sábado, 26 de septiembre de 2020

 No tomes demasiado en serio al mundo ni a ti mismo. De este modo, nunca te llevarás demasiados chascos, y pasarás una mejor estancia durante el incierto tiempo que estés vivo. Además, te reirás y aceptarás tu propia ridiculez, y jamás fanfarronearás con el autoengaño del ego: Pensar que no eres exclusivamente ridículo e insignificante.

 Ayer estuve conversando con alguien que primero me defiende el consabido juicio de variado tipo—epistémico, moral, estético, político, ideológico, etc— de "todo es relativo", pero inmediatamente, admite que no albergaría amistades que fuesen traicioneras, violentas, poco comprensivas, hartamente egocéntricas [de hacer sentir inferior al otro] o mentirosas—mentir y engañar todo el rato. 

¿Entonces sigue siendo relativa la asociación entre bondad de la persona y la relación de amistad? ¿cabe un escenario donde deseemos ser ofendidos o atacados por aquellos llamados amigos? Ojo. Ser sinceros y expresarnos las cosas, dar consejos para nuestro beneficio, no es lo mismo que ser hirientes y dejarnos tirados por los suelos.  

¿quién en su sano juicio se rodearía de una amistad que, a la primera de cambio, le asestase puñaladas e inyectase veneno acerca de su persona, en las mentes ajenas? 

¿se atrevería alguien, que no fuese ruin o con conflictos afectivos sin resolver, a codearse con individuos a los que les divierte y apasiona humillar al otro hasta el llanto e instalar la vergüenza, temor y tristeza en su mirada? 

¿acaso es posible referir a un ser amistoso como empático emocional—se pone en nuestra situación—, luego benevolente, cuando apenas le afecta advertirnos alegres o apenados? Imaginemos que le comunicamos las penurias o riquezas de nuestro ánimo, y no hay el menor indicio de contagio o participación en nuestros sentimientos. Por supuesto, en el contexto en que la amistad no se hallase abatida o enojada, en cuyo caso nos lo haría saber y se comunicaría con nosotros de alguna manera, o detectaríamos que se siente mal y nos preocuparíamos-interesaríamos por su estado. 

¿y qué decir del quiebre de la confianza, si relatamos una confidencia, secreto, y este acaba por ser vertido por nuestro supuesto fiel compañero o camarada a los cuatro vientos, dándole absolutamente igual la promesa de no revelar dicha información X? Es equiparable a que, alguien apreciado, nos pida que le demos la mano para subir en una estructura elevada de difícil acceso, y en lugar de ayudarle, le empujásemos de una patada al vacío o bien le pisáramos los dedos desencadenando su fatal caída. 

Vuelvo a preguntar ¿es relativa también la relación bondad-amistad? No 

El filósofo Aristóteles afirmaba en su "Ética a Nicómaco": "Elogiamos a los humanitarios", Cap IX. Y también señalaba en el mismo capítulo que "lo igual es amigo de lo igual".

"Cuestionando lo que no quiere serlo, el relativismo ultra": "Problematizando la amistad" [2020]

jueves, 24 de septiembre de 2020

Hemos de aprender a regular la mente. Cada día tengo más claro esto. La mente nos la juega, y tiende a querer enredarnos en la madeja de pensamientos obsesivos y generalmente de carácter negativo/pesimista. Es proritario que reestructuremos los pensamientos y sentimientos, automatizados y reproducidos inconscientemente. Una tarea nada, nada sencilla. 

El estoicismo—dominio y liberación de las pasiones, ideas y deseos perjudiciales—presenta una solución interesante a esto. La actitud con que tomemos las cosas determina, considerablemente, la naturaleza, el significado de los fenómenos. Ya el filósofo racionalista René Descartes exponía en "El tratado de las pasiones del alma" que: "incluso aquellos que tienen las almas más débiles podrían adquirir un dominio absoluto sobre todas sus pasiones si trabajaran lo suficiente como para entrenarlos y guiarlos" [...] Artículo 50

Cabe apreciar, por ejemplo, un día soleado, lluvioso una tormenta—dependiendo de las preferencias—o bien centrarse, equivocadamente, en un aspecto menos agradable, padeciendo sin necesidad, frente al disfrute de las ventajas o beneficios no advertidos, al focalizar la atención exclusivamente en lo negativo, y además con grado terrible y catastrófico es la escala posible de gradaciones—pensamiento límite de blancos y negros—, y minusvalorando todo lo positivo al alcance. Sucede como en las artes marciales, pues en cualquier combate siempre se puede cambiar de posición, solo hay que averiguar cómo. 

