martes, 28 de marzo de 2017

LA VENGANZA DE HUME: LA SUPERSTICIÓN COMO CREENCIA EMPÍRICA


Si un gato negro se cruza en mi camino, únicamente pienso que un gato negro se ha cruzado en mi camino. Pasa lo mismo que con cualquier otro minino que pase al lado o delante de mi.

En el caso de que ocurra algún percance tras mi encuentro con ese gato, en esta ocasión rubio o blanco podré creer que existe relación entre los caracteres del felino y las posibles nefastas consecuencias acaecidas. Especialmente si mis oídos y mente se han acostumbrado a la repetición de palabras proferidas por personas cercanas a mi, acerca del efecto adverso y maligno que rodea este suceso.

Sin embargo, en el supuesto de albergar la convicción de que el color del maullador es el responsable, probablemente trataré de establecer la conexión entre el fenómeno de ver a un gato que posea esa cualidad, adecuado a mi racionalidad (sistema de creencias, hábitos, valores, significados etc) y los acontecimientos que tengan lugar.

Estoy casi seguro de que los días en que hayan surgido inconvenientes, previamente a la experiencia con el gato en cuestión, no habría prestado demasiada atención al hipotético motor de esa cadena de desastres.

En tales circunstancias (sin contacto con el gato) raramente habría asociado la gama cromática del animal, la impresión (sensación) resultante en mi con un significado aprendido. En otras palabras, no estaría buscando desesperademte que encaje con cualquier acción perjudicial.

Si aplicamos el ejemplo del gato a un espejo roto o caminar bajo una escalera el resultado será el mismo. Las supersticiones no son sino sucesos aislados, resultado del aprendizaje en un contexto empírico, acordes con dicha racionalidad.

No obstante, nos esmeramos tremendamente en otorgarles la categoría de embrujo, una serie de catástrofes, causadas por misteriosas fuerzas mágicas, que nos han lanzado una maldición.

Jorge Beautell Bento

28/03/2017

domingo, 26 de marzo de 2017

REFLEXIÓN PSICOLÓGICA


No soy psicólogo, pese a que me atraen bastante las temáticas referidas al estudio del comportamiento de los seres humanos.

Lo que a continuación aparece escrito tómese a modo de relato o anécdota, no de terapia ni tratamiento. Arranca desde un criterio personal, sin fiabilidad ni validez en el análisis. Se trata de una reflexión que quería compartir con ustedes.

Tras mucho meditar sobre el asunto en mis idas y venidas de la facultad y las salidas con amistades.
Si bien puede sonar a trivialidad, albergo la hipótesis acerca de que la percepción que tenemos del mundo que nos rodea varía si se produce algún cambio significativo en nosotros.

Así, lo externo refleja lo interno del sujeto, en continuidad como he señalado en otros escritos. Luego la realidad socio-cultural no deja de ser psicológica.

Cuando nos encontramos en un entorno donde tiempo atrás por las causas que fuesen no estábamos cómodos ni encajábamos, pero tras regresar a él nos fijamos en que esto ya no sucede.

En esta situación en que reaccionamos de manera distinta cuando retornamos al ambiente que previamente generaba en nosotros respuestas negativas. Ello no significa que los demás hayan modificado sus conductas.

Bueno puede que sí, pero también debe ser producto de que nosotros hemos transformado algún patrón de actuación, o tal vez quiere decir que hemos adquirido más conciencia de nuestras emociones en dichas circunstancias, lo que conduce a un mayor autocontrol y un aumento de confianza en la persona.

Evidentemente lo que denominamos madurez, que recalco no tiene lugar en el mismo intervalo de edad biológica, también contribuye a que la perspectiva desde la que enfocamos la realidad no resulte idéntica, y permite contemplar los acontecimientos desde la distancia, sin que por ello desaparezca la cercanía en las relaciones establecidas con los demás. A mi entender este alejamiento resulta positivo a la hora de entablar comunicación con otros.

Tampoco hemos de obviar que las experiencias dejan una profunda huella. Las vivencias determinan que haya una mayor o menor fluctuación en las  conductas.

Aunque es cierto que no todas las personas están dispuestas a alterar viejos hábitos y costumbres una vez que logran darse cuenta de la tendencia no consciente a reproducir estos.

Aquí la mencionada madurez psicológica podría adquirir un importante rol ¿la predisposición al cambio guarda relación con un sujeto más maduro?

