sábado, 25 de marzo de 2017

MICRORRELATO III

MICRORRELATO 

John se hallaba acostado en la cama boca arriba, contemplando aquel blanco techo que incitaba al alumbramiento de cavilaciones.  

Después de la tremenda discusión mantenida con su padre aquella tarde, estaba convencido de que le gustaba analizar y darle vueltas a las cosas porque contaba con un progenitor terriblemente impulsivo, poco dado a meditar y sopesar las opciones antes de obrar -Es lo que se conoce como "efecto reactivo"- pensaba para sí.  

John también imaginaba que por ese motivo tampoco le entusiasmaba demasiado el deporte. Comenzó a rememorar su infancia y la obsesión enfermiza de su padre por "hacer de él un hombre", inculcándole el gusto por el chute del balón y la adaptación al olor del sudor corporal. 

Como una gigantesca ola, venía a su memoria el inusitado esfuerzo realizado por éste al llevarle a testimoniar encuentros futbolísticos, que lejos de desatar furor en él solamente le provocaban emitir una letanía de bostezos. 

Detrás de todo el conflicto con el hombre al que llamaba "papá" sin que apenas hubiera señales de connotación afectiva en el lenguaje empleado, residía la evasión a identificarse con la inestable y en exceso pasional figura paterna, si bien luego ésta no era nada dada a las muestras de cariño. 

Si hasta le incomodaban los largos abrazos ¡Curioso! Aunque claro, concordaba con la insistencia de su pater familias por adoptar actitudes viriles, alejando de este modo el riesgo de posibles derivas de afeminamiento en el niño. 

Sin embargo, los interrogantes que se proyectaban en su inquieta mente eran: ¿Sería cierto que cuanto más anhelara escapar del influjo de su padre aumentaría la atracción, igual que les sucede a los imanes al separarse? ¿Es libre el que lucha contra algo y reniega de ello?  

Tenía grabada a fuego en el cráneo la famosa cita del psicológo Jung, a quién había estudiado durante los complicados años de carrera: "aquello que negamos nos somete." 

Con esas palabras ladrando en su cabeza, apagó la luz de la lámpara de la mesilla de noche, se colocó en posición fetal, cerró los párpados y se entregó a los dominios del inconsciente. 

Jorge Beautell Bento 

25/03/2017

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