jueves, 20 de abril de 2023

Del arte y la autenticidad del Ser

Tengo bastante claro [una de las pocas claras que tengo] que el arte es el universo en el que uno se encuentra con lo que es. Por eso el producto del arte es siempre auténtico y sincero, llevando consigo la ironía de que en el arte las fronteras entre la verdad y la mentira se disuelven y en muchas ocasiones contamos verdades enmascarándolas para que de ese modo resulte todavía más natural lo que se está mostrando sin mostrarlo. Y de esto mismo es de lo que hablaba un filósofo alemán del siglo XX llamado Martin Heidegger, de no obligar al ser a mostrarse, forzarle a que aparezca, sino que empleando el canal poético en su caso, se conseguía que el Ser no se cosificase o en palabras de él se torna óntico [hacerse ente u objeto y ya olvidar a lo ontológico, el Ser, obligándolo a exponerse]. 

Al yo le ocurre en mi modesta opinión lo mismo. Cuanto más quiere una persona exhibir el yo como tal, al descubierto, sin ese matiz del no decir, más artificioso o falso se vuelve aquel. Si queremos parecer algo que no somos, no estamos sino engañándonos a nosotros mismos. Con el arte esto resulta imposible paradójicamente. En el reino de la ambigüedad, salen a la luz desde el silencio las cualidades ocultas de lo que somos, el Ser inmutable en su preestructura. Se trata de ese carácter que nos define, pero que cuando intentamos manifestarlo a diario de manera brusca, la misión sale fallida. Después de todo es en el no decir, en lo que callamos donde se oculta la escurridiza aletheia [ser desoculto] la verdad. 

En este aspecto, Oriente está a años luz de Occidente. Heidegger comprendió esto tras leer textos del pensamiento oriental. Tal vez por eso en la quietud y silencio del arte se deja oír la identidad, el Ser, lo que nos hace únicos pero libres de egolatrías, fanfarronerías, pretender fingir ser alguien que no somos. La obra es siempre un espejo. Eso es algo que he aprendido, aunque a veces por motivos de bloqueo o negación, nos resistamos a mirar el parecido entre ella y nosotros/as. El arte nos abre a la espontaneidad y esta jamás es falsa.

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