martes, 28 de febrero de 2023

De la felicidad y el deseo ante lo efímero de la existencia. Una paradoja

Si suprimimos la serotonina de nuestro cerebro y otros neurotransmisores como la dopamina y endorfinas, la felicidad es una palabra que se disuelve como el viento. Por el otro lado ¿no es gracioso que esas señales no signifiquen nada de por sí? La acción y su interpretación es la que les confiere un sentido y muere una vez finalizada estas en una serie de perpetua de puntos finales de los significados ¿y no es esta la naturaleza del deseo? ¿será esta su manifestación en el misterio de su ansia y necesidad de nutrirse [la del deseo] frente la brevedad de la existencia? Una treta para vencer al sinsentido que, irónicamente, lo acaba volviendo todo un absurdo de voluntades que ya ni saben lo que quieren para sí. 


domingo, 26 de febrero de 2023

De la inadaptación

Recientemente, me ocurre como lo que relataba  Dostoievsky. No se si me estoy volviendo más idiota cada día y por eso no se me entiende. O acaso se trata de que yo no comprendo a los demás porque me he distanciado demasiado del mundo. En cualquier caso, siento que no pertenezco a este tiempo, ni tampoco al pensamiento y los valores reinantes. Me bautizo como "bicho raro", "especie descatalogada" en una selva que se me traga. Me engulle, y por eso trato de apartarme lo máximo posible de su llamada.

sábado, 25 de febrero de 2023

De la incredulidad ante lo que sobresale

Los seres humanos dudamos de la autoría cuando alguien hace o ejecuta [una obra intelectual o acción] algo muy bueno o de gran valor, por motivos de envidia o estupidez [incapacidad de comprenderla o juzgar que debe ser discriminado, porque se teme lo que no se entiende bien]

Sin embargo, cuando la producción es de calidad baja, enseguida le concedemos crédito al creador/autor y la incredulidad nunca tiene lugar. 


El ser humano: una especie fallida

 No me importa que no estén de acuerdo. Conforme avanza el tiempo y salen a la luz nuestros actos, creo más que los seres humanos somos una especie fallida. -¡¡El horror!!!, ¡¡¡el horror!!!, gritaba el personaje de Kurtz en "El corazón de las tinieblas" de Joseph Conrad. 

Ciertamente, ignoramos el horror y la barbarie de la que somos capaces. Ese es nuestro mayor pecado [no en sentido religioso]. El ignorante afirmaba Sócrates es "el que ignora que no sabe". Justamente, nos sucede esto a los seres humanos. Nos proclamamos dioses del Olimpo y no somos más que mediocres demonios condenados del Infierno que recrean en el mundo la funesta imagen de ese Tártaro [infierno griego]. Transformamos el mundo y sus seres en un paisaje desolador, reflejo de nuestro desdichado interior.

De la poesía y la belleza trágica

En toda poesía hay una nota trágica que es la que la vuelve increíblemente hermosa. A la vida le sucede algo similar. 

miércoles, 22 de febrero de 2023

Acerca del poder transformador de la lectura

Hay dos tipos de personas. Las que permanentemente buscan expandir sus horizontes moviéndose geográficamente, sin que necesariamente sus esquemas tengan que verse ampliados, y las personas que aumentan su perspectiva y márgenes leyendo páginas de un libro. 

A las segundas es imposible que el objeto llamado libro no les transforme y genere un impacto, sobrecogimiento y enamoramiento sin parangón. A las primeras, las viajeras, a menos que se detengan a experimentar en sus carnes la cultura nativa que visitan, podrán alojarse en cómodas estancias y lucirles todo el entorno ajeno a su familiaridad como una selva que divisan desde la lejanía, pero que no se adentran en su condición o conocimiento. 

A mi juicio [que no tiene que ser compartido], los lectores y lectoras pueden captar, además, vivencias relatadas que los viajeros/as difícilmente se arriesgarán a llevar a cabo, a menos que se trate de auténticos/as aventureros/as con habilidad para desprenderse de sus dispositivos electrónicos y escuchar la calma o el bullicio de la naturaleza. 


