Soy un incurable servidor y bebedor de tinta. A su vez, soy tremendamente adicto a las sustancias musicales. Mi droga se llama arte. Sin embargo, no me estímo como "drogadicto", pues los que se califican como tales al utilizar este fármaco, fallecen de sobredosis debido a su estúpida sed de grandeza.
"La recomendable negación de llamarse drogadicto"
J.B.B
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