viernes, 5 de enero de 2018

LOS RECUERDOS: BASE DE LA CONCIENCIA

En el siguiente escrito, me dedicaré a exponer brevemente de qué manera los recuerdos comprenden la sustancia generadora de la conciencia humana, y su posible aplicación en los no tan futuros ya organismos cibernéticos.

A primera vista, podría lucir descabellado inferir que los recuerdos constituyen la esencia del alma humana. Sin embargo, registrando fuentes en la historia de la filosofía, advertimos cómo el filósofo Platón mencionó en su día que: "conocer es recordar". En otras palabras, recordar es lo que posibilita tomar conciencia de la propia existencia, conocer. Siglos más tarde, René Descartes intuía lo siguiente: Dudo, luego no dudo de que dudo, por lo que se que pienso, y por lo tanto estoy seguro de que existo/soy. Cambiando el principio de la máxima cartesiana, yo añadiría- "Recuerdo, luego se que soy/existo". El motivo, es que a mi entender no cabe la duda acerca del recuerdo. Aunque éste fuese falso, nos afecta igualmente.

Pese a que se cuestione el hilo de la memoria, no deja de resultar éste, por erróneo que fuese, el desencadenante del despertar del sueño indoloro a la realidad sufriente. Los pedazos, fragmentos de tiempo acaecidos son los responsables de que nos embriaguen sentimientos de felicidad, y su polo opuesto.

En la obra de Peter Pan se los llamaba, en el caso del goce, "pensamientos alegres", que responden a ráfagas temporales, vivencias pasadas, flash backs. Los mencionados destellos son de naturaleza trascendental, en tanto que permitían a éste (Peter) romper la gravedad y elevarse sobre el aire, flotar. Además, esta capacidad de recuperar instantes placenteros causantes del vuelo, le hacía jactárse de que él, y no otro personaje del cuento es Peter Pan, dejando muy clara su negativa a crecer y abandonar "El País de Nunca Jamás".

Probablemente, el pasado muera conforme fugazmente sucede, sin vuelta de hoja. No obstante, albergamos impresiones de que en ausencia del mismo no cabría el percatamiento acerca de que habitamos un tiempo presente. Hipotéticamente, libres de lo pretérito caeríamos indefinidamente en un angustiante precipicio, lapsus, olvido absolutamente impedidor de labrarse el individuo identidad alguna.

Ello obedecería a que la persona ni siquiera guardaría conexión lógica para retener información de lo sucedido hace milésimas de segundos, puesto que dichos acontecimientos quedarían suprimidos en un santiamén. Esta terrible circunstancia incluso nos privaría de los sueños. Los sueños, todos ellos se fabrican con pasajes vitales, los lúcidos y los bloqueados/reprimidos.

J.B.B

No hay comentarios:

Publicar un comentario