Toda esta crisis mundial sanitaria me ha hecho darme cuenta de que no soy tan insociable como daba por sentado. No valoramos las cosas hasta que las perdemos o bien notamos su ausencia. Hay que desprenderse lentamente de aquello que se ama, o no adorar demasiado, desapegarse para no sufrir con la separación, y por encima de todo, saber que nada dura eternamente. Así funciona la condición humana, el ser humano en la historia y su acción.
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