miércoles, 15 de febrero de 2023

¿Por qué escribo?

 ¿Qué es lo que me impulsa a escribir? Complicada respuesta. A primera vista, diría que me envuelve un sentimiento de contar lo inefable. Lo que se invisibiliza a mi alrededor anhela ser relatado o traducido en palabras. Necesito con urgencia de capturar ideas en el espeso mar de los pensamientos. El pensamiento es lenguaje. Cada día lo tengo más asumido. Escribir me supone llenar de sentido el absurdo en el que vivo. Si lo registro desaparece el vacío en mi, la incertidumbre, la angustia. Le encuentro una función, un objetivo a mi existir. Necesitamos de esa meta. Las palabras comprenden ese rumbo, un para qué en medio de la nada fuera. Todo sucumbiría si no tuviese lugar el lenguaje. Hasta en el ámbito no humano. Imaginen la mudez de un bebé elefante al llamar a su madre ¿para qué esforzarse en gritar? Eso es para mí escribir. Es el bramar, un llanto, la llamada a una ocupación en esta obra sin guión. Poco más puedo referir del tema.

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