domingo, 10 de mayo de 2020

EL DUALISMO OCULTO EN ARISTÓTELES [CEREBRO COMO ENFRIANTE]



Aristóteles acertó en muchas cosas, pero sin duda erró tremendamente, al indicar que el cerebro actúa como un refrigerador de la sangre que el corazón calienta demasiado. De ahí ese fallo, al asociar ser frío el individuo con el lado más racional-lógico, el denominado pensamiento frío (cold thinking), y obviando el legado aristotélico occidental que el catalizador emocional se localiza, a su vez, en dicho órgano cerebral y lo más relevante, que el aparato afectivo es el posibilitante de la reflexión [razonamiento, argumentación, logos] en todos sus sentidos.

De esta manera, el filósofo heredó, indirectamente, el dualismo de su maestro Platón [alma/mente-cuerpo] con esta bifurcación de cerebro-corazón. Sin pretenderlo—puesto que manifestó que el alma no se halla separada del cuerpo: "El alma no puede ser sin el cuerpo ya que es el cuerpo la forma del alma. Así, el alma no es una entidad separada del cuerpo: el alma es “natural” y es inseparable del compuesto animado de los seres vivos. Las facultades intelectuales del alma no son meramente corporales; son facultades de un alma-forma, esto es, de un cuerpo, del complejo alma-cuerpo". Citado por Aristóteles en "De anima"— le dejó allanado el camino a René Descartes y su acentuado res cogitans [cosa o sustancia pensante] incorpóreo, avolitivo y fantasmagórico [el fantasma en la máquina].

Siglos más tarde, el neurobiólogo italiano Antonio Damasio demostraría el fallo dualista de Descartes [ya trazado, involuntariamente, por el propio Aristóteles] y dicha tradición, fundamentalmente racionalista, depuradora de las ramas afectivas en el árbol de la conducta y conocimiento humanos.

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