sábado, 5 de abril de 2014

La naturaleza humana, idea de progreso moral y evolución. Recuperación del spinozismo

En primer lugar, quisiera comentar que este escrito mantiene el conglomerado de las ideas del filósofo Spinoza sobre la materialidad o realidad física- inmanencia, el conatus o deseo de preservación de la vida, los modos en el universo relacionados, la suma de potencias, y el concepto de naturaleza humana donde la razón es natural también como causa de sí misma de forma inmanente. La teoría darwinista creo que habría sido aceptada también por el autor,  puesto que refuerza el argumento naturalista de la conexión de los modos finitos partes del gran Universo, opuesta al antropocentrismo de enfoques posteriores . 

En mi opinión fuera de cualquier ámbito/aspecto metafísico, sobrenatural y concepciones antropocentricas (el ser humano visto como el centro de todo). Es decir, de forma inmanente, materialmente se da la existencia de una <<naturaleza humana viva>>, puesto que somos organismos vivos. Dicha naturaleza humana se halla conectada con las demás <<naturalezas vivas>> de los animales no humanos, vegetales... y que junto a la especie humana han variado sus características físicas, cambiado a lo largo del tiempo, adaptándose a las condiciones del entorno para garantizar su supervivencia futura. Luego son producto de una evolución, un proceso natural, compartiendo ese orígen biológico natural, formando una continuidad con ellas. 

¿Por qué tanto temor o negación entonces a definirnos los animales humanos como una especie natural más con una cultura, un aprendizaje social, pero que es social por naturaleza? 

Somos animales sociales, poseemos una <<sociabilidad natural>> igual que el resto de animales, con una dependencia, necesitamos relacionarnos entre los miembros de la especie, una manada para sobrevivir. Lo que sucede es que nos hemos separado demasiado del medio natural, desvinculad@s, creyendo que podemos dominarlo, conquistarlo, explotarlo e incluso destruirlo al tomarnos como seres separados de él, en lugar de percatarnos que constituimos una especie más en la naturaleza. Si nos diésemos cuenta de nuestra identidad de especie probablemente nos uniríamos, cooperaríamos, ayudaríamos. 

Se abre aquí una gran posibilidad, puesto que podríamos reconocernos en los otros miembros de la propia especie y las ajenas, en los árboles, las plantas, los grandes y pequeños ecosistemas... cuidándolos. Cabe la vía de orientarnos, educarnos, reflexionando críticamente, activamente, gracias a las <<capacidades emocionales-racionales>>> que a la par nos ha permitido adquirir la evolución, en aras de que subsista no sólo la especie humana, sino la totalidad de especies que comprenden la vida del planeta que habitamos. 

En este punto sí resulta viable mencionar la idea de un progreso moral, debido a que mejoramos solidariamente, empáticamente, cualitativamente, valorativamente. En otras palabras moralmente, al conservarnos y no destruirnos entre nosotr@s, así como concienciarnos para proteger al resto de seres vivos, cooperando para su defensa, preservación, no extinción. Se admite de este modo una naturaleza de carácter universal, común a todas las especies. La educación se convierte entonces en el vehículo que lograría este anti- antropocentrismo planteado aquí, potenciando un fondo de solidaridad entre especies, descubriendo que todas conforman un modo finito más dentro del universo, el cosmos infinito.

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