Me despido con esta pregunta maullando en mi sesera. Nos veremos pronto.

Jorge Beautell Bento

26/03/2017

sábado, 25 de marzo de 2017

MICRORRELATO III

MICRORRELATO 

John se hallaba acostado en la cama boca arriba, contemplando aquel blanco techo que incitaba al alumbramiento de cavilaciones.  

Después de la tremenda discusión mantenida con su padre aquella tarde, estaba convencido de que le gustaba analizar y darle vueltas a las cosas porque contaba con un progenitor terriblemente impulsivo, poco dado a meditar y sopesar las opciones antes de obrar -Es lo que se conoce como "efecto reactivo"- pensaba para sí.  

John también imaginaba que por ese motivo tampoco le entusiasmaba demasiado el deporte. Comenzó a rememorar su infancia y la obsesión enfermiza de su padre por "hacer de él un hombre", inculcándole el gusto por el chute del balón y la adaptación al olor del sudor corporal. 

Como una gigantesca ola, venía a su memoria el inusitado esfuerzo realizado por éste al llevarle a testimoniar encuentros futbolísticos, que lejos de desatar furor en él solamente le provocaban emitir una letanía de bostezos. 

Detrás de todo el conflicto con el hombre al que llamaba "papá" sin que apenas hubiera señales de connotación afectiva en el lenguaje empleado, residía la evasión a identificarse con la inestable y en exceso pasional figura paterna, si bien luego ésta no era nada dada a las muestras de cariño. 

Si hasta le incomodaban los largos abrazos ¡Curioso! Aunque claro, concordaba con la insistencia de su pater familias por adoptar actitudes viriles, alejando de este modo el riesgo de posibles derivas de afeminamiento en el niño. 

Sin embargo, los interrogantes que se proyectaban en su inquieta mente eran: ¿Sería cierto que cuanto más anhelara escapar del influjo de su padre aumentaría la atracción, igual que les sucede a los imanes al separarse? ¿Es libre el que lucha contra algo y reniega de ello?  

Tenía grabada a fuego en el cráneo la famosa cita del psicológo Jung, a quién había estudiado durante los complicados años de carrera: "aquello que negamos nos somete." 

Con esas palabras ladrando en su cabeza, apagó la luz de la lámpara de la mesilla de noche, se colocó en posición fetal, cerró los párpados y se entregó a los dominios del inconsciente. 

Jorge Beautell Bento 

25/03/2017

MICRORRELATO II

No es que súbitamente se hubiese tornado en una persona menos sensible y nada receptiva hacia las preocupaciones y necesidades ajenas. 

Lo que había sucedido tenía su explicación y es que poseía más seguridad en sí mismo, por lo que los hirientes reproches que su antipático y gorfinflón jefe le lanzara, así como las burlas de los oportunistas buitres que tenía por compañeros de oficina poco le afectaban ahora. 

Al fin se sentía con la confianza suficiente para que la lluvia de balas no le hiriese, y con el ánimo para encarar a su desagradable superior mandándole al cuerno.  

Llevaba un resistente chaleco protector, el cual había sido fabricado gracias al aumento de su autoestima, fruto de aquel último viaje donde había conocido a su nueva e inseparable mejor amiga Jane, la psicóloga y fotógrafo freelance en sus ratos libres. 

Jane le había hecho percatarse de la importancia de quererse más y reconocer su valía personal y profesional, aprendiendo técnicas que posibiliten esquivar y frenar las ráfagas de comentarios negativos proferidos por cualquier cerebro con problemas de empatía. 

En este momento el orondo rostro de su barrigón jefazo arrugaba el entrecejo y sus grandes ojos marrones se colmaban de incredulidad, mientras escuchaba de que manera su antes timorato y debilucho empleado se despedía de un curro esclavista, en el que el mobbing (acoso laboral) era el ritual practicado a diario por sus miembros caníbales del respeto mutuo. 

Una vez que se hubo enfrentado al abusador gerifalte de la empresa ante el asombro de los presentes, salió por la puerta del ascensor para reunirse finalmente con la libertad, y andar tras un empleo en el que se respire humanidad y no se empleen tácticas del darvinismo social. 

Debido a su acción reivindicadora de dignidad, su satisfecho cerebro le recompensó con el esbozo de una gran sonrisa en su semblante. Ya no se acobardaría más. 

