Adoraba de lleno nadar en tu azulado mar ocular.
Allá, en lo hondo, donde nunca había promesas de monotonía.
En la medianía de las vidriosas y salobres aguas, vertidoras de sinceras olas.
Por catárticas corrientes.
Comunicativas de insólita e indómita naturaleza.
Acuarelas de Turner, entre un sinfín de obras.
Ideadas por magistral y húmeda ventana.
Se espejaban pedazos míos.
Visualizados meramente en añoradas ensoñaciones.
De un tiempo remoto.
Cuyo borroso nombre, es niñez.
J.B.B
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