viernes, 31 de marzo de 2023

La identidad idéntica a nadie

Estamos viviendo un siglo donde el ser humano ha perdido su identidad y se enorgullece de ello, mientras trata desesperadamente de fabricar o maquillar una en las redes sociales para huir todavía más de sí y de lo que es. Deshumanización tratando de ser libre y al final un esclavo, batería para alimentar al sistema como mencionaban en Matrix [1999]. Una herramienta, algoritmo, mano de obra, fuerza de trabajo, cuerpo como máquina de generar productividad, hormonas y más hormonas. Satisfacción rápida sin efecto. Trabajo, trabajo, trabajo. Sexo, sexo, sexo y luego muerte, muerte, muerte del sentimiento, de conectarse a la vida y no a universos virtuales como ostras cerradas protegiendo cada quien sus perlas, encerradas en su ego para no admitir que sin el ego no les queda nada ya de su humanidad. 


domingo, 26 de marzo de 2023

De la madurez y la temporalidad

Una persona sabe que ha madurado [psicológicamente, pues al principio no siempre va a caballo con la madurez biológica] cuando la percepción del tiempo se acelera y el final de la obra comienza a divisarse desde su posición actual. 

A la inmadurez de la juventud, en cambio, la suele caracterizar el caminar cientos de miles de millones de kilómetros sin advertir aún nada en su horizonte, puesto que la incesante localización del placer, propia del momento hormonal álgido —con un elevado impulso de fuerzas y energías a la caza de constantes nuevas experiencias—, nubla la noción del tiempo y la conciencia del paso de este, además de que si en algún instante echa la vista hacia atrás, comúnmente no advierte demasiado camino andado y luce amplísimo, como una mesa de infinitos manjares, el espacio todavía por transitar. De ahí quizá la impresión de eternidad en las personas bastante jóvenes, y por qué predomina el slogan de imitar la actitud despreocupada de la juventud cual elixir del olvido respecto de la siega del césped de nuestro jardín: la florida primavera y el vigoroso verano frente al recibimiento del gélido e inerte aliento invernal.

Llegados a un punto o etapa vital, por diversos factores se nivelan la edad psíquica y la cronológica. Por lo que por lo general, cuantos más años de vida tenemos, más se acorta la distancia entre el sueño y la muerte.


sábado, 25 de marzo de 2023

Acerca de la libertad y la obsesión

Tocar el piano pera mí es una liberación, pero también una obsesión y muchas veces ambas son indistinguibles. Dejar atrás la realidad y escapar de ella. Cuanto más te metes en la música, más se diluye todo lo que la rodea. Tú mismo desapareces. Olvidas la conciencia y por lo tanto eres metafísicamente libre, aunque insistes en no dejarlo y practicar sin pausa ¿será la libertad en sentido mayúsculo una obsesión por emanciparse de todo, hasta de la propia existencia? ¿quiere el ser humano en el fondo abandonar la percepción de estar aquí y huir del dolor hacia la evasión, buscando salir de este manicomio llamado mundo? Empiezo a creer que sí. 

jueves, 23 de marzo de 2023

Sobre la alada soberbia angelical

Si lo pensamos bien y abandonamos el maniqueísmo, muchas veces los ángeles poseen más soberbia o ego que los demonios. Los demonios son seres angustiados y desterrados con orgullo herido. Todos los seres hieren más cuando están heridos—efecto reflejo— y suelen representar más peligro en tales circunstancias ¿será este su significado simbólico en la cultura alusivo al mal? ¿pero y los seres alados que miran desde las alturas como semidioses? ¿acaso no están ebrios de endiosamiento por lograr estar en contacto y servir a un ser supremo, tocados por su gracia? ¿quién se siente más poderoso y engreído, el demonio torturado y destituido, despojado a una suerte de prisión condenatoria o el ser bello, que surca los cielos y justifica toda su acción con la palabra e imagen del Bien? ¿quién es el que de verdad está aquejado de superioridad moral y es incapaz de admitir sus posibles fallos? 

lunes, 20 de marzo de 2023

Acerca del amor y lo sublime

Quizá el amor sea la fuerza de la naturaleza más poderosa de todas y por ello la más sublime ¿y qué caracteriza al sentimiento de lo sublime? Un cierto temor ante la imagen de la naturaleza, su extensión y cantidad, análoga a pensar en el infinito y no sentir vértigo. Algo imposible. 

Experimentar el amor es como ascender sobre una elevada catarata, una inalcanzable cima y abalanzarse desde ella hacia el vacío [una inyección de adrenalina], dejando un profundo surco en el corazón cuando este desaparece. Seguramente si viajásemos fuera de la Tierra admirando su forma, la de las estrellas y otros objetos celestes para después regresar, se nos quedaría esa misma sensación de haber amado—formado parte de algo inmenso y la insignificancia de todo lo demás, incluida la nuestra—. 

domingo, 19 de marzo de 2023

De la imagen y la profundidad

Contemplando una pintura famosa se me traza en la mente [y en todo el cuerpo claro] la paradoja de que, a veces las en apariencia superficiales imágenes, son más profundas que las palabras. Las segundas no abarcan más que lo capacitado en el momento para relatarse, luego limitadas por el propio discurso y las condiciones en que se emite. En cambio, la imagen no precisa de un concepto lingüístico propiamente dicho para expresarse. La imagen es libre de tener que textualizarla cerradamente como acontece con las palabras. 

