viernes, 24 de noviembre de 2017

REFLEXIÓN EXISTENCIALISTA

Asomado al balcón de mi casa, diviso desde las alturas un mundo que no me satisface y al que jamás he pertenecido.

Aquí arriba, sujeto a esta delgada baranda, que sin embargo no me separa de la sensación del ancho vacío. Una línea suicida se precipita al bárbaro abismo, describe la estrecha relación entre mi insignificante figura y el vasto espacio hueco ubicado delante de ella.

Desde la panorámica ofrecida por este ángulo obtuso, desequilibrado e inclinado hacia una fatal caída. Subido a esta desnivelada tarima, me hallo lejos de todo, incluso de mí...

J.B.B

martes, 21 de noviembre de 2017

POEMA

POEMA 

Soledad
Mi mejor amiga 
Aliada en la batalla
Irremplazable compañera 
Junto a mí en tantas travesías
Nunca me fallas 
Solaz
Mudez 
Pensamiento
Naturaleza
Grandioso auditorio 
Concierto en el vacío
Espléndido repertorio
Nostalgia
Suspiros 
A tí debo echar el freno
Larga tregua del agobio 
J.B.B

POEMA

Figura en penumbra
Efigie borrosa
Espectro mortal
Ola de angustia residual
Sentimientos, viejos trastos
Noche asesina de astros
Gritos
Delirios, sueños nefastos
Alma encadenada
Sobre la carcomida cama postrada
Olvido
Nubes de alcohol
Azufre visceral
Combustión infernal
Silencio

J.B.B

domingo, 19 de noviembre de 2017

Náufrago de mí mismo

En mi interior estalla una inmensa tempestad. El vendaval arrastra consigo a quién fui una vez, y la agitada marea deposita en la orilla al extraño que confecciona estas líneas. Ahora mismo, la sensación al arribar a esta playa es de desorientación. Toso, trato de incorporarme despacio, después de haber engullido una gran cantidad de cloruro sódico. Todavía me da vueltas todo, cómo si padeciese una terrible resaca. Desconozco en qué remoto lugar me hallo y lo que es peor. No tengo ni puñetera idea de quién narra estos angustiantes sucesos. 
"Náufrago de mí mismo" 
J.B.B

jueves, 16 de noviembre de 2017

La escritura y locura: morfina

Adoro tomar la pluma y descender al morfínico edén de la locura. Hace ya algún tiempo que he inconcluido (jamás sentencio nada con rotundidad) lo siguiente: No existe mayor enfermo que el cuerdo, aquel complacido, a gusto en el lacerante infierno.

J.B.B

ESCRIBIR II

ESCRIBIR II 

(Segunda parte de los motivos por los que expulso   lágrimas negras, compuestas de tinta.) 

Trazo líneas sobre cualquier soporte (material o digital) para asegurarme un perpétuo estado de amnesia, pasmo, absortamiento. Un puñetazo directo al estómago ante los malos tragos, astilla clavada hondamente en el corazón, herida que no se cierra. 

Redacto con objeto de viajar, instalarme en la pacífica y resguardada soledad de las palabras. Amigas de honor inusual, comprensivas y siempre dispuestas a prestar oído a tus zozobras, letanía de penas inhibidas. 

La difícil acción de desahogarse, desamarrar el duro nudo de los aprisionados sentimientos, trae consigo un mar armónico y viento detenido en la tempestad de mi conciencia, ténue abertura luminosa en el horizonte brumoso, fulminación de la sombra que asecha mi ser. Un alivio, tomar una ración de oxígeno en la atmósfera nitrosa, un estentóreo grito resonante en mi absurda nada. 

Narro, relato, expongo al indefenso descubierto mis livinas alegrías y plomíferos pesares, debido a que por encima de todo anhelo desembarazarme de mí. Me refiero a ese ente, que el cruce de naturaleza-cultura ha determinado sin mi consentimiento. Un fantasma de un tiempo pretérito extinguido ya, empecinado en revivir, torturame, castigarme con la ronca y queda voz de la culpa.  

No es que deje al rey desprotegido, a la espera de que éste se desplome por un calculador jaque mate. Para nada. Quién derrama lágrimas de tinta tiene en mente jugadas, cartas clandestinas aún por desvelar. Todas las ocasiones en que se lee algo de su autoría, se presentan algunas de ellas. 