Entonces, en lo primitivo de aquella [la naturaleza] cabe que den con algo de ellos mismos/as que ignoraban, algo que sí suele ofrecer un buen libro. En sus capítulos uno se espeja con la extrañeza que la cotidianidad ha terminado de arrancar casi de cuajo.

Acerca de los libros.

Los libros son nuestros faros en la oscuridad del mundo. De la nada  hacia la representación e imaginación: el lenguaje y la conciencia ¿o acaso tiene lugar a la inversa, del yo al bárbaro vacío externo, cubriéndolo con su aroma y dotándolo de sentido mediante la articulación de la voz y la palabra, parteras del conocimiento? La huella de la humanidad y su radiografía [y autobiografía] sobre millones de superficies materiales e inmateriales. 

martes, 21 de febrero de 2023

Sobre la frialdad en la persona

La frialdad del carácter acostumbra a ser un mecanismo de defensa. Se erige un muro helado para no sufrir nuevamente. La razón y la lógica responden a una perfecta estrategia de protección en cientos de ocasiones, de fingir impasibilidad y apartar de sí el padecimiento de antaño. Sin embargo, en su fuero interno persiste la ardiente llama que hace tiempo expresaba y demandaba amor y cariño. 

¿Y que otra cosa aporta la mencionada frialdad? 

A mi entender, brinda una falsa sensación de seguridad. Damos por hecho que somos altamente resistentes debido a la sólida estructura geométrica que construimos. Si acudimos a la inspiradora y sabia naturaleza como ejemplo, obviamos que los gigantescos, majestuosos y sublimes témpanos de hielo flotantes se desploman en el vasto océano. A lo polar nada más que lo cobija ese clima. 

En otras palabras, lo polar es prisionero de sí, de su quietismo [está atrapado en esa estructura-cárcel glacial] y pesantez, e incapaz de quebrar dicha jaula y desplazarse  a otras latitudes o regiones ¿ventaja? Lo dudo. Por el contrario, a la naturaleza gélida le invade la impotencia de saber que su aparente invencibilidad es como el vapor de agua de una cascada elevado hacia el vacío fantasmal, o bien un fugaz y escurridizo arcoíris. 

domingo, 19 de febrero de 2023

De la imagen ideal

Casi siempre resulta más atractiva la imagen de una cosa u objeto en la lejanía que la estancia o asentamiento en él/ella. A la belleza le sucede algo similar. Embruja y seduce la idea de la belleza mucho más que el disfrute o goce cuando se percibe en el directo. El deseo se nutre de este procesamiento-funcionamiento y se devora a sí mismo, con hambre del siguiente una vez se satisface. Así, nunca le basta. El concepto alimenta un estado de llegar a lo [...]

Sobre la naturaleza del placer

El placer en elevado grado insensibiliza el placer. Eso obviamente ocurre porque el placer se mueve por el principio de la ambición, de lo que se traduce que jamás se conforma con el grado actual y demanda más conforme pasa el tiempo. La adicción a las sustancias y dependencia de hábitos dan muestra de esto último. El placer confunde nuestra estructura mental, y nos ofrece la imagen de felicidad en lo placentero. Parto del consumismo. 

miércoles, 15 de febrero de 2023

Sobre el irracionalismo presente

En la sociedad global actual hemos renunciado a creer en los hechos, lo que viene a significar que hemos desechado la confianza en la razón. No es baladí esto último. A día de hoy festejaríamos el entierro del detective Sherlock Holmes, por lo menos en lo tocante a su método deductivo consistente en atender a los detalles y centrarse en los hechos. Todo lo que se vuelve extremo acaba en desastre. Es estupendo que se preste importancia a los afectos, las emociones y sus derivados sentimientos. La cuestión radica en que no es recomendable que dicho sentimiento sea el que guíe todo como fundamento, y que la reflexión y el análisis hayan pasado a ser casi ciencia ficción. 

Citando al filósofo alemán Immanuel Kant: "todo empieza por la experiencia, pero no todo proviene de ella". Intercambiemos experiencia por la palabra emoción como motor-principio de la acción y se comprenderá mejor a lo que aludo. Tomen si no a otro pensador como Baruch Spinoza, si lo prefieren. De acuerdo con Spinoza, la mente recibe los afectos del cuerpo en forma de ideas que retorna al cuerpo nuevamente en forma de bucle. A todo afecto corporal le corresponde una idea en la mente y de este modo mente-cuerpo son indivisibles] . 