Recalco, a diferencia de la clásica y repelente bibliografía de autoayuda—recetas mágicas y generalmente simplonas—que lo anterior de fácil no tiene nada. Hay que trabajar muchísimo para esta reconducción cognitivo-afectiva. Los mecanismos distorsionantes instalados se comportan como virus informáticos. Se reproducen-replican, cuesta eliminarlos y contaminan, incógnitamente y nuclearmente—el núcleo—, al resto de componentes del sistema psíquico.

martes, 22 de septiembre de 2020

Memoria de un desalmado recuperado

 Se afirma, en distintos ámbitos, que el alma no existe. Sin embargo, cuando uno está deprimido, la descripción más precisa es "desalmado". Es cuando la apatía se apodera del ser, cuando uno repara en que, "lo que hace que seamos", se rompe en cien mil pedazos. Algo frágil como el vidrio [aunque estoy plenamente convencido de que se puede ejercitar y fortalecer] e intangible, no palpable por los sentidos, pero que es lo que hace que seamos—nuestra particular persona—.Eso se extravía en la depresión. Hay un cuerpo sí, pero apenas hay alma, ánima-ánimo, en él. La propiocepción, "sentirnos en", "dentro de", "parte de" y querer mover el cuerpo, realizar actos, deseos, intereses, cumplir objetivos... Se ve afectada en estos estados depresivos físico-psíquicos, pues no concibo lo psíquico como separado de lo fisiológico y viceversa.


J.B.B 

sábado, 19 de septiembre de 2020

Las emociones son el alma de cualquier cuerpo. Sin emociones, no podemos ser conscientes ni cuestionarnos de dónde venimos, por qué somos, quiénes somos y menos todavía hacia dónde vamos.

J.B.B

"La cara oculta y negada en gran parte de la filosofía occidental".

martes, 8 de septiembre de 2020

Nuestra motivación genera o localiza, ficticiamente, el sentido. Posiblemente, por eso al ingerir cafeína, tocar un instrumento, elaborar un escrito, escuchar una canción, bailar, un gesto generoso, o bien realizar un deporte e inyectarse adrenalina... 


Cuando está ese empuje, ola de estímulos e impulsos emocionales, todo cobra más plenitud. Simple y llanamente se llena ese centro de información neurológico y neuronal falto de energía, electricidad, enlace, conectores, nexos, vínculos... Y entonces, sí apetece moverse por un objetivo. Es la pasión la que produce que seamos escaladores de montañas ¿cuál es el núcleo de la voluntad si no?  No hay otro incentivo y por eso precisamente funciona, porque la vivencia rompe con la utilidad, el preguntarse impotente e inútilmente para qué. Es dicho para qué el responsable de la angustia ¿será por eso que el arte nos salva hasta de nosotros mismos, como apuntaba Scott Fitzgerald? En la misma senda redentora, el filósofo Arthur Schopenhauer apostaba por la estética, junto con la ética, con objeto de romper con el sufriente ego y ser un todo con la existencia, en tanto que se quiebra la finalidad o causalidad y se da paso a la contemplación. 


—¡¡¡Como la criatura de Frankenstein a raíz de esa recepción de corriente: ¡¡¡Está vivo y siente que vive, pero al tiempo se olvida de la causalidad, casualidad y los sinsentidos!!! Lo demás importa lo mismo que los desechos fecales.

domingo, 6 de septiembre de 2020

La aceptación de la vida, con sus sorpresas, imprevistos, evidentes decepciones, retos, superaciones, encuentros, desencuentros, reencuentros, amores, [auto]descubrimientos, viajes... En resumen, aceptar los caminos inescrutables. Esa es la clave para aprender a vivir sin amarguras, en tanto que estas son inevitables en algunos pasajes, pero también están los capítulos contrarios, como en una novela, y es cierto que desconocemos como finaliza el relato, pero mientras tanto, saboreemos su lectura. 

Primera persona del singular y plural del verbo ser, anexionada al papel de narradores de la historia, pese a que somos cometas transportadas por inciertos vientos. Eso es inevitable, como también lo es que, tal como señalaba el genial profesor, El señor Keating e interpretado por el único Robin Williams, en "El club de los poetas muertos", y recitando las vigorosas palabras del poeta Walt Whitman: "que estamos aquí, que prosigue el poderoso drama y podemos contribuir con nuestro verso" ¿cuál será tu verso?

Toda esta crisis mundial sanitaria me ha hecho darme cuenta de que no soy tan insociable como daba por sentado. No valoramos las cosas hasta que las perdemos o bien notamos su ausencia. Hay que desprenderse lentamente de aquello que se ama, o no adorar demasiado, desapegarse para no sufrir con la separación, y por encima de todo, saber que nada dura eternamente. Así funciona la condición humana, el ser humano en la historia y su acción.