No obstante, la transparencia jamás se materializa, sino la misteriosa translucidez, el vaticinio de un rojo amanecer que aún no ha encendido el cielo, belleza de la literatura, que incluso escapa, sobrepasa sublimemente al influjo del propio escriba.  

"Lágrimas negras". 

J.B.B

POEMA

POEMA

Enjambre de beligerantes creyentes surca este estrecho marchito

Capta en tus obras  nombres prohibidos

Habitan en las vetustas páginas de un sagrado libro

Prejuiciosamente te señalan como abominable, temible

¡Adorador del maligno!

Imagen mancillada, arruinada y repudiada  

Eternamente paria

Título de ángel caído

Un reo fugado, para siempre proscrito.

J.B.B

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Ser muy emotivo es infernal, lo mismo que su estado opuesto, basado en concebirlo todo lógicamente. En ambos casos somos prisioneros. El primero resulta un esclavo de sus instintos, y el segundo del enfermizo y cuadriculado control.

J.B.B

Los seres humanos nos pasamos toda la vida soñando que sufrimos, y al morir despertamos de la pesadilla del dolor 

J.B.B 
Toda mi vida me he sentido como un idiota, que intenta comprender una existencia sin respuesta.

Ahora trato de vivir en la fingida normalidad, aparentando, sin demasiado éxito, ser un individuo satisfecho de su mediocridad.

J.B.B
ESCRIBIR

Escribir es mucho más que una aspirina. Constituye un potentísimo alucinógeno, anestesia contra la ansiedad y el malestar. Hablamos de un viaje sin "el mal" como adjetivo, un coloque ausente de padecer el desagradable "amarillo", conocido coloquialmente como "echar las papas".

Escribir comprende un estado de embriaguez sin resaca a la vista, aunque lo cierto es que sí hay resaca. Una vez que termino estas líneas, el antídoto deja de surtir efecto. Entonces, obtengo un indeseado billete de vuelta al asqueroso vacío y tedio existenciales.

La clave para no caer en el desquiciamiento: que la actividad de la escritura no detenga su curso. Proseguir y proseguir, pulsando los dedos sobre este teclado digital, trabajo de autómata, con algunas ideas propias.

J.B.B

martes, 14 de noviembre de 2017

"La recomendable negación de llamarse drogadicto"

Soy un incurable servidor y bebedor de tinta. A su vez, soy tremendamente adicto a las sustancias musicales. Mi droga se llama arte. Sin embargo, no me estímo como "drogadicto", pues los que se califican como tales al utilizar este fármaco, fallecen de sobredosis debido a su estúpida sed de grandeza.
"La recomendable negación de llamarse drogadicto" 
J.B.B

POEMA

POEMA

Ofrecería mi pérfida alma al temido jugador, ajedrecista más experto

A él dirigiría el siguiente juramento
Jamás expresaría mi lamento, si la fuerza de Apolo agotase su aliento

Envuelve al astro en sombras, que pierda su tirano reino
Aunque su retorcido ego prosiguiese su aleteo
Ignoraría el debilitante mareo

Con tu labor Satán, finalizaría mi tormento

Sol
Ahora cámara oscura, flash en off
Torturador durmiente
Júbilo reconciliado, vida renaciente

Espléndida cosecha, toneles de vino excelente
Sangre bullente
Rojo rubí, ahora brillas en mi festiva copa
Tristeza, angustia y tedio inexistentes

J.B.B

lunes, 13 de noviembre de 2017

Yo contemplo auténtica belleza en un cadáver, con el que las aves carroñeras y nubes de moscas se dan un festín. Percibo poesía en el desfile de gusanos horadando la hedionda carne gangrenosa y el lento marchitarse de los sangrientos rosales.

Me produce, la palabra es indiferencia, la apertura de los tersos pétalos de una neonata flor, las abejas libando el polen, tal vez por mi repelus a cierto tipo de insectos, el resplandor del sol precipitándose sobre las verdes copas de los árboles y la contagiosa alegría de un ánimo primaveral.

Lo admito, soy hijo de lo romántico. Mi curiosidad reposa allá donde anide lo desbocado, taciturno, inquieto, gótico, penumbroso, sombrío,  lúgubre, pesimista, decrépito y enfermo.

