lunes, 13 de marzo de 2023

De la espesura y la hondura

Esta es una meditación que me sobrevino un día en que mi mente estaba espesa, nublada y sin embargo, lo que escribí, sorpresivamente, me sonó hondo. Tal vez, lo profundo es como la niebla y por eso debemos nivelarnos en confusión para evocar dicho estado. Del delirio e incluso las fiebres habrá emergido lo humano de lo no humano. 

A lo mejor, la perplejidad y la incertidumbre es la que engendra el abismo por el que miramos y nos inspiramos de nuestra propia oscuridad. Uno precisa convertirse en sombra para advertir lo que no es luz.  Probablemente, deberíamos apreciar los instantes de velo, caída y zambullida en las tinieblas y condición difusa del entendimiento. Podría ser que cuando la claridad queda bloqueada el corazón se atreva a confesar lo que la mente lógica y conceptual teme espejarse.

 A fin de cuentas, la inmensidad de la música está en la indefinición en comparación con la palabra. Lo indecible de uno bien cabe que exprese lo que jamás podría pronunciarse, análogo a un estado de ebriedad en que la sinceridad brota del interior alcanzando las primitivas y enterradas raíces del Ser, identidad o compendio de cualidades que nos definen como ser humano sui generis, particular en su especie cual piedra en el camino que trazamos con nuestro andar existencial. Nunca ninguna es idéntica a la otra. 


Pintura del artista William Turner titulada "Sombra y oscuridad" [1843] y que representa en su nada de claridad la situación de nublamiento y extrañamiento de la que nace lo profundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario