miércoles, 15 de noviembre de 2017

ESCRIBIR

Escribir es mucho más que una aspirina. Constituye un potentísimo alucinógeno, anestesia contra la ansiedad y el malestar. Hablamos de un viaje sin "el mal" como adjetivo, un coloque ausente de padecer el desagradable "amarillo", conocido coloquialmente como "echar las papas".

Escribir comprende un estado de embriaguez sin resaca a la vista, aunque lo cierto es que sí hay resaca. Una vez que termino estas líneas, el antídoto deja de surtir efecto. Entonces, obtengo un indeseado billete de vuelta al asqueroso vacío y tedio existenciales.

La clave para no caer en el desquiciamiento: que la actividad de la escritura no detenga su curso. Proseguir y proseguir, pulsando los dedos sobre este teclado digital, trabajo de autómata, con algunas ideas propias.

J.B.B

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