viernes, 29 de noviembre de 2019

Soy una cosa, esquirla de ventana fracturada, cajón de escritorio ajado, tecla mutilada del piano y que la eternidad pulsa.

Soy una cosa, una vela partida, baldosa salida del suelo, la zanja del sepulcro donde se tiran viejos trastos.

Soy una cosa, un madero de barca en el mar a la deriva, carcomido por síntesis de sal y sol.

Soy una cosa, un trozo de pintura levantada, la rama desprendida y besando el fangoso charco.

Soy una cosa, el cadáver de la silla, que una buena mañana hizo feliz a una familia.

Soy una cosa, el botón caído de la camisa, que jamás volverá a coserse.

Soy una cosa, el calcetín roído viudo y lanzado al contenedor de basura, al que aguarda el triturado y sesión de cirugía estética no consentida.

Soy un cosa, ando por ahí. Abro interrogación—¿Existo?—, mas la ambición y producción no me proporcionan sentido, una función.

Soy una cosa. Aquí sigo, en el páramo de la nada, padeciendo los estragos de la temporalidad, privación de dignidad de la "in-humanidad".

Heidegger—ser manco (no a la mano) y de nulos  sentidos.

Ni siquiera "ser para morir".

Título de la obra (ha sido borrado): Antes podía leerse: "Hermenéutica de la no facticidad".

J.B.B

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