Primera regla del conocimiento:
Duden ustedes de todas aquellas personas que presuman ante otros de saber mucho. Quienes realmente saben y conocen no precisan demostrarlo, salvo cuando sea necesario-oportuno.
Todas las cosas y seres humanos se muestran en su naturalidad cuando no destacan forzosamente, sino por sí mismas en el momento indicado. Todos los objetos y sujetos son en el contexto, y quien tanto se chulea de dominar una rama o habilidad, en otra situación bajará la cabeza avergonzado por no llamar la atención sobre el resto, o bien se callará para no destapar lo que el/ella realmente es en cierto ambiente. La belleza reside en su silencio. Cuando habla es porque se le pide.
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