martes, 7 de febrero de 2023

Sobre la vida

Creo que por fin estoy capacitado para definir qué es la vida. La vida es como entender a James Joyce o la mecánica cuántica. He leído a ambos, temática de mecánica cuántica y al novelista Joyce, y admito que apenas los entiendo bien. Tal vez, la vida no haya que entenderla porque no lo pretende, sino vivirla. 

Ese es el gran misterio, como releer a Joyce o la mecánica cuántica y siempre percibir nuevas interpretaciones-visiones sobre su contenido—que las entendamos ya es otro cantar—. Ya lo dijo Miguel de Unamuno: "la vida no está para ser pensada [la vida no es un concepto] sino sentida". Pensar la vida es como pensar la oscuridad. Sentir la vida, sin embargo, es alumbrar [fugazmente] una habitación con cada paso o acción que damos. Eso es vivir. Lo demás importa muy poco. Y si por la razón que sea creen que es narcisista o arrogante por mi parte referir una definición sobre lo que para mí es la vida, revisen la definición de narcisismo y arrogancia implícita en el primero. 

Estoy señalando que no le encuentro verdad o respuesta alguna a la vida, algo impropio de alguien que se estime superior. Todo lo contrario, más allá del vivir entraña un enigma indescifrable. Pregunten a alguien que presume si incluiría estas palabras de reconocimiento de su perplejidad ante la vida. Me atrevo a decir que en absoluto vacilaría en pronunciar que ya halló una revelación última o comprensión-intuición suprasensible [por encima del plano de los sentidos] más próxima a Dios, como si fuéramos su figura que a seres finitos. Justamente, yo estoy haciendo alusión a la finitud propia, al desbordamiento ante la infinitud con que se me dibuja la vida, a algo que se me escapa y es mucho más grande que yo. Además, ya no me preocupa que se malinterprete mi discurso. Yo tengo claro cuál es mi manera de ser, y se bien lo que no soy ni pretendo ser. 

En efecto. Observo la vida como el vasto universo del que apenas capto una ínfima parte. Con razón indicaba el filósofo Spinoza que divisamos una dimensión de la naturaleza, la que responde a nuestros atributos de extensión física [cuerpo] y pensamiento, lo que en mi opinión se traduce en el sentimiento hacia la vida como referente existencial casi único [nada más que cabe el sentimiento y la vivencia]. No obstante, la naturaleza infinita-natura naturans-su verdadera forma o sentido- es inalcanzable e imperceptible. E incluso, es muy posible que carezca del mismo y el absurdo sea su verdadera forma. Si es que existe la verdad, debe contemplar más de un camino o variable. La verdad se entreteje con muchos hilos a veces contrapuestos. La paradoja reviste la manera del vivir y probablemente del [multi]universo que habitamos.  

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