Siempre doy por sentado que le caigo mal a la gente, pero probablemente esto tenga su origen en que tampoco me tengo demasiado aprecio. Quiero salir del condenado yo, pero la desesperación consiste en no poder lograrlo, y aunque lo consiguiese, tampoco desaparecería la desesperación. Nunca se marcha esta.
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