martes, 19 de enero de 2021

 El motivo de este post, es manifestar que gracias a mi reencuentro con la filosofía analítica [la más cercana a la lógica, el lenguaje claro, análisis del lenguaje, el estilo de las ciencias naturales], he pulido las falencias en mi pasada redacción: sobrecargada y alegórica, con un uso abusivo de metáforas. 

La filosofía analítica me ha remitido al inicio de, a comenzar por donde se deben dar los primeros pasos. Ahora acudo a la substancia del tema, ciñéndome a los conceptos y puntos centrales, y exponiendo los argumentos en torno al mismo. 

La razón es que he retornado a los principios, a estudiar las corrientes primarias y no a las causas finales o conclusiones, en blanco su fundamentación, por carencia de dichas nociones básicas. Yo mismo erré en tiempo pretérito, al querer escalar raudamente el Everest sin estar equipado ni adaptado para el crudo frío y el poco oxígeno de las elevadas cumbres.  

La hermenéutica, más propia de la filosofía de corte continental o europea, principalmente franco-germana —interpretación de textos y autores y el estudio de aquellos conceptos más abstrusos o técnicos—está bien para otros menesteres más literarios, con más viajes en las regiones filosóficas, y menos destinados al debate o problematización, dado que para la problematización y la discusión debe contarse con fundamentos y no categorizar—según lo que crea libremente uno u otro—con ausencia de referencias y fuentes; sujetarse bien a las ramas del árbol.  

Con base en ello, en un orden o acuerdo del que partir, estimo más recomendable saber antes el origen de las ideas y términos, las raíces y ramas del árbol filosófico—qué es el racionalismo, el empirismo o el idealismo, epistemología—el conocimiento y su fundamentación, la ética, lógica, política, estética y otras  disciplinas primarias y sus apartados principales en la filosofía. 

Personalmente, ubicaría la hermenéutica en un camino elaborado a cuenta de un mayor conocimiento holístico [global] de las pre-estructuras o bases en las corrientes y disciplinas , pues según mi criterio no resulta indicada para aquel lector y estudiante que no esté familiarizado con nociones más sencillas. Y esto último en absoluto es fanfarronería, sino sinceridad para que se disfruten más los materiales filosóficos y se avance de menos a más. Incluso pertenece a un enfoque más analítico el estudio de la estética o teorías y reflexiones en torno al arte y el sentimiento evocado por el objeto de belleza, fealdad, asco, etc focalizándonos en los conceptos clave y alejándonos de lo que pensaba X filósofo de ella, situados en el aire. 

La consabida historia de la filosofía fracasa en la tarea pedagógica, de enseñanza-aprendizaje de pensadores y con las desaparecidas columnas filosóficas. La historia de la filosofía se afana en que los alumnos sean corredores de élite desde la primera vez que pisan el terreno filosófico. Los efectos entre otros son desmotivación, orquesta de bostezos y esas sonoras frases acompañantes —¡Vaya peñazo!, no entiendo nada o ¡Menudo rollo! 

He visto en demasiadas ocasiones a estudiantes a punto de finalizar sus estudios o bien aficionados a la lectura de los problemas-dilemas filosóficos, recomendando con ligereza aquellos autores exigentes de una comprensión semejante al que ha cursado años de matemáticas, y es un portento resolviendo operaciones harto complicadas, pero se empeña en que los iniciadores en la materia contemplen esa perspectiva avanzada del álgebra y otros campos matemáticos, mas sin el respaldo de la experiencia de la que que ellos gozan. 

Con razón decía Platón que "el comienzo es la parte más importante del recorrido". Justamente a eso me refiero. A empezar con las bases, los elementos sustentantes de cualquier construcción. Tal es mi visión pedagógica al respecto. Empezar la casa por el tejado no es la mejor recomendación en ninguna materia del conocimiento.


"Del enfoque analítico en la filosofía y cualquier tipo de conocimiento para ejecutar los primeros pasos".


J.B.B

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