Ahí, en el corrosivo ácido, es donde tiene lugar un impacto, latigazo en mi cerebro, excitación de los sentidos. En lo gris, humeante, asfixiante, mortecino y nauseabundo se retrata mi sensibilidad. Un océano embravecido, o templado, pero siempre nostálgico, inducidor a pensar y con desazón ¿por qué? Misterios de quién escribe.

J.B.B

domingo, 12 de noviembre de 2017

CRITICA DE LA PELÍCULA "LA LIBRERÍA".

CRÍTICA DE LA PELÍCULA "LA LIBRERÍA" (2017): UN CEMENTERIO DE LIBROS 

Hoy por la tarde, "el día muerto", con el que se conoce al domingo, pasadas largas semanas fuera de las salas de cine, he decidido probar suerte con una nueva película, sobre la cual había leído excelentes críticas en las páginas de valoración cinematográfica, habiendo incluso resultado premiada en un festival del mundillo. El filme elegido para su visionado en esta ocasión es "La librería", estrenada el pasado viernes y dirigida por la española Isabel Coixet. 

Una vez que he tenido que ir a pata hasta el centro comercial (nada cerca), esperar en una kilométrica y angustiosa cola, padeciendo los efectos de la droga consumista del merchandising cinematográfico, con cientos de personas inquietas por derrochar sus euros, probablemente en alguna película sin sustancia, que arrebate a su máquina pensante cualquier vínculo con problemáticas y preocupaciones de su ajetreada vida. 

Después de desesperarme observando de qué manera el cronómetro, cuenta atrás para el inicio de la sesión, iniciara su curso. Al fin me atienden y pago la entrada. Desisto de comprar el kit del consumista experimentado: paquete de palomitas más recresco y gominolas "taladradoras de paderes estomacales", aunque nada comparado con el sablazo que te sueltan, quedándote con los bolsillos vacíos. 

Transcurrido todo este proceso del engranaje propio de la industria cultural, entro en la sala con los primeros fotogramas de la cinta ya en pantalla. Pasados los primeros 20 minutos empiezo a arrepentirme de haber salido de casa. Me topo de lleno con una historia insulsa, cursi, superficial y que nada guarda relación con la literatura, salvo por la mención de alguna novela célebre. 

La trama, narrada a ratos en primera persona, nos sitúa en la Inglaterra de los años 50, en la que una correcta y bonachona librera, tiene intención de inaugurar una librería en un pueblo que hasta la fecha no ha contado con dicho negocio, y sus lugareños tampoco dan señales de excesivo interés por sumirse en las paginas de un libro. 

La librera además no lo tendrá fácil, puesto que otra empresaria quiere que la instalación sea destinada a otro tipo de actividad, en una competición por el dominio del local. También ronda por ahí otro personajillo secundario traidor y rastrero, un Bruto de tomo y lomo. Éste se podría resumir como el argumento básico, con soporíferos asuntos de leyes de por medio. 

Cierto es, que destaca dentro de esta insípida producción un personaje misántropo, que habita como un fantasma, leyenda negra, en las entrañas de su aislado hogar, cuyo pasatiempo es hojear las nuevas entregas literarias que reciben en la librería, y con el cual se alcanza a experimentar cierta simpatía, gracias a su ironía e ingenio (aunque tampoco en abundancia). 

No obstante, las situaciones elaboradas por el guionista rayan en lo ridículo, contratando la protagonista a una niña de 10 años como ayudante en solitario, sin gracia, sabiondolla, con ansias de dar lecciones a los adultos, y quién encima subraya su desgana por el hábito lector. 

Por no acertar, Coixet no atina ni con la en teoría villana, antagonista de la historia, un tiburón sin dientes letales para morder. Eso sí, una presumida y retorcida comadreja, sin escrúpulos, pero que no amedrenta al espectador en absoluto, sino que más bien se suma a la mojigatería hortera ofrecida por la directora. 

Ni siquiera la incursión de la controvertida novela "Lolita", que se lanzó al mercado en aquellos años, logra rescatar el desvalido rumbo del guión y la pobreza psicológica de sus personajes. Se podía haber sacado mucho partido respecto de la desaprobación del público, el tema de la censura literaria, etc. 