Dirigiría una firme mirada a los bravucones con los que se topase sin titubeos ni amedrentamientos, era inmune a cualquier arma psicológica que pretendiera encañonarle. El mundo se abría ante él, como esa curva parabólica trazada en su faz. 

Jorge Beautell Bento 

25/03/2017

viernes, 24 de marzo de 2017

MICRORRELATO

Aquella mañana hallaron el cadáver de la blanca paloma en el eje central de la plaza. Yacía boca abajo alrededor un charco de sangre, y su níveo vientre estaba atravesado por una flecha en la que podía leerse inscrito: "Peace is just a dream for dummies." (La paz tan solo es un sueño para tontos)
Los tiempos de calma, si es que alguna vez tuvieron lugar, habían dado paso a una encarnizada lucha entre carniceros lobos procedentes de distintas regiones del globo.
Los responsables de la matanza del inocente ave debían conocer bien los territorios de los canes, el instinto de lucha desatado en la naturaleza y la inclinación al combate.
No obstante, con su gesto de llamada al belicismo también ignoraban que las especies no están movidas únicamente por la fiereza y la competición. Si no, hace tiempo que un millar de ellas habría pasado a mejor vida.
Jorge Beautell Bento
24/03/2017

martes, 21 de marzo de 2017

SER EMOTIVOS NO ES SINÓNIMO DE SENSENSIBLERÍA (FINGIMIENTO Y FALSA MUESTRA DE AFECTIVIDAD HACIA EL OTRO): LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN AFECTIVA.


A mi parecer existe una gran confusión entre ser personas emotivas y el sentimentalismo barato. La mala fama que se han labrado las emociones, podría tener sus raíces en este viraje y asociación con la lágrima fácil y terriblemente manipuladora.

Yo reivindico la primera de las perspectivas, que es la que guarda en su seno la crítica y deliberación, desde la comprensión y el uso adecuado del apartado emocional, remarcando la importancia del mismo en nuestras vidas.

A su vez, considero que habría que hacer visible en el imaginario colectivo el hecho de que muchos procesos emotivos y sus derivados sentimentales son inconscientes, mediante respuestas rápidas, aprendidas en grandes ocasiones y difíciles de evitar (sería una ingenuidad y fallo obviar esto).

Por tal razón, pienso que debería de educarse desde un principio para que los niños conozcan mejor sus estados emotivos, expresando y dándose más cuenta de como se sienten ellos y quienes les rodean, con la incentivación de la cooperación, empatía, amistad y solidaridad.

Gracias a esta medida pedagógica-psicológica, se prevendrían muchas conductas violentas y segregadoras como el bulling, el famoso acoso escolar, así como la discriminación de las personas por su etnia, sexo, clase social, ideología, creencias religiosas, etc.

Todos somos más o menos emotivos, nos guste o no. La denominada "educación afectiva" adquiere una gran relevancia para conseguir relaciones de beneficio mutuo entre los sujetos, aminorándose el egoísmo individualista a la hora de interactuar con el resto.

Jorge Beautell Bento

21/03/2017

domingo, 12 de marzo de 2017

NATURALEZA HUMANA DEFINIDA A POSTERIORI

Considero que la naturaleza humana alberga la posibilidad de mostrar en su desarrollo afilados colmillos, aunque también posee la capacidad de los afectos, la sociabilidad y la cooperaración amistosa entre los individuos. Todo depende del entorno en que crezca dicha naturaleza. 
Jorge Beautell Bento 
12/03/2017

LA FALSA RACIONALIDAD NO AFECTIVA: LA LÓGICA COMO NEGACIÓN DE LAS EMOCIONES

Aquella razón movida solamente por cálculos y cifras numéricas es una ilusión fraguada por nuestra mente. Detrás de esa supuesta frialdad, discurre un ingente elenco de cálidos intereses y causas emotivas, probablemente reprimidas y negadas, taponadas con las evasivas herramientas de la lógica.
Una vez más, entra en escena el miedo al aparato afectivo, la incomodidad de tener que lidiar con pasiones que no comprendemos ni tampoco sabemos manejar, por lo que evidentemente asustan al individuo, contribuyendo a su desdén por la sociabilidad mediante un rechazo del contacto y la muestra de afecto hacia otros de manera pública. Como resultado, éste llega a adoptar una falsa pose de inhumanidad, narcisismo, e incluso misantropía (odio a los seres humanos).
El mejor ejemplo de esto lo hallamos en un personaje ficticio de televisión, el Doctor Gregory House.
Jorge Beautell Bento
12/03/2017

