domingo, 5 de marzo de 2017

INCULTURA E INVOLUCIÓN MADE IN SPAIN

INCULTURA E INVOLUCIÓN MADE IN SPAIN
En esta semana festiva por el Carnaval que afortunadamente he pasado lejos de casa, librándome del bullicio y todo el consecuente ambiente fiestero, no he podido evitar fijarme en que el turismo proveniente de la Europa septentrional (Alemania y sus alrededores), todavía conserva el buen hábito de la lectura entre sus pasatiempos vacacionales a diferencia de los españoles, para quienes (al menos una gran parte de ellos) el libro ha pasado a constituir una especie en grave riesgo de extinción.
En términos sociológicos, psicológicos y antropológicos, las costumbres de las personas (en este caso los pasatiempos) representan más o menos un reflejo de los valores de la sociedad en la que están insertas. 
En este punto, yo detecto que nuestro país camina a la deriva y derecho a convertirse, si no lo ha hecho ya, en un desierto cultural donde únicamente toma protagonismo la música machacona e idiotizante del reggaeton, convertido en emblema del folclore nacional añadido a las esclavizantes redes sociales, que están dejando a muchos psicólogos en el paro tras suplir a las clásicas terapias, pasando a ser los denominados "cafés virtuales" y "foros de discusión" espacios para el desahogo de las penas y preocupaciones personales. 
A éstas, le siguen el triunfo de los "reality show" televisivos y el predominio de los vocingleros hinchas futboleros ebrios_ofreciendo ridículas muestras de su hombría, al tratar de coquetear y proferir toda clase de improperios y groserias a las féminas que ésten a su alcance_ dejando sordos a los viandantes con su gutural grito de ¡¡¡goool! e invadiendo como una plaga de langostas los bares de las ciudades durante las tardes del fin de semana, especialmente el domingo. 
La acción de "no darle al seso" como se dice coloquialmente, se empuña en las manos de una gran masa de españoles en sus momentos de ocio a modo de un spray anti intelectual, el cual como si se tratase de asquerosas cucarachas o pesadas moscas, busca no dejar ni una neurona en pie.
Los efectos de este spray se hacen notar en seguida. De este modo, el atractivo que antaño pudiera residir en el cultivo de la mente se torna en aburrimiento, cuando no en sinónimo de chifladura, y los que desafían a la normalidad anti pensante pasan a ser clasificados como "freaks", bichos raros.
A los pobres lectores y aquellos supervivientes que quedan de la época pre-tecnológica_en la que el papel impreso cobraba algún sentido con la revisión de los periódicos matutinos, junto a la compra de novelas best sellers, que no fuesen la cansina y comercial saga de las "Cincuenta sombras" en las librerías_ y las personas asiduas a las actividades de índole artístico-científica que no prosigan y comulguen con este desfile del aborregamiento, divertimento iletrado (a la par que banal)_del ganduleo chulesco en los varones y de mujeres (aunque también los hombres, no caigamos en cliclés sexistas) "fashion victims", a las que nada más quita el sueño la marca del vestido que llevan puesto, o el último bolso de Gucci disponible a la venta_se les margina igual que a los leprosos, judíos y gitanos en el medievo. 
Así, el escaso espíritu intelectual resistente entra en crisis y lentamente termina por espichar, teniendo lugar una operación similar a una purga étnica.  Sin embargo, lo que aquí se elimina es el pensamiento crítico, aquel dispuesto a cuestionar y ampliar las miras de nuestra realidad. En cambio, en los tiempos que corren la ignorancia se premia, y hasta alcanza a convertirse en una señal de orgullo nacional.
Evidentemente, un país que colectivamente (vuelvo a insistir en que no todo el mundo entra aquí) ha dejado de pensar provoca que sus conciudadanos resulten más controlables y manipulables. De esta manera, toda duda sembrada ante lo dado se evapora, y los atolondrados cerebros de los individuos solo funcionan reptilianamente, en su fase más instintiva, adoptando poco menos que el papel de cánidos domesticados, a los que se les saca a pasear con correa y se recogen sus excrementos. Dicho de otro modo, mayormente la fauna española se limita durante sus salidas diurnas y nocturnas (sobretodo las últimas) a gruñir, roer, excavar, ladrar, defecar y fornicar. 
Ahora somos más primitivos que nunca en la historia evolutiva, a pesar de que los medios tecnológicos y avances científicos con lo que contamos son sumamente avanzados. No obstante, pareciera que nada más nos resta ascender de nuevo a esos árboles de los que nuestros antepasados simios bajaron un día, aunque probablemente con más capacidad cognitiva y creativa que la existente en muchas de las actuales cabezas huecas españolas.
Desgraciadamente, toca decir que cuanto más nos aproximamos a la franja de edad de la población más joven crece esta tendencia.
En relación al sector de la juventud, me asalta el siguiente interrogante:
¿Qué futuro puede dibujarse en el horizonte del territorio español si las nuevas generaciones han renunciado, o mejor dicho intencionalmente se les ha obligado a despojarse de la necesaria facultad de investigar y conocer (e incluyo yo, no conformarse con la realidad en la que viven) que manifestaba el filósofo Aristóteles en el primer libro de su "Metafísica"? (La cita figura a continuación)
"Todos los seres humanos desean por naturaleza saber".
Lamentablemente, en el tablero de ajedrez español la estratégica jugada del jaque mate al saber (el gusto por la cultura) y la columna rebelde, ha sido aviesamente planificada y lanzada, barriéndolos prácticamente de sopetón. 
Jorge Beautell Bento
06/03/2017

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