domingo, 17 de julio de 2022

De la felicidad frente al placer

El placer se puede obtener fácilmente. La felicidad en cambio es un estado que pocos conseguimos alcanzar, por lo que no es de extrañar que parezca ilusoria-ficticia. La felicidad requiere de bienestar en sentido integral, con muchas facetas cubiertas. El placer consta de sí en relación con el objeto que lo genera y muere rápido. La felicidad quita el apego. No hay una posesión de objeto -sujeto. Tal es a mi juicio el motivo de su fuerza y el que sea el fin de todos los fines. 

En la felicidad se alcanza una plenitud por múltiples vías no materialistas [salud, bien sea paseos por la naturaleza, ejercicio físico, comida sana—, amor, amigos, trabajo que satisfaga, actos solidarios-ayuda al prójimo, estímulos culturales, meditación-espiritualidad, viajes de enriquecimiento personal y no con objeto lúdico, más emparentado el último con el placer, etc]. En una palabra: Realización. En su contenido siempre hay subjetividad. La forma de la felicidad sí es objetiva o aplicable a todas las personas en lo tocante a la multiplicidad de áreas que contribuyen a ella. Además, cuanto mayor sean las nuevas  experiencias de esta clase, mayor potencia de crear nuevas redes cerebrales y ser felices. 

En última instancia lo que distingue al placer de la felicidad, es que siguiendo al filósofo Arthur Schopenhauer. En el primero la atención está en lo externo, en él representar y el tener, mientras que la segunda reside en la persona, en el ser, la personalidad y su cultivo y desarrollo ¿pero qué sucede? Pues que irónicamente en una sociedad tan preocupada por el individuo, aquel anda a la caza de los estímulos externos en lugar de cuidarse y preocuparse por embellecer su persona. Estamos más pendientes de chismes ajenos que de desarrollarnos ¿y no es es este el superhombre de Nietzsche? Sí, el que hace de su vida una obra de arte, pero queremos que la obra la elaboren otros por nosotros. 


No nos soportamos a nosotros mismos, a nuestra persona y muchos nos dedicamos a huir, evadirnos de nosotros y allí nace la adicción al placer, al hedonismo. Sí lógicamente no te gustas a ti mismo no intentas mejorar nada de ti porque pensarás que no vales. Narcisismo como posible derivada. Al no quererte, estás más pendiente de sobresalir o compararte con los demás y atender al éxito, riqueza y fama que a valores internos y propios rechazados. Quien se quiere no necesita presumir ni estar apegado a los asuntos de otros. Se contenta con su soledad. La soledad es libertad y un requisito para ser feliz, pues en la soledad se entrenan las cualidades propias y se conoce uno a sí mismo, el ser.

18/07/2022

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