jueves, 28 de septiembre de 2017

MICRORRELATO

Cada instante de reunión con otros seres como él, suponían un auténtico reto. La angustia se apoderaba de su estado emotivo y nunca sabía cómo debía comportarse. Carecía casi por completo de la característica humana básica, expresada por el filósofo Aristóteles: la sociabilidad, el animal social. Le incomodaban las compañías. Nunca encajaba en el sutil juego de las normas sociales y cualquier clase de adaptación. 
Sin lugar a dudas, desbarataba los preceptos evolucionistas, dado que su deseo de supervivencia pendía de un hilo finísimo. No había descartado la plácida muerte como única salida de aquel infierno. Días en que sí y días que no. Siempre dudaba si atreverse a emprender el paso, adentrarse en la espesa e indolente negrura, y dar así por concluída su absurda obra. 

J.B.B

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