Cuando la realidad pasa a ser concebida como relato o narración por entero se extravían el criterio y el juicio sensato, en tanto que la base del sentimiento se quiere imponer como verdad-argumento sin importar lo que se defienda, pese a ser algo indefendible. Triste época esta donde utilizamos algo tan bello como los afectos para manipular o retorcer los sucesos a nuestro favor en detrimento de la justicia y los valores honestos, ahora calificados de interpretaciones u opiniones al mismo nivel que los no honestos ¿cómo diferenciarlos o establecer una adecuada balanza? Atendiendo a lo anterior, se entiende entonces por qué Nietzsche abominaba de la igualdad. 

La mentira ocupa la primera página del recorrido de la ola ¿posmoderna? Ni siquiera ya se sostiene la crítica a la razón instrumental. Lo que se ha revelado como  instrumental son la emoción y el sentimiento [Kant lo advertía al proponer su imperativo categórico en "Fundamentación para una Metafísica de las Costumbres" y "Crítica de la Razón Práctica"—el peligro de dejar que el interés o la inclinación egoísta sea la que oriente la acción—]. 

Spinoza, a su vez, indicaba que se tenían ideas inadecuadas cuando somos pasivos y nos dejamos llevar por las pasiones, el choque fortuito de la causas. Entonces dichas ideas atentan contra la naturaleza—el equilibro y la salud— y no intervenimos u obramos [acciones] para una mayor perfección al aumentar nuestra potencia o capacidad de actuar en clave de autoconservarnos [conatus]. Spinoza, Ética. En síntesis, el resultado obtenido en los tiempos que corren es que en palabras del poeta y dramaturgo William Shakespeare, pero cambiando "vida" por "crítica" e "idiota" por "meme": "la crítica es un chiste contado por un meme y al final no significa nada". 

Personalmente, me hallo totalmente desencantado con este irracionalismo que vivimos. Recalco que no desapruebo los afectos ni muchos menos. Sin embargo, considero que nos hemos pasado de frenada. Nos vendría bien recordar a Kant: "los conceptos sin intuiciones son huecos y las intuiciones sin conceptos son ciegas". En las últimas décadas ha regresado la ley del "ojo por ojo", del enfrentamiento, venganza, odio, polarización y el mundo parece que está completamente ciego. 

El nombrado filósofo, Baruch Spinoza, calificaba acertadamente este tipo de conductas comentadas antes como "primer género de conocimiento" de los tres que hay: 1) imaginación, 2) razón e 3) intuición. En este primer género priman la ignorancia y la imaginación visualizado en la opinión- la doxa platónica [los individuos enemistados entre sí mediante la religión por llegar antes al paraíso, la superstición y creer que las cosas son como las percibimos a primera vista, como que el Sol se localiza en lo alto del cielo, cabría tocarlo si volásemos y no que se encuentra a cientos de miles de kilómetros de la Tierra] en contraposición al conocimiento, a las nociones comunes como seres humanos [la razón compartida y prudente-reflexiva, la virtud de la filosofía práctica denominada "phronesis"-prudencia. La prudencia comprende la justicia, basada en deliberar bien que diría el sabio filósofo Aristóteles] mediante la cooperación, amistad y solidaridad buscando una supervivencia [conatus] colectiva. 

¿Hacia donde nos movemos? ¿alguien lo sabe? Yo lo ignoro, o visto lo visto, prefiero no profetizar nada. Y si por un casual predigo algo, ojalá que esté equivocado. 

Del error y el perfeccionismo

 Da la impresión de que es un rasgo del ser humano estropear más una situación cuanto más intenta arreglarla. Existe una especie de necesidad de perfeccionamiento que nos lleva hacia el lado opuesto de lo pretendido. Cuanto más nos esforzamos por aclarar algo, más lo enredamos o generamos el efecto adverso ¿acaso somos incapaces de conformarnos con el error y dejar que cicatrice la herida? ¿qué se esconde tras ese empecinamiento en seguir tocando lo que no quiere ni debe ser tocado más? 

