domingo, 9 de octubre de 2022

De la felicidad

 Sea lo que sea la felicidad, únicamente puedo asociarla con la evasión y liberación de los conceptos. Una ausencia a la contra del pertenecer a la placentera-dolorosa existencia ¿por qué? pues porque cuando se es feliz no se piensa ni analiza el por qué. No hay intención, apego de ser feliz, como sí acontece con el placer, que al tiempo trae su contenido dolor. La felicidad es un morir agradable del deseo, y supone contentarse finalmente con la condición de uno. Trae consigo no pedir más, no exigir. Un detenerse en seco y olvidarse de ampliar-extender. La entrega a la eternidad del instante, como quien cierra los párpados cuando el sueño le convoca a descansar y relajar sus miembros. 


La felicidad debe emerger siempre de dentro como un agujero negro. La luz no debe escapar nuevamente, sino que debe quedar atrapada sin poder salir. Desde el momento en que se supera el "horizonte de sucesos" de separación-frontera ya aparece el pensamiento respecto de un objeto que le hace feliz. Entonces, al liberarse lo retenido, la felicidad pasa a ser conceptual y dependiente de las causas externas a sí misma. El fin en sí mismo que la caracteriza se transforma en un proceso de medios para llevarla a cabo. El fin se dibuja en la distancia siempre inalcanzable a causa de los elevados ideales pretendidos por el pensamiento y su análisis conceptual-reflexivo inagotable e inconformista. 



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