sábado, 11 de marzo de 2017

Microrrelato

Tan sólo se sentía que ni los latidos de su corazón le acompañaban ya...
Decidió poner punto y final a ese desamparo, lanzándose desde la ventana del mastodóntico rascacielos probablemente diseñado por algún afamado arquitecto, en el que había establecido su residencia tras la mudanza a La Gran Manzana de la ciudad de Nueva York.
Su querido hermano, el cual era asiduo a la práctica del paracaidismo y el puenting había perdido trágicamente la vida en una de esas experiencias de saltar al vacío, que solía describir como "la sensación única de volar y brindarle al dormido cerebro un energético chute de adrenalina".
Ahora iba a ser él quien durante una milésima de segundos antes de precipitarse contra el duro asfalto, percibiría esa simulación de sentirse libre y vivo en toda su gloria.
Después (pensaba para sus adentros) se apagarán las luces, es cierto, pero habrá merecido la pena, y tengo por seguro que en ese breve intervalo de tiempo las pulsaciones compuestas por mi aparato circulatorio y recibidas por mi órgano cerebral constituirán una inolvidable compañía, que alcanzará el estado de éxtasis.
Al menos se despediría con una sonrisa en los labios.

Jorge Beautell Bento
11/03/2017

domingo, 5 de marzo de 2017

INCULTURA E INVOLUCIÓN MADE IN SPAIN

INCULTURA E INVOLUCIÓN MADE IN SPAIN
En esta semana festiva por el Carnaval que afortunadamente he pasado lejos de casa, librándome del bullicio y todo el consecuente ambiente fiestero, no he podido evitar fijarme en que el turismo proveniente de la Europa septentrional (Alemania y sus alrededores), todavía conserva el buen hábito de la lectura entre sus pasatiempos vacacionales a diferencia de los españoles, para quienes (al menos una gran parte de ellos) el libro ha pasado a constituir una especie en grave riesgo de extinción.
En términos sociológicos, psicológicos y antropológicos, las costumbres de las personas (en este caso los pasatiempos) representan más o menos un reflejo de los valores de la sociedad en la que están insertas. 
En este punto, yo detecto que nuestro país camina a la deriva y derecho a convertirse, si no lo ha hecho ya, en un desierto cultural donde únicamente toma protagonismo la música machacona e idiotizante del reggaeton, convertido en emblema del folclore nacional añadido a las esclavizantes redes sociales, que están dejando a muchos psicólogos en el paro tras suplir a las clásicas terapias, pasando a ser los denominados "cafés virtuales" y "foros de discusión" espacios para el desahogo de las penas y preocupaciones personales. 
A éstas, le siguen el triunfo de los "reality show" televisivos y el predominio de los vocingleros hinchas futboleros ebrios_ofreciendo ridículas muestras de su hombría, al tratar de coquetear y proferir toda clase de improperios y groserias a las féminas que ésten a su alcance_ dejando sordos a los viandantes con su gutural grito de ¡¡¡goool! e invadiendo como una plaga de langostas los bares de las ciudades durante las tardes del fin de semana, especialmente el domingo. 
La acción de "no darle al seso" como se dice coloquialmente, se empuña en las manos de una gran masa de españoles en sus momentos de ocio a modo de un spray anti intelectual, el cual como si se tratase de asquerosas cucarachas o pesadas moscas, busca no dejar ni una neurona en pie.
Los efectos de este spray se hacen notar en seguida. De este modo, el atractivo que antaño pudiera residir en el cultivo de la mente se torna en aburrimiento, cuando no en sinónimo de chifladura, y los que desafían a la normalidad anti pensante pasan a ser clasificados como "freaks", bichos raros.
A los pobres lectores y aquellos supervivientes que quedan de la época pre-tecnológica_en la que el papel impreso cobraba algún sentido con la revisión de los periódicos matutinos, junto a la compra de novelas best sellers, que no fuesen la cansina y comercial saga de las "Cincuenta sombras" en las librerías_ y las personas asiduas a las actividades de índole artístico-científica que no prosigan y comulguen con este desfile del aborregamiento, divertimento iletrado (a la par que banal)_del ganduleo chulesco en los varones y de mujeres (aunque también los hombres, no caigamos en cliclés sexistas) "fashion victims", a las que nada más quita el sueño la marca del vestido que llevan puesto, o el último bolso de Gucci disponible a la venta_se les margina igual que a los leprosos, judíos y gitanos en el medievo. 
Así, el escaso espíritu intelectual resistente entra en crisis y lentamente termina por espichar, teniendo lugar una operación similar a una purga étnica.  Sin embargo, lo que aquí se elimina es el pensamiento crítico, aquel dispuesto a cuestionar y ampliar las miras de nuestra realidad. En cambio, en los tiempos que corren la ignorancia se premia, y hasta alcanza a convertirse en una señal de orgullo nacional.
Evidentemente, un país que colectivamente (vuelvo a insistir en que no todo el mundo entra aquí) ha dejado de pensar provoca que sus conciudadanos resulten más controlables y manipulables. De esta manera, toda duda sembrada ante lo dado se evapora, y los atolondrados cerebros de los individuos solo funcionan reptilianamente, en su fase más instintiva, adoptando poco menos que el papel de cánidos domesticados, a los que se les saca a pasear con correa y se recogen sus excrementos. Dicho de otro modo, mayormente la fauna española se limita durante sus salidas diurnas y nocturnas (sobretodo las últimas) a gruñir, roer, excavar, ladrar, defecar y fornicar. 
Ahora somos más primitivos que nunca en la historia evolutiva, a pesar de que los medios tecnológicos y avances científicos con lo que contamos son sumamente avanzados. No obstante, pareciera que nada más nos resta ascender de nuevo a esos árboles de los que nuestros antepasados simios bajaron un día, aunque probablemente con más capacidad cognitiva y creativa que la existente en muchas de las actuales cabezas huecas españolas.
Desgraciadamente, toca decir que cuanto más nos aproximamos a la franja de edad de la población más joven crece esta tendencia.
En relación al sector de la juventud, me asalta el siguiente interrogante:
¿Qué futuro puede dibujarse en el horizonte del territorio español si las nuevas generaciones han renunciado, o mejor dicho intencionalmente se les ha obligado a despojarse de la necesaria facultad de investigar y conocer (e incluyo yo, no conformarse con la realidad en la que viven) que manifestaba el filósofo Aristóteles en el primer libro de su "Metafísica"? (La cita figura a continuación)
"Todos los seres humanos desean por naturaleza saber".
Lamentablemente, en el tablero de ajedrez español la estratégica jugada del jaque mate al saber (el gusto por la cultura) y la columna rebelde, ha sido aviesamente planificada y lanzada, barriéndolos prácticamente de sopetón. 
Jorge Beautell Bento
06/03/2017