A mi entender, los seres humanos albergamos dificultad para el descontrol o la naturalidad con que fluyen las cosas. Nuestra obsesión por el control trae consigo muchas veces el caos al relacionarnos con los demás, y es una de las principales causas de la recomendación de olvidarse de la acción que alguien haya ejecutado, siempre que no perjudique a otra persona. Si así ha ocurrido, esperar a que el tiempo cure el problema. En frío las cosas se analizan mejor. No seguir apostando. Las ganas de ganar ya garantizan la derrota.

¿Por qué escribo?

 ¿Qué es lo que me impulsa a escribir? Complicada respuesta. A primera vista, diría que me envuelve un sentimiento de contar lo inefable. Lo que se invisibiliza a mi alrededor anhela ser relatado o traducido en palabras. Necesito con urgencia de capturar ideas en el espeso mar de los pensamientos. El pensamiento es lenguaje. Cada día lo tengo más asumido. Escribir me supone llenar de sentido el absurdo en el que vivo. Si lo registro desaparece el vacío en mi, la incertidumbre, la angustia. Le encuentro una función, un objetivo a mi existir. Necesitamos de esa meta. Las palabras comprenden ese rumbo, un para qué en medio de la nada fuera. Todo sucumbiría si no tuviese lugar el lenguaje. Hasta en el ámbito no humano. Imaginen la mudez de un bebé elefante al llamar a su madre ¿para qué esforzarse en gritar? Eso es para mí escribir. Es el bramar, un llanto, la llamada a una ocupación en esta obra sin guión. Poco más puedo referir del tema.

domingo, 12 de febrero de 2023

Acerca del placer racional de Epicuro

Quisiera aclarar que nada tengo en contra del placer, mientras este sea un fin y no un medio para conseguir las cosas. Al tomarse como fin el placer se torna autoconsciente y reflexivo y si lo desean denominar así, racional, en tanto que el placer en esos términos conoce sus límites en el propio placer alcanzado—concentrado en un elemento o propósito—- y no andará, obsesivamente, tras otros objetos en la distancia temporal. 

Asimismo, el placer retrasará la recompensa, puesto que ya reposa en ese placer y saboreará adecuadamente sus bienes o virtudes. Lo concibo además como responsable al estar acotado a los fines en sí mismos y no percibir a los demás como medios placenteros tampoco, sino de la misma naturaleza conferida al placer. Es un placer de meta, que posibilita su espera. Se observa desde la distancia y se trabaja para llegar a él. Aristóteles lo calificó de felicidad al final de la vida, pero yo personalmente no concuerdo con que deba darse en la etapa final de la vejez. 

Lo que debemos llevar a cabo es una educación de nuestros afectos en el sentido griego, con vistas a refrenar los vicios que hagan peligrar nuestra salud y a construir placeres sanos con nosotros/as y los/as demás. 

En ese género de placeres incluiría la salud, el amor, la amistad, el conocimiento [cultivarse], meditación, interactuar con animales no humanos [derivado de la amistad claro], la actividad artística—cualquier acto creativo—, el trabajo cuando uno se siente realizado con el empleo que lleva a cabo, el deporte al observar los resultados-efectos más tarde y apreciar el proceso y no repentinamente [aquí incluyo el contacto con la naturaleza como senderismo, excursiones, caminatas], los actos solidarios—si bien uno se siente bien al momento, valora la buena acción de por sí y el interés no es un medio sino un fin igualmente—, y cualquier actividad que tenga su constancia y contribuya a la salud y el crecimiento personal. En lo tocante al sexo, el erotismo ocuparía ese placer no inmediato, sino capacitado para esperar y sentir los momentos de excitación. 

Si muchas cosas tienen que ver con el sexo, resulta triste que finalice todo tan pronto como una muerte anticipada al goce de la vida. Esto lo acabo de escribir sobre la marcha en uno de esos extraños instantes llamados "inspiración". 


J.B.B


"Sobre el placer racional" [basado en la idea de Epicuro]

sábado, 11 de febrero de 2023

Sobre la felicidad [de nuevo]

 La felicidad es un estado ideal y cuando uno es mínimamente feliz le sucede lo que a un agujero negro. En los momentos felices la luz de la conciencia queda absorbida. Únicamente cuando pasa la felicidad se recobra el recuerdo de la luminosidad que la bañó. 

