jueves, 28 de septiembre de 2017

LUCES Y SOMBRAS

Todo asunto estudiado alberga puntos fuertes y débiles. 

Filosóficamente hablando, la posmodernidad posee aspectos criticables, tales como el excesivo subjetivismo y contextualismo ultra-relativistas, a los que se le suma una desnaturalización radical, mediante una brutal condena de lo natural, y la demonización absoluta de las ciencias naturales y formales, por supuesto. 

Sin embargo, se nos olvida con demasiada frecuencia, que la posmodernidad surge por la insuficiencia del pensamiento moderno de ofrecer respuesta a ciertos problemas, habiendo infravalorado éste entre otras cosas los aspectos sociales, históricos, económicos, políticos, psicológicos, etc. Junto a ésto se encuentra el etnocentrismo colonialista, con voces y colectivos varios oprimidos bajo el discurso universalista de los países occidentales, y europeos especialmente.

La posmodernidad acertó al resaltar la importancia de los factores externos previamente señalados, así como los puntos locales/situacionales y semánticos (relativos al lenguaje y su significado en la circunstancia en que se enuncie) influyentes en cualquier investigación y elaboración de conocimiento, también acuñados con el término "contexto de descubrimiento" a manos del filósofo positivista  Hans Reichenbach, con la equivocación por parte del mismo de separar dichos elementos de la metodología, hipótesis, procedimientos lógicos empleados, etc. 

La modernidad, de miras objetivas y universales, no es perfecta ni mucho menos. La deriva "todovalista" (todo vale) libremente interpretativa por completo (las opiniones son igual de válidas, sin importar lo que se apoye) de la posmodernidad, tampoco. No obstante, como he mencionado ahora y en anteriores ocasiones, existen apartados rescatables de cada una de ellas.

J.B.B 

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