Únicamente pensaba en los minutos restantes para el final, el engaño con el título escogido- "La librería", tomando como contexto un lugar de promoción de la lectura, donde aquí las palabras y su fuerza resultan inexistentes, sin guiños a algun pasaje literario, la entrada en escena de algún/a escribiente que aportase un poco de chispa, incitando al espectador a navegar en las millones de historias y relatos posibles. 
No, desgraciadamente la cinta peca de pulcritud, ñoñería, ambiente palaciego, de flores, cortesía y tazas de té. En otras palabras, un costumbrismo rococó, que haría estremecerse a Pearl S. Buck, recargado, light y simplón. 

La ingente desventaja que rodea al metraje, es que en su totalidad predomina la corrección, reminiscencia  de "Mujercitas" o "La casa de la pradera". La gran dosis de edulcoración y suavización de los conflictos, echa por tierra tomarse en serio, conectar con el relato. A pesar de que Coixet ofrezca bellos planos y atmósferas que nos retrotraigan a famosas pinturas, con el mar de fondo, en soledad al estilo de Woolf, no hay invitación a meditar. 

El pintoresco paisaje desaparece rápidamente de nuestra vista, engullido por el reiterado escenario de una librería carente de alma, pasión y nostalgia por aquellos libros, que el polvo del tiempo hará caer en el injusto olvido. Sucede lo opuesto con este filme. Mañana ni lo retendré en mis selectivos recuerdos. 

Salgo del cine, ya ha caído la noche y mi masa gris no deja de murmurar ¡Vaya timo!  

J.B.B

UN NIHILISTA

Abrazo el nihilismo, porque entre otras cosas, cada día transcurrido me destruyo, autocrítico, coloco en tela de juicio (con gran dificultad debo añadir) algunas de mis convicciones (todas resultaría imposible, pues ni yo las conozco conscientemente en profundidad) con el fin de mejorar, transformarme y mudar con la nueva llegada de la aurora.

Los principios últimos y contundentes representan la primera piedra del edificio dogmático. A esas verdades absolutas se las ha denominado en filosofía como "metafísica dogmática". Yo no comprendo una sentencia o proposición lógica, sino "un proceso de cambio, una constante crisálida dentro de su capullo".

Camino, y con mis pasos pronuncio la muerte del sujeto fuerte, un yo totalitario, durante este instante y el venidero.

Renuncio a albergar creencias y valores definitivos, con el propósito de no quedar encerrado ni definido, enclaustrado en la jaula conceptual, en la que coexisten las categorías e imperativos. De permanecer en ella, éstos restrinjirian por completo mi capacidad de elegir y determinarían inmutablemente cómo debo ser ¿por qué ese empeño en trazar límites en el océano?  ¿qué quién y qué  soy? Nadie y nada.

J.B.B

viernes, 10 de noviembre de 2017

ARTE Y SEXO: EFÍMEROS REMEDIOS PARA DETENER LA NÁUSEA

A mi entender, la única cura para la angustia/ahogo existencial reside en el desahogo sexual y artístico, aunque ambas tienen fecha de caducidad una vez alcanzado el orgasmo, momento de plenitud máxima, el vómito extático.

No obstante, rápidamente vuelve a generarse la náusea, sensación del desagradable vacío, que tienta a quitarnos las ganas de continuar inhalando oxígeno.
Así vivimos en esta tortura llamada existencia, suspirando por cualquier válvula de escape a la vista, por breve que resulte ésta.

Nos asimos a cualquier pequeña roca, resquicio, fortaleza, bastión en pie sobre la vasta superficie del incierto mar, pese a que el fuerte embate de las olas y ascenso de la marea, vuelva a sumergirnos por completo en el abismo, la nada, el absurdo.

J.B.B

Romance entre poetas y la parca

Los poetas están enamorados de la muerte. La cortejan a diario e invitan a cenar. Sin embargo, ella es tremendamente difícil de conquistar, y cuando por fin responde a sus súplicas, el poeta y ella se besan, danzan, acarician y fornican juntos por siempre.

J.B.B

LOS INTELECTUALES I

El intelectual, si es que alguna vez lo fue, jamás anduvo por el mundo cual pavo real, alardeando de su cola policromática. El auténtico intelectual habitó esta existencia en el lenguaje de los números, palabras, notas musicales y artes plásticas. Éste no necesitó llamar la atención fuera de los descubrimientos y elaboraciones en el campo artístico-científico.

