en melancólicos pensamientos. Privado hasta de un chillido desde los adentros. Ha optado por renegar de toda afirmación, hasta las nacientes de sí, sus gozos y pesares.

¿Tan vitoreada se estima semejante enfermiza condición? Depresión. En términos románticos: Muda, paradójicamente estoica, kantiana desesperación. Si el arte de vivir se ha transformado en nimiedad. En tiempo verbal condicional, en exclusiva la miseria nos acogería, mas ni al padecerla, estallar en lágrimas de desconsuelo y rechinar de dientes hacia injusticias lograremos, puesto que inertes y encerrados en la estrecha tumba, con vida yacemos.

J.B.B

viernes, 15 de noviembre de 2019

Diálogo entre unos desconocidos:

-¿Por qué antes captaba únicamente lo negativo de las cosas?

-Ciertas malas personas me arrancaron de cuajo la alegría. En el fondo, andaba todo el tiempo aguardando a que me hieran nuevamente ¿Ha observado a un animal herido? Siempre está vigilante y rabioso, a la par que apenado. De tal manera, agitadamente-sofocadamente- respiraba mi mente. Dígame bien ¿es capaz usted de deleitarse con la existencia conservando pensamientos y sentimientos intrusivos, intranquilos y taquicárdicos?

-¿Y cuál es fue su cura o anti-depresivo? Tendría  que contar con alguno para haber salido de ese infierno ¿no?

-Pues verá, sí. Dejé la oscuridad gracias a la concentración-meditación, permitiendo que se entrometa en mi aparato sensorial lo que sea, evitando juzgarlo, valorarlo o etiquetarlo. Algo bello e innombrable, callado para la fastidiosa conciencia, obligadamente debe hacer levitar el alma y registrarse más tarde como excitación grata.

-Muy de acuerdo con usted. El juicio es un torturador psicológico—un cabrón paridor de neurosis— y el anónimo responsable de nuestra infelicidad. Vivimos más pendientes de como queremos que sean las cosas (altas expectativas y por ello raramente realizadas) frente a la aceptación y disfrute de su mundana realidad.

-En efecto. Ya lo mencionaba Bruce Lee- "be water my friend". En una palabra: Fluye. Este es el jodido sentido de la vida, el único además.

viernes, 1 de noviembre de 2019

POEMA

Mi voz emerge de un lugar
Situado bajo el fango está su hogar
Mis palabras, susurros cosidos por un cansado viento.

Último bastión
Superviviente corriente de sentimientos
Colándose elégicamente por esta pequeñísima grieta.

Más de la mitad quedarán desterrados
Pasto del abismo
Pintura de olvido

Ríos secos
Desierto y amputadas sus dunas
Mar baldío

Cielo sombrío
Extravío
Nadie
Funeral de uno mismo.

J.B.B