martes, 7 de marzo de 2023

Del amor y el yo

Esta mañana durante un paseo me fijé en la relación intrínseca entre el enamoramiento, el arte y la naturaleza. Nos atrae la belleza de alguien como nos fascina la observación de una colorida amapola y un cuadro o escultura que evoquen hermosura. 

La pregunta que se me dibuja es ¿no nos enamoramos de algo propio? Si nos atrapa alguien, no es que estamos siendo atrapados por nuestra propia impresión y gustos? ¿qué tanto tiene de otro o diferente lo que se ama? Si realmente fuese distinto no debería haber indiferencia? 

Lo otro tal vez no es sino una construcción que realizamos para desembarazarnos de la desagradable idea de amarnos a nosotros mismos tan consciente y explícitamente ¿o no?  De ser cierto que nos hechiza algo que es distinto al criterio de uno/a, deberíamos sorprendernos de esa magia y hasta sentir miedo o rechazo de que sea algo extraño o bien que se le escapa a nuestro yo. 

En fin. Pensamientos que caminan por mi mente mientras deambulo por las aceras a las puertas de la primavera. Los que practicaban este hábito de reflexionar mientras se movían eran los filósofos peripatéticos, pero ciertamente en el desplazamiento corporal las ideas danzan mucho mejor que en la quietud. Después de todo, las ideas y los afectos están entretejidos entre sí como posiblemente lo esté el amor y eso que denominamos yo. 


Escultura de Clio’s Dream”, bronce, pátina azul, 2020

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