En cambio, el prototipo de intelectual que parece abundar hoy, es aquel que sin apenas desarrollar actividad de dicha índole, adora darse coba a sí mismo, celebrando un festival de verborrea verdaderamente bochornoso. La narcisista lengua del individuo ejecuta halagos, dirigidos hacia su propio papel de parásito, un hipster que teóricamente presume de la nada que lleva a cabo.

"Los intelectuales"

J.B.B

lunes, 6 de noviembre de 2017

CRÍTICA DE LA PELÍCULA CASABLANCA (1942)

CRÍTICA DE LA PELÍCULA CASABLANCA (1942)

¡¡¡Qué maravilla de película es "Casablanca"!!! Y pensar que no la había visto hasta entonces... Un claro ejemplo de que se pueden elaborar películas del género romántico, sin caer en la sensiblería y el artificial empalague del Hollywood actual. 

Nos hallamos ante un filme de los de verdad, con brillantes interpretaciones, un guión perfectamente hilado y nada predecible. En él abundan los diálogos ingeniosos, trabajados, profundos y sinceros. 

¿quién me iba a decir a mí que la cinta expone nada menos que un relato nihilista y existencialista: pérdida de sentido, un futuro desdibujado, soledad y nostalgia sin parangón?  

A esta atmósfera de incertidumbre y desesperación, constribuye el que la película fuese rodada (por la época) en blanco y negr o. Tal vez se debería retornar a este tipo de cine, sin tanto efectismo visual con rimbombantes colores. 

Casablanca (Marruecos) representa una tierra baldía, que ofrece al espectador un pase gratis a sufrir en sus carnes la censura y persecución políticas, camufladas bajo un ambiente músical y de aparente diversión. Los personajes se valdrán de todo tipo de recursos para escapar de esta prisión geográfica. 

El refugio, único oasis en medio de la desértica angustia, ocasionada por la situación del silenciamiento de la libertad y el drama del conflicto bélico, lo marca el local regentado por el protagonista Rick, al que los invitados acuden  para evadirse de la horrible realidad de su tiempo.  

Un mundo devastado por la guerra. Esperanzas,  motivaciones, sueños hechos jirones y en el epicentro de la trama un viejo romance imposible, amenizado con la melancólica banda sonora, interpretada al piano con esa célebre petición: "¡¡¡Play it again Sam!!!" (tócala de nuevo Sam). 

Resuena en nuestra memoria el eco de las palabras de Rick, ante un inolvidable adiós que no quiero desgranar: "siempre nos quedará París". Yo señalo que "pase lo que pase, siempre tendremos Casablanca". Posiblemente, en el fondo, o no tanto, sea un romántico. 

J.B.B

POEMA Noviembre

POEMA

Noviembre, mes melancólico, preludio del renacimiento de 12 días más, cuenta atrás hacia la hora final.

Época de románticas tormentas, conciertos naturales, sinfonía de fractales celestiales

La venida del frío, lejos de enturbiar el júbilo, reaviva las quebradas energías tras un verano fatigoso.

Noviembre, mes pacífico, meditabundo y silencioso.

A los poetas inspira el cantar de las azabaches golondrinas en las efímeras tardes, surcando cielos cenizos, contemplando su plumaje lustroso.

Admiran el alto caudal de los ríos vidriosos, el frescor que empapa el aire y las alfombras de hojarasca, teñidas de múltiples colores. Huéspedes de sentimientos grandiosos.

Todo ello bajo el manto del otoño, húmeda y dulce estación de ánimo armonioso.

J.B.B

domingo, 5 de noviembre de 2017

El solitario pantano

En las mugrientas aguas de un cenagal dormito, desde que raya el alba hasta el atardecer funesto. A veces, alzo la cabeza y tomo una ración del pútrido aire envolvente, que mis hastiados pulmones inhalan con esfuerzo, vomitando esputos, bilis y sanguijuelas reinantes en las roídas entrañas. 

De mis desgastadas y enmohecidas fauces brotan palabras sucias, sombrías, atragantadas tras una larga estancia de claustrofóbico encierro. Una vez echado un vistazo al sinsabor de la superficie, retorno a la espesa oscuridad del fango, hogar de liendres, caimanes, alimañas y gusanos. Aquí anidamos los poetas malditos, incomprendidos y malsanos. 