sábado, 4 de marzo de 2017

La paradoja de la disonancia en la verdad

LA PARADOJA EN LA DISONANCIA (DESAJUSTE CON NUESTRA CREENCIAS Y CONVICCIONES) DE LA VERDAD 

Ultimamente, he estado rumiando en mi cabeza la siguiente observación: 

Casi todo el mundo exige y demanda la verdad, que se nos cuente cómo son y ocurren las cosas. Sin embargo, cuando llega información que les incomoda y distorsiona su realidad son los primeros en quejarse, oponiendo una fuerte resistencia a la aceptación e integración de la misma.

Los seres humanos somos así de contradictorios. De un lado anhelamos la verdad, pero del otro no estamos preparados para procesarla o afrontarla una vez que la recibimos.

A lo mejor por ese motivo inventamos la socorrida mentira, con el propósito de hablar de lo opuesto a ella en términos de lo correcto, deseable y válido idealmente, refugiándose los individuos en una falsa crítica, de manera que así no se sientan obligados a encarar la molesta verdad de frente, capeando de este modo el temporal.

No nos engañemos, las verdades siempre resoplan en el horizonte como vientos huracanados, cuyas intensas ráfagas al pasar sobre una ciudad o pueblo revuelven todo a su paso y finalizan con el orden anterior.

Por estas razones, me resulta sumamente complicado albergar la creencia acerca de que la calma, mesurabilidad matemática e imperturbabilidad hagan referencia al término verdad. 

Sinceramente, creo que la verdad es sublíme, nos sobrepasa, aterra, manifestándose como una fuerte sacudida, y debido a eso está mucho más próxima a ese absurdo y ridículo que nos dejaban ver los filósofos y literatos Fiodor Dostoyevski, Franz Kafka, Thomas Mann y Albert Camus (entre otros) en sus excelentes obras bibliográficas, que de la venerada coherencia lógica. 

