sábado, 30 de noviembre de 2013

"El necesario retorno de Aristóteles" "La polis y el la importancia de pertenecer a ella por parte de l@s ciudadan@s, animales sociales y políticos.

Quizás si Aristóteles viviese hoy, diría algo parecido a ésto que aparece debajo. Sería posible que abriese y ampliara su concepto de ethos donde pueden darse las virtudes para formar el buen carácter de las personas, adquiridas éstas desde la infancia en el ethos (comunidad o polis) a otros ethos, buscando que haya un aprendizaje de las mismas en los diferentes ethos, aunque independientes unos de otros, sin opresión, ni dominio de unos respecto a los demás, a modo de alianzas. Algo así como federalismo de estados o comunas , cada uno con sus propias leyes, pero justas y virtuosas en esencia y su aplicación, siguiendo la guía del buen obrar, el telos (fin último) de la eudaimonía o verdadera felicidad: 

"Un@ gobernante sabi@ jamás deseará el horror y la desolación de la guerra. Por el contrario debería predicar el conocimiento, la paz, amistad, respeto, prudencia, cooperación y el diálogo como herramientas de construcción de su pueblo, educando a sus ciudadan@s en dichas costumbres y hábitos, para ejercitarlos y ponerlos en práctica logrando un bien común, siendo así felices a la larga por ayudar a su comunidad y participar en ella. Incluso se puede concebir que cada ciudadano sea a su vez su propio gobernante, a través del buen gobierno de su casa y familia, su vida política, deliberando con prudencia sobre sus acciones, actuando por el bien de la polis, realizando aquella función que le es propia, el buen obrar como parte de su esencia natural y roles de ser humano, mejorada ésta mediante el aprendizaje de las virtudes...  Buscar que éstas se extiendan a otras aldeas, ciudades, derribar cualquier muro de intolerancia, rencor, venganza y odio que nos alejan del término medio y la recta razón, con sentimientos positivos de amor, afecto, simpatía, alegría, confianza... Que se prenda la mecha, pero de la comunicación, no de los gritos y chillidos, de la palabra, no mediante insultos, comprensión no imposición, y que éstas pongan fin como el sano remedio a la enfermedad, sobre cualquier tipo de violencia". "No hay tiranía ni exceso de poder, la condición natural de seres humanos y personas con dignidad es común a tod@s las ciudadan@s, y como tales no hay ninguno por encima del otr@, l@s gobernantes podrán ser cualesquiera de los miembros de la polis, al poseer tales virtudes comentadas. La democracia sería la  participativa, tod@s toman decisiones en conjunto en una Asamblea donde la polis participa activamente". L@s gobernantes deberán consultar todas sus decisiones siempre, siendo éstas dialogadas en conjunto" Sin codicia, avaricia, no habrá ladrones, sin ira, sadismo, rencor tampoco asesinos.  Los bienes serán compartidos en el justo término, sin hambre al poseer la mitad, los trozos equitativos cuando se precise atención y ayuda, así mismo en cualquier circunstancia en actitud solidaria como animales dependientes que somos. "La naturaleza es común a los ciudadanos, tod@s l@s miembros, por lo que debe haber amor hacia ella y todos los seres vivientes así como al cuidado de si mism@s en l@s ciudadan@s y de todo lo que constituya la polis o ciudad (respeto recíproco)...


jueves, 28 de noviembre de 2013

Macintyre: El retorno de Aristóteles

Como señala el filósofo neoaristotélico Alasdaire Macintyre. Resulta que al final nos encontramos y reconocemos a nosotr@s mism@s en quienes creíamos como inferiores, alejados y diferentes: los animales no humanos. Con quienes compartimos muchas características instintivas, estímulos, interacción, reflejos... Aspectos prelingüisicos básicos, sin los cuales no podrían aparecer los conceptos posteriores tales como la reflexión y razomientos lingüísticos que permiten actuar en la busqueda de bienes. Somos animales igual que ellos, nuestra identidad y naturaleza es la misma que la del resto de animales no humanos... Es realmente interesante este aspecto que nos redescubre Macintyre, quien recupera la Filosfía de la naturaleza de Aristóteles y se posiciona a favor de la teoria de la evolución de las especies de Darwin. Muestra las similitudes que guardamos con los animales no humanos, con quien formamos un continuo como ya se ha mencionado.

Del mismo modo mantiene Macintyre que se recuperen las virtudes aristotélicas, el término medio, la prudencia, justicia, solidaridad, cooperación con los demás miembros de la ciudad... El ser humano es un animal social y político, que participa en las actividades y vida de la polis, la ciudad. Al final seremos felices, porque haremos aquello conforme a nuestra actividad, como el músico que desea tocar bien su instrumento, la del ser humano es ser bueno gracias al ejercicio de las virtudes aprendidas en el ethos o comunidad por parte de la familia, alejadas de los vicios y excesos que al final nos conducen al fin último, la eudaimonia o verdadera felicidad.

lunes, 4 de noviembre de 2013

El retorno de la ética de Aristóteles

En mi opinión, y sin que ésta sea impuesta, habría que poner en práctica la ética de la felicidad de Aristóteles, adaptándola a la actualidad.

Al revelarse contra lo que un@ cree injusto también estamos reafirmando nuestra identidad, porque expresamos y defendemos nuestras ideas y opiniones, participamos políticamente y socialmente, como animales "naturales" sociales y políticos que somos. Dichas voces de protesta nos definen y nos reconocemos en ellas. Pero el nivel de reacción debe ser equilibrado, para actuar de manera prudente. Esto es pensar las cosas, reflexionar, deliberar, elegir cual es el mejor camino que se ajuste a la realización en la práctica de nuestros pensamientos, trasladar a la práctica nuestros deseos e intenciones. Esto es el aspecto intelectual, la recta razón en armonía con el buen carácter (aspecto afectivo), pasiones, deseos y sentimientos, voluntad, por el bien de la gran comunidad, la humanidad, basandose en el respeto claro, tomándola como fin. Esto según Aristóteles se denomina "inteligencia deseante" y "deseo inteligente", y siempre según la balanza entre las cosas, el término medio, que permite obrar bien, con justicia y nos aleja de desmedidas acciones que desemboquen en daño y violencia... Al final el individuo será feliz, porque realiza bien aquella actividad que le es propia y efectúa, igual que el músico que desea tocar lo mejor posible un instrumento, o el escultor que desea esculpir la mejor de las esculturas, igual sucede con el buen obrar. Porque el fin del ser humano en la práctica debe ser igual que el de ese músico, herrero, artista, el del arquero al hacer diana, el blanco es el buen obrar. Todo ello es posible gracias a adquirir unas buenas costumbres, una educación de los valores en su casa, comunidad que le lleva a poseer conciencia, diferenciar lo bueno frente a lo malo, poseer una moral.