En este sentido, las imágenes [no únicamente las visuales, sino las auditivas o acústicas] están dotadas—aunque primero han de asentarse los conceptos en nuestra experiencia para que las imágenes no resulten indiferentes y le confiramos un interés y sentido, lo que se conoce como nicho afectivo—para cavar en lo más profundo de nuestras entrañas y llegar a describir sin describir verbalmente la obra más intensa, sobrecogedora y hermosa jamás elaborada por un/a literato/a, tal como pasa cuando oímos de pronto la sinfonía de algún compositor/a clásico o la entonación de un blues y no  requerimos del texto para que las emociones nos atraviesen como una flecha. 

La paradoja: imágenes supuestamente de menor calado y realidad [copia] que las ideas decía Platón ¿pero no están las ideas autodeterminadas por ellas mismas?—colocada un ancla en un puerto sin que el barco consiga zarpar o navegar nuevamente. Debería reescribirse el texto, una dura y difícil tarea acotada a los límites que marca la escritura ¿y dónde queda la libertad, el viaje propio, si las ideas se pretenden universales? 




lunes, 13 de marzo de 2023

De la espesura y la hondura

Esta es una meditación que me sobrevino un día en que mi mente estaba espesa, nublada y sin embargo, lo que escribí, sorpresivamente, me sonó hondo. Tal vez, lo profundo es como la niebla y por eso debemos nivelarnos en confusión para evocar dicho estado. Del delirio e incluso las fiebres habrá emergido lo humano de lo no humano. 

A lo mejor, la perplejidad y la incertidumbre es la que engendra el abismo por el que miramos y nos inspiramos de nuestra propia oscuridad. Uno precisa convertirse en sombra para advertir lo que no es luz.  Probablemente, deberíamos apreciar los instantes de velo, caída y zambullida en las tinieblas y condición difusa del entendimiento. Podría ser que cuando la claridad queda bloqueada el corazón se atreva a confesar lo que la mente lógica y conceptual teme espejarse.

 A fin de cuentas, la inmensidad de la música está en la indefinición en comparación con la palabra. Lo indecible de uno bien cabe que exprese lo que jamás podría pronunciarse, análogo a un estado de ebriedad en que la sinceridad brota del interior alcanzando las primitivas y enterradas raíces del Ser, identidad o compendio de cualidades que nos definen como ser humano sui generis, particular en su especie cual piedra en el camino que trazamos con nuestro andar existencial. Nunca ninguna es idéntica a la otra. 


Pintura del artista William Turner titulada "Sombra y oscuridad" [1843] y que representa en su nada de claridad la situación de nublamiento y extrañamiento de la que nace lo profundo.

martes, 7 de marzo de 2023

Del amor y el yo

Esta mañana durante un paseo me fijé en la relación intrínseca entre el enamoramiento, el arte y la naturaleza. Nos atrae la belleza de alguien como nos fascina la observación de una colorida amapola y un cuadro o escultura que evoquen hermosura. 

La pregunta que se me dibuja es ¿no nos enamoramos de algo propio? Si nos atrapa alguien, no es que estamos siendo atrapados por nuestra propia impresión y gustos? ¿qué tanto tiene de otro o diferente lo que se ama? Si realmente fuese distinto no debería haber indiferencia? 

Lo otro tal vez no es sino una construcción que realizamos para desembarazarnos de la desagradable idea de amarnos a nosotros mismos tan consciente y explícitamente ¿o no?  De ser cierto que nos hechiza algo que es distinto al criterio de uno/a, deberíamos sorprendernos de esa magia y hasta sentir miedo o rechazo de que sea algo extraño o bien que se le escapa a nuestro yo. 

En fin. Pensamientos que caminan por mi mente mientras deambulo por las aceras a las puertas de la primavera. Los que practicaban este hábito de reflexionar mientras se movían eran los filósofos peripatéticos, pero ciertamente en el desplazamiento corporal las ideas danzan mucho mejor que en la quietud. Después de todo, las ideas y los afectos están entretejidos entre sí como posiblemente lo esté el amor y eso que denominamos yo. 


Escultura de Clio’s Dream”, bronce, pátina azul, 2020

sábado, 4 de marzo de 2023

Un sábado cualquiera

 Un sábado con un buen y cremoso café. Barraquito se llama este, con canela, limón y dulce de leche. Bautizado con licor a gusto del consumidor. Bautismo, conversión, profesión, fe. La fe es irracional como el amor y el café ¡pero con qué gusto se vuelve uno devoto de aquel! El café es una religión sin autoridad ni dogma. Quien quiera lo toma, pero el que lo bebe abraza, momentáneamente, el tejido de los etéreos sueños y recupera el aroma del beso del amor que recabamos en la memoria, pero guardando lo agradable de él. Nadie decide de quien se enamora, como tampoco elegimos que nos guste algo. Tampoco escogimos nacer ¿qué decisiones llevamos a cabo en realidad? Eso sí. Elegimos liberarnos del sufrimiento mientras degustamos algo, como un acceso al nirvana.  Dulce néctar que libamos. Polen para oxigenar la impredecible y escurridiza alegría. No dura mucho, pero las mejores cosas son efímeras. Lo bueno pasa deprisa. El tiempo es relativo.