Esa es la bendición y maldición de la felicidad. Bendición por olvido de que uno es feliz [aparece el desinterés o supresión del deseo más allá del bienestar que consigue]. A su vez, maldición por el regreso tras su finalización a la aridez y el sabor en nuestra memoria de las mieles satisfechas, y que fueron paladeadas durante aquellas efímeras épocas felices.

De la grandeza y la sencillez

A la mediocridad se la puede reconocer fácilmente por andar presumiendo de lo que le falta. La grandeza, por el contrario, habita en la discreción y la sencillez. Nada excelso requiere de llamar la atención porque es excelso, mientras que lo que no lo es necesita forzadamente sentir y creer que lo es. 

Curiosamente, lo excelso duda que lo sea y acostumbra a no mostrarse por dicha razón. Obran con simetría invertida: la genialidad o excelencia se plantea y concibe como idiota cientos de miles de veces y la estupidez se asume como genia el año entero. Por ello a la genialidad la persigue la timidez, y en cambio, la estupidez opta por la exhibición donde el exceso de confianza ya denota su derrota anticipada. La segunda jamás podrá ocultarse de sí misma, salvo en la máscara de autoengañada superioridad con que se disfraza. 

En la naturaleza y en la vida lo que brilla duda de si aporta suficiente brillo y se mantiene cauto. En el reverso, lo que carece de brillo sale el primero a anunciarse.

martes, 7 de febrero de 2023

Sobre la vida

Creo que por fin estoy capacitado para definir qué es la vida. La vida es como entender a James Joyce o la mecánica cuántica. He leído a ambos, temática de mecánica cuántica y al novelista Joyce, y admito que apenas los entiendo bien. Tal vez, la vida no haya que entenderla porque no lo pretende, sino vivirla. 

Ese es el gran misterio, como releer a Joyce o la mecánica cuántica y siempre percibir nuevas interpretaciones-visiones sobre su contenido—que las entendamos ya es otro cantar—. Ya lo dijo Miguel de Unamuno: "la vida no está para ser pensada [la vida no es un concepto] sino sentida". Pensar la vida es como pensar la oscuridad. Sentir la vida, sin embargo, es alumbrar [fugazmente] una habitación con cada paso o acción que damos. Eso es vivir. Lo demás importa muy poco. Y si por la razón que sea creen que es narcisista o arrogante por mi parte referir una definición sobre lo que para mí es la vida, revisen la definición de narcisismo y arrogancia implícita en el primero. 

Estoy señalando que no le encuentro verdad o respuesta alguna a la vida, algo impropio de alguien que se estime superior. Todo lo contrario, más allá del vivir entraña un enigma indescifrable. Pregunten a alguien que presume si incluiría estas palabras de reconocimiento de su perplejidad ante la vida. Me atrevo a decir que en absoluto vacilaría en pronunciar que ya halló una revelación última o comprensión-intuición suprasensible [por encima del plano de los sentidos] más próxima a Dios, como si fuéramos su figura que a seres finitos. Justamente, yo estoy haciendo alusión a la finitud propia, al desbordamiento ante la infinitud con que se me dibuja la vida, a algo que se me escapa y es mucho más grande que yo. Además, ya no me preocupa que se malinterprete mi discurso. Yo tengo claro cuál es mi manera de ser, y se bien lo que no soy ni pretendo ser. 

En efecto. Observo la vida como el vasto universo del que apenas capto una ínfima parte. Con razón indicaba el filósofo Spinoza que divisamos una dimensión de la naturaleza, la que responde a nuestros atributos de extensión física [cuerpo] y pensamiento, lo que en mi opinión se traduce en el sentimiento hacia la vida como referente existencial casi único [nada más que cabe el sentimiento y la vivencia]. No obstante, la naturaleza infinita-natura naturans-su verdadera forma o sentido- es inalcanzable e imperceptible. E incluso, es muy posible que carezca del mismo y el absurdo sea su verdadera forma. Si es que existe la verdad, debe contemplar más de un camino o variable. La verdad se entreteje con muchos hilos a veces contrapuestos. La paradoja reviste la manera del vivir y probablemente del [multi]universo que habitamos.