Jorge Beautell Bento

05/03/2017

LA HISTORICIDAD EN LA NOCIÓN DE NATURALEZA HUMANA


Previamente a un análisis detenido, desde el ángulo en que se divisa en una primera y fugaz, a la vez que prejuiciosa toma de contacto, la naturaleza humana parece asemejarse a "un trozo de madera torcida" como mencionaba el filósofo Inmanuel Kant, malévola, egoísta y depredadora.
Aunque aquí habría que tener presente que si nuestra naturaleza en efecto adquiere esa forma concreta, toda materia posee distintos usos. De manera que un pedazo de leña bien puede constituir un medio mediante el cual se prendan lenguas de fuego que calcinen hectáreas de bosques, y no olvidemos tampoco las dolorosas astillas que se nos suelen clavar en algún pobre dedo al tocar de forma inadecuada el fragmento leñoso, si bien al mismo tiempo cabe que éste contribuya a conducir calor al aterido cuerpo en una glacial mañana invernal.
La naturaleza humana erróneamente se ha ligado por parte de optimistas (Rousseau, Aristóteles, Spinoza o Hume) y pesimistas antropológicos (Hobbes, Schopenhauer y Nietzsche entre otros) a ese leño al que aludo, incidiéndose en un único rasgo sobresaliente como aglutinador de la totalidad. 
A mi juicio, resulta incorrecta la definición que en la tradición filosófica, psicológica, sociológica y hasta antropológica se le ha conferido al concepto de "naturaleza humana", en cuanto a que únicamente provea en su nacimiento de calor humano, y que nada más albergue el rostro de un violento y devastador incendio, que fulmina a su paso centenas de montes y zonas verdes, cual hiena carroñera que pone fin a los restos vitales yacientes en el suelo, trayéndonos a la memoria con su discurso aquel veredicto lanzado por el agente Smith a un cautivo Morfeo en la cinta Matrix (1998), respecto de que "los seres humanos somos un virus, una enfermedad". 
Más bien, el destino de nuestra naturaleza se perfila en distintas direcciones y posibilidades, según las condiciones que rodean a esa parte desprendida del tronco del árbol y las intenciones para con su utilidad, que infieren en el carácter de la misma. Además, no obviemos el detalle de que ningún árbol o arbusto es exacto a los que están aledaños. 
Así, con base en lo anterior considero que nuestra naturaleza se halla más próxima a las flexibles plastilina y arcilla que al trozo de un desprotegido tronco talado_o bien partido a raíz del desplome del viejo árbol_ al que desde un principio se le sentencia con un rol de villano o héroe, sin que éste disponga del derecho a defenderse, expresarse, con objeto de concederle al menos una voz con la que contraargumentar y narrar su propia historia, dejándole (no siempre cabe esto claro) decidir cómo desea ejecutar sus pasos y ser rememorado por aquellos que han trabado amistad y afecto con él. 
Jorge Beautell Bento
04/03/2017

viernes, 3 de marzo de 2017

EL AMARGO TRAGO DE LA EXPERIENCIA: ¿PUEDEN BORRARLO LAS TERAPIAS PSICOLÓGICAS?


Mi aversión hacia las abejas, avispas y demás insectos provistos de aguijón, tiene su génesis como sucede con todas las fobias en la experiencia de haber sufrido en la niñez un picotazo de uno de estos insectos voladores. Concretamente, de la recolectora de miel que encarnaba el personaje de Maya en la célebre serie animada infantil.

El malestar acompañado de un estado de constante alerta, me sobreviene siempre que paseo junto a jardines y zonas con flores por donde pululan estos molestos inquilinos y escucho el zumbido que anuncia su paso.

Imagino que igual que pasa con el resto de animales, mi miedo es detectado por los miembros abejiles y sus congéneres alados, dado que al divisar mi figura se abalanzan sobre mí como proyectiles, tal que si yo fuera una flor que polinizar o estuviese todo cubierto de dulce miel.

Hoy mismo, me las tuve que ver con uno de estos insectos y libramos un cruento combate, yo a manotazo limpio, esquivando sus rápidas estocadas de espadachin experto, y ella sorteándolos con la elegancia de una bailarina de ballet ruso, al tiempo que blandía su letal pincho dirigido hacia mi desprotegida piel.