J.B.B 

Amor: Droga básica

El amor es un potente alucinógeno. Ácido lisérgico inyectado en la química cerebral, sin el cuál más nos valdría yacer bajo tierra, o que nuestra endeble carne muerta fuese consumida por las brasas. Amor: Antídoto contra la angustia existencial, aunque frágil e impredecible éste, como la propia vida.

J.B.B

sábado, 4 de noviembre de 2017

Pese a que el público no se lo imagina, el escritor comete muchos más abortos que partos. En mi caso, si es que acaso puedo llamarme a mismo escritor, en relación al último, llevo a cabo alumbramientos de ideas, que tras expulsarlas aborrezco sin parangón.

Desprecio a mi obra. Repudio a los bebés, cuyo líquido amniótico y restos de placenta aún caliente, resguardada en la casi total ignota recámara de la conciencia, salpican la superficie digital. Su llanto no me enternece. Después de dar a luz, me olvido por completo del ser que nace, y me concentro en fecundar con la masa gris superviviente, a tenor del deterioro psíquico diario, nuevos elementos forjadores de vida.

Soy un psicópata de las letras y amasijo de cavilaciones compuestas. No siento empatía, apego por el material creado. Éste me es ajeno, porque yo mismo lo soy de mí. Más bien, mi auto concepción apunta a una imperfecta y enfermiza criatura, arrojada a una confusa existencia, y paridora  de impredecibles mundos. A veces distópicos, monstruosos, espantosos, aberrantes, y en efímeras ocasiones, envueltos de una misteriosa belleza, en la que jamás me veré reflejado.

Anhelos extinguidos raudamente. Esperanzas de una mejor condición que la recibida por el híbrido entre naturaleza y cultura. Así es este solitario jorobado, poético campanero de un Notre Dame lejano y maldito. Un escritorzuelo en ciernes, que día a día se afana literariamente en modificar el error que el mismo constituye.

J.B.B

jueves, 2 de noviembre de 2017

¿ES EL PENSAMIENTO CRÍTICO UNA ACTITUD REAL?

¿ES EL¿ES EL PENSAMIENTO CRÍTICO UNA ACTITUD REAL?

En primer lugar, se escucha que el denominado como "pensamiento crítico", especialmente en el ámbito filosófico, requiere de objetividad, y hasta neutralidad. Es decir, esforzarse el sujeto por juzgar desde fuera de las creencias personales, sin involucrarse a favor o en contra de algo por afinidad de sentimientos (una tarea tremendamente difícil por cierto).

Éste incluye la compleja, a la par que necesaria tarea de revisar los propios planteamientos (autocrítica), junto a la observación de las cosas desde distintos ángulos, contrastando la información recibida, y la ampliación de la perspectiva que se alberga de un tema X.

El propósito de esta actitud analítica y evaluativa debería (que por desgracia no suele darse) consistir en expresar argumentos coherentes, bien fundamentados y dejando vías abiertas, no rotundos éstos cual dogma.

No obstante, siendo fieles a la reivindicación de este tipo de razonamiento, prestando atención a los contra argumentos y buscar la apertura. Con base en la duda, habría que preguntarse si el mismo es realmente posible, o por el contrario hablamos de un ideal.

En otras palabras, podria conllevar una suerte de estado contrafáctico- hipotético, supuesto, en el cual se apoya una clase de racionalidad (paradigma, modelo de sujeto e imagen del mundo), que en cierto modo intenta descontaminarse del aparato afectivo (contradicciones, disonancias- conflictos con los valores y convicciones de cada quién, incoherencias, condicionantes del contexto a la hora de tomar una decisión y actuar) respecto del sistema de creencias en los individuos.

Finalmente, lanzo el siguiente interrogante:

-¿Piensan ustedes que el pensamiento crítico se basa en una guía en la forma de proceder dentro del ámbito de la reflexión, o cabe que dicha actitud se materialice en la realidad?

J.B.B

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Si matas a tus demonios, enterrarás a los ángeles en el camino. Resulta imposible distinguirlos, separarlos por completo. No cometamos un "genocidio moral".

Hay que aprender a convivir con ellos, a menos que recurras a actos suicidas, donde finalmente no tendrás que sufrir más al decidir a cuántos salvas y condenas.

Al tratar de destruir algo estimado como malo, cabe que también pongas fin a lo mejor de tí, que se halla unido a lo aborrecido por un cordón, invisible éste para la conciencia del individuo.

J.B.B