lunes, 27 de febrero de 2017

Una tarde nostálgica cualquiera

Las gotas de lluvia que repiquetean en los cristales de mi ventana representan música para mis doloridos oídos, víctimas del atronador ruido ocasionado por la desafinada orquesta de claxons compuesta por el tráfico matutino, al que hay que añadirle el molesto traqueteo que genera la obra que están realizando en mi calle desde hace días. 

Me hallo aquí taciturno, cumpliendo el ritual fijado, que se basa en degustar un intenso y fuerte café au lait expresso tras el disfrute de una saludable siesta de media hora, mientras me dedico a revisar en Internet  las noticias publicadas en la prensa local, nacional e internacional. Así es, al contrario que la mayoría me gusta informarme, o mejor dicho desinformarme y leer mentiras para entretenerme en horario vespertino. 

El último de los cigarrillos que prometí no volver a fumar, se consume en el cenicero de cristal de Bohemia que mis padres me trajeron como recuerdo del último de sus viajes, mientras suena en la radio la melancólica canción "Yesterday", cuya autoría recae en el conocido grupo británico The Beatles. 

Al mismo tiempo, escucho a través de las frágiles y finas paredes de mi habitación la agradable voz de mi vecina, la chica por la que suspiro desde que me mudé aquí. Anhelo reunir el valor suficiente para confesarle mis sentimientos un día de estos. Estamos pared con pared, tan próximos, y sin embargo la lejanía que suscita mi gigantesca timidez erige un impenetrable muro entre nosotros.

Jorge Beautell Bento


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