domingo, 13 de noviembre de 2022

De la venganza contra la imaginación

La falta de creatividad se compensa con el rencor hacia la imaginación, tachándola de fútil y exenta de síntesis. En una sociedad sin inventiva debe purgarse todo lo que exceda el eje procedimental: los pasos, la norma y el rigor. El rigor concibe lo imaginativo como un "rigor mortis", su inflexibilidad refleja. 

El mundo se invierte. La propuesta con sustancia es caos, y la vuelta a más de lo mismo ordenada reconciliación. La autoconciencia padece de "aexperiencia", concebida como un experimento científico repetido, mientras que la idea-cuerpo dinámica y contextual, histórica, luego fenomenológica—conectada con el vivir interno de los sujetos—, queda proscrita del método y desaconsejada salvo en proyectos de gran envergadura, proyectos que finalmente se agotan en el peso de la costumbre. 

Hablamos de un anti-principio de copia humeano, puesto que la acción realizada implica un sujeto objetivado. Es decir, en línea opuesta a sus impresiones subjetivas. Queda enmudecida su voz discrepante, impedido de manifestar rebelión y ruptura. 

Por lo tanto, dicho sujeto es autoconcebido sin cualidades mentales-espirituales alternativas a lo dado. En su lugar, le quedan adscritas las propiedades del objeto con que interactúa a diario: naturaleza bruta universal, depurada de sensaciones, dignidad como fin en sí mismo y sobre todo "conciencia histórica". 

Inevitablemente, se asimila la totalidad afirmativa. La negatividad y la disonancia, entendidas como crítica del espejo, quedan eliminadas. Aquellas deben ser suplidas por una mera descripción, análisis sin contrapartida e imitación de la realidad. La demandada y elogiada nueva producción es simple reproducción autoengañada. 

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