Afortunadamente, la batalla quedó en empate y ambos salimos vencedores o mejor dicho airosos, sin un rasguño, por lo que me libré de experimentar de nuevo el recuerdo que aún guardo en la memoria de aquella implacable abeja hundiendo lentamente su potente aguijón en la fina e inocente carne, de manera similar a una inyección colocada por una enfermera o enfermero inexpertos, o de esos con malos humos que disfrutan torturando a sus pobres pacientes, ganándose una mala reputación en el gremio.

La alta sensibilidad ante los sonidos externos es otra causa de mi reacción defensiva, sobrepasando quizá la medida evolutiva de la que nos valemos las especies para preservarnos, es cierto. No obstante, el reflejo de salir huyendo o espantar a estos invitados no deseados con la mano, es producto de seguro de esa vivencia del pasado.

No albergo ninguna duda acerca de que la experiencia en efecto, es la madre de todas las cosas que nos afligen, encantan, atemorizan, provocan recelo, encandilan y alientan el ánimo.

Supongo que los interrogantes que se proyectan a tenor de lo contado son los que siguen:

¿Es posible tomar el control de estas actitudes inconscientes que se ponen en marcha con objeto de prevenir el peligro?

Las terapias psicológicas viven de eso.

Sin embargo ¿cuál es la efectividad de los tratamientos? ¿cabe realmente el acceso a la raíz del trauma y ponerle una solución final?

¿Llegará el día en que durante la estación primaveral y estival camine despreocupado_sin percibirme como una presa de caza_ por prados y zonas silvestres colmadas de insectos armados biológicamente con puntiagudas agujas?

Jorge Beautell Bento

02/03/2017

LA PRISA ANTE EL EXISTIR: BEBIDA DESAPROVECHADA



Pese a que la vida debería ser saboreada brindándole cortos tragos, tal que si bebiésemos un exquisito café cultivado en las montañas de Colombia o alguna región del planeta donde éste abunde y resulte rico al gusto, y con un tueste óptimo para todo cafetero que aprecia un buen producto.

Aún cuando el ideal debería ser tomar la vida a sorbos pequeños, paladeando en la boca sus variados matices y capas, ingerimos de golpe el líquido del recipiente. Somos admiradores de la premura, el "right away" que claman los anglosajones al demandar rapidez.

El ritmo de la música que invade tanto al vividor como al repeledor del bamboleo vital_unos dejan el recipiente vacío en un santiamén y los otros desdeñan  probar la bebida ipso facto-es frenético, desbordante, casi de infarto, con el diagnóstico de una parada cardíaca.

No termino de entender por qué el pensamiento sosegado, el cual reivindican los practicantes del budismo y yoguis, perderse por completo en el objeto como indicaba el filósofo Schopenhauer, no se despliega en la mayoría de las personas con sangre fluyendo por sus ríos venosos

¿Acaso no cabe una cata mayor de los momentos presentes, sin pretender que se rompa el intervalo de abstracción, fijación y apaguemos el botón de la maquinaria estresante y vampírica?

Únicamente en el periodo vacacional las agitadas aguas de la celeridad se amansan, y se le concede un respiro al individuo, sumiéndose de lleno en su mundo interno mientras divaga y toma, esta vez sí, parsimoniosamente el proceloso contenido de la bebida que le sirve la existencia, cayendo al fin en la cuenta de que vive y es un "ser en el mundo."

Jorge Beautell Bento

03/03/2017

El hambre de las letras

¿Por qué será que en el instante en que me siento a cualquier mesa de un restaurante para asestarle un bocado a cualquier preparado culinario, me asaltan unas ganas tremendas por llenar de líneas escritas la pantalla del móvil?

Posiblemente a quienes nos entusiasma hacer uso de la pluma virtual, que en la sociedad de la información y comunicación llamamos teclado, gozamos con los momentos en que nuestros ojos se detienen y están más dispuestos a observar, describir aquello que entra en su campo de visión.

Los amantes del alumbramiento de palabras nos dedicamos a lanzar miradas a las mesas contiguas, poniendo especial atención en los platos que los clientes han pedido en la carta, la presentación del preparado, la añada y marca del vino que riegue la comida...

También prestamos oído de las conversaciones vecinas, aunque sin caer en el chisme barato, sino que el interés por los coloquios ajenos reside en la  naturaleza curiosa que caracteriza al tejedor de relatos, e incluso ¿por qué no denominarlo cronista de la cotidianidad?

Dicho de otro modo los escribientes recabamos todos los detalles que estén a la mano para narrar el conjunto de elementos,  que cuales mariposas con la llegada de la primavera circulan a nuestro alrededor.