A la muerte se la ama y aborrece al mismo tiempo. Tiene lugar un apego a la vida y un ansia por caer en el inmutable sueño eterno algún día. Vivir termina por agotar, pero cuando todavía la salud resiste con mano de hierro y la sangre hierve, nadie clama —¡¡¡Quiero marcharme de aquí!!! Resuena en las calderas internas la estridente sinfonía de "proyectos por cumplir, una obra ejecutar y una huella en la arena del tiempo dejar"...
No hay comentarios:
Publicar un comentario