lunes, 12 de febrero de 2018

MICRORRELATO

MICRORRELATO

Nunca he sabido bien quién soy, pero en este momento lo tengo menos claro todavía. Noto cómo si todo se borrase, tal que si hubiese apretado la tecla "suprimir" en el relato publicado en la pantalla existencial.

La confusión se ha convertido en la palabra predominante. Me persigue por las esquinas cuando salgo a comprar pan, al despegar los párpados de las sábanas, untando las tostadas con confitura de fresa, escuchando esa canción ochentera en la emisora local, bajo los chorros de la alcachofa en el momento de la ducha...

Las jodidas 24 horas de la jornada me siento acosado por la extrañeza. No se aparta de mi lado, imitando a un compañero perruno fiel, o un enjambre de abejas al acecho de cualquier mancha de miel. Fijaos en esos espejos en las tiendas de ropa, y que decoran las paredes del domicilo particular. Tampoco se rinden en la tarea de mostrarme una extraña réplica, copia mía.

No obstante, la persona reflejada en el vidrio me resulta desconocida. Si se medita bien, ésta nada más que es un constructo del recuerdo. En otras palabras, lo que éste (el recuerdo), a manos de sujetos externos, ha decidido que deba ser.

"Deba" !!!cómo detesto ese verbo¡¡¡ Me revuelve las tripas, y entras ganas de echar el desayuno. Los restos del esponjoso pan cubierto de mermelada ácida, y blanca nata de ese cortado natural bien cargado de cafeína, el cuál me serví para comprobar si era capaz de confeccionar algunas líneas escritas en mi móvil, después de casi una semana padeciendo un estreñimiento creativo.

Me sitúo delante del frágil cristal del espejo, y le lanzo una incómoda pregunta a ese otro yo espectral, plasmado al otro lado:

-¿Acaso alguien te permitió alguna vez elegir cómo querías ser? !!!Maldita sociedad¡¡¡, grito

Al cuerno con sus hipócritas normas, y discurso de la adaptación, cuyas consecuencias son el sacrificio de la autoestima del individuo; su autoimagen completamente estropeada, sucia, desecha, asqueada de sí, y rodeada de moscas. Un autoconcepto similar a esos excrementos de perro, los cuáles mis desgastados zapatos pisaron en la acera ayer, mientras daba un paseo por mi